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—Agarra bien el carbón, que no debe caer ni uno al suelo.
A Jungkook le mandaron a acarrear un balde lleno de carbón y otro vacío ese sábado. Delante de él iba su abuelo con algo en sus manos. A este se le veía ofuscado en algo, pues tenía la cabeza gacha y no dijo ni una sílaba más durante esos cinco minutos de recorrido hacia la vacada tras la verja.
—Deja ese balde afuera de la verja —se refirió al que estaba colmado de carbones—. No lo ocuparemos hoy, pero el otro sí.
Jungkook asintió quedo y dejó el balde de metal sobre las hierbas. Se sacudió las polvorientas manos en los pantalones y le volvió a seguir el paso al mayor. Nonno estaba arremangándose para lo que sería la preparación prevista a su labor.
—Qué... —el chico se aclaró la garganta con cierto encogimiento— ¿Qué vamos a hacer?
—Nos ocuparemos de las vacas —respondió con su áspera y rasposa voz—. ¿Ves esa silla de allá? —le apuntó a un viejo y bajo taburete de madera a unos pocos metros de ellos— Atraeremos una vaca hasta allí y tú pondrás el balde por debajo de las ubres. Yo me ocuparé de ordeñarla para que aprendas viendo.
Jungkook solo asintió.
Hicieron como tal: alistaron a una vaca, el anciano se acomodó en el taburete, Jungkook depositó el balde chirriante bajo el animal y se sentó de piernas cruzadas al lado de su abuelo, jugueteando inquieto e intranquilo con sus dedos. No tenía ganas de ver cómo su abuelo apretaba las ubres de una vaca, pero permaneció ahí por pura curiosidad.
Habrían pasado unos seis u ocho minutos cuando Jungkook le rogó que parase repentinamente.
—¿Y a ti qué mosco te picó? —el hombre se había enfadado.
—Mírala. Creo que está sangrando...
Nonno frunció el ceño, se asomó a verle las mamas hinchadas del animal y maldijo en alto.
—¡Un carajo...! —tiró al césped su sombrero de pajas con notable frustración— Ya no sirve.
¿Ya no sirve? ¿Qué significaba ello?
—¿Cómo...?
—Vete preparando y anda al gallinero, ¿quieres? —se paró del taburete y buscó algo entre los bolsillos de su antaño chaleco de lana.
Jungkook cedió. Tenía una idea de lo que posiblemente sucedería en cosa de minutos, por lo que se sintió empequeñecer y acobardarse en cierto modo. Se encaminó a la verja sin mirar atrás y corrió al percibir un ligero ajetreo de zancadas por los pastos.
—Oh, Dios. Oh, Dios —repetía cubriendo su boca para no dejar caer su mandíbula de la impresión. Los ojos se le empezaban a escocer por las lágrimas que le surgieron de golpe y se apresuró a esconderse en el gallinero.
Al arribar al sitio, cerró bien la puerta y se dirigió al fondo, donde yacían gallinas empollando lejos del desorden de las otras. Se dejó hundir hasta llenar sus pantalones de heno. El sonido que emitían insistentemente las gallinas le tranquilizó extrañamente, pero lo agradeció desde sus adentros porque así no se concentraría en los mugidos sin esperanza de la vacada tras las verjas delgadas.
Los pares de minutos continuaron hasta que Jungkook los sintió detenerse en seco cuando la puerta del gallinero se abrió.
—Ah —se le escuchó suspirar y cerrar con pestillo la puerta—, qué fastidio —Nonno se echó los pocos cabellos hacia atrás y arrugó el entrecejo—. ¿Jungkook? —alzó la voz, dándole escalofríos al muchacho, quien se puso de pie al instante como por obra de intimidación mezclada con alarma— ¿Qué hacías ahí? ¿Estabas empollando tus huevos? —se rió de su propio chiste e invitó al chiquillo a aproximarse.

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del cuero • taekook
Fanfiction" Jungkook y la teoría del veganismo. Jungkook y la teoría del cuero... " Donde las costumbres se arraigan a las raíces y tus venas se enferman por culpa de tu cabeza. Donde una familia forja un lazo inexpugnable, y un chico se sale del margen. D...