30. El ÁNGEL DE LA MUERTE

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El ÁNGEL DE LA MUERTE...

Soy el Ángel de la muerte, un ser solitario que no es incluido en los asuntos del reino celestial, soy un ángel temido por mi apariencia… Quizás el más rechazado por los demás, cierto día me encontraba vagando en uno de los rincones del reino y presencié una escena que me cambio la vida totalmente, desde ahí no volví a ser el mismo.

Encontré a Lucifer de rodillas con sus hermosos ojos en blanco, delante de él había un querubín cuya belleza no era comparada con ningún ser de Luz. "Que rayos está pasando" pensé muy seriamente en ese momento, aún no podía creer que un simple querubín pusiera sus manos sobre uno de los generales más fuertes del ejército de la luz, mi deber por supuesto fue intervenir y salvar a Lucifer de aquel personaje misterioso, pero mi cuerpo fue paralizado completamente, no tenía control sobre el y caí de rodillas, mi rostro fue descubierto, un rostro que jamás mostré ante los demás por miedo al rechazo.

-No te metas en mis asuntos- puede escuchar esa voz tan fría como un bloque de hielo, por primera vez el miedo recorrió todo mi cuerpo. Levanté mi rostro descubierto y vi a ese hermoso y brillante querubín. Ese ser de luz me miró con mucha frialdad cómo si me estuviera estudiando, ese día por alguna razón tenía tanto miedo de ser juzgado por el, quería ocultar este feo rostro, pero el poco a poco se acercó y se arrodilló frente de mi.

-Azrael el famoso arcángel de la muerte, un ser tan solitario, sin amigos y con mucho temor de ser rechazado.

"!Maldición, vio a través de mi¡" Pensé muy sorprendido y con miedo, pero sorprendentemente puso su mano sobre mi cabeza, cómo si estuviera acariciando un cachorro mostrando una sonrisa amable que podía derretir a un témpano de hielo.

-Me agradan los perdidos y olvidados, los excéntricos o solitarios, generalmente estos individuos poseen las más hermosas almas... Cómo la tuya arcángel Azrael.

Ese día alguien vio lo valioso que era y me sentí bien al ser notado, quizás... Solo quizás podría tener un amigo. Desde ese momento en que presencié todo; Lucifer no volvió a ser el mismo, sabía que ese ser misterioso estaba detrás de todo eso, pero nunca lo acuse, decidí seguir sus movimientos, pronto hubo una batalla en el Reino celestial, el arcángel favorito del supremo se reveló llevándose consigo gran parte de los ángeles, generando caos y destrucción, yo miraba todo desde un lado y note al misterioso personaje con una gran fuerza que jamás vi, luchando sin mayor esfuerzo con el ejército de luz liderado por Miguel, en ese momento mientras el luchaba me miró con una sonrisa, yo quedé ahí paralizado y entendí todo. Este reino no es mi lugar. Al terminar la batalla el gran supremo castigo a los rebeldes expulsándolos al Inframundo, supe que si no daba el paso nunca se me daría otra oportunidad, antes de que ese ser abandonará el reino lo seguí.

-¿Por qué me sigues?

- Quiero seguirlo, permítame estar a tu lado.

-Eres la creación del supremo, ¿Lo traicionaras así nada mas?

-Usted lo dijo, soy un arcángel olvidado, solo quiero seguir a quien me reconoció por primera vez.

-¿Quien eres?- quedé sorprendido por aquella pregunta; no entendía nada.

-Soy Azrael.

-¿Te pregunté quién eres?- Yo sonreí, capte su pregunta, me arrodille y desde lo más profundo de mi corazón respondí:

-Yo soy Azrael, el Ángel de la Muerte… Yo no soy hermoso de la manera que lo es Miguel o Lucifer, ni tengo una corona de luz. Mis alas no son tan ligeras como el aire, ni son translúcidas como las de Rafael. Yo soy el ángel más oscuro. Yo eclipso todo aquello que sea luz. Mis ojos son un mar negro profundo chispeado de vez en cuando como una amatista, ¿todavía hay alguno que puede mirarme? … Mi capa es tan negra como el cielo nocturno sin estrellas. El contorno de mi forma es como un gigante, alas del cuervo con las que, cuando las despliego, hago desmayar a otros ángeles. … Cuando mis alas se extienden totalmente, toda la luz se extingue excepto para la corona pálida azul que es mi vida y sirve para idear mi forma contra las sombras. Yo soy el eclipse de toda la vida… ¡Yo soy el que la mayoría temió entre todas las eras, todavía no el más temeroso! … Yo soy el proveedor y recolector de almas, recogiendo mi cosecha a lo largo del universo y sembrando las semillas de cada uno que se marchitó como una flor hacia otras tierras. Yo soy el Otoño de la Creación, y el Crepúsculo del Tiempo. Yo uno dos extremos en el desempeño de mi propósito, haciendo que cada espíritu llegue al extremo correcto, y que aquellos que están perdidos entre los mundos, encuentren la manera de reunirse con sus familiares.

-Muy bien Azrael, dame tu mano- extendí mi mano hacia la de el y me ayudó a levantarme.

-Llámame ASTAROTH, bienvenido a mi Hades, desde ahora tu vida no será aburrida, allí no serás olvidado, allí podrás ser tu, sin ser juzgado, tendrás trabajo por hacer, por el momento quédate aquí en el Reino celestial, muy pronto te daré instrucciones - aquel querubín cambio su apariencia... Una hermosa aparecía jamás vista.

-Mi señor espere... ¿Por qué confía en mí tan rápido, no teme que lo traicione?

-No lo harás, por eso has sido elegido, no te obligue a nada, estás aquí porque es lo que tú ser desea... Nos veremos pronto Arcángel de la muerte.

Ese día cambio todo para mí, mi lealtad por el es infinita, desde el primer momento en que lo vi lo supe, yo sigo a mi señor, el gran ASTAROTH y por fin pude pertenecer a una familia, somos los rechazados y olvidados, somos las ovejas negras, somos aquellos individuos con almas hermosas...



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