Capítulo 6

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El celular vibró dentro del bolsillo de la cazadora de Mara pero, ella no lo sintió y tampoco lo haría hasta que terminara el entrenamiento. Después de lo ocurrido en el parque junto a Lía, no habían vuelto a hablar. No se sentía capas aún de cruzar palabras y de todas formas, la otra chica tampoco daba muestras de querer llamarla. ¿Y cómo querría hablarle, si después de aquel beso, Mara salió corriendo como si hubiera visto un monstruo? ¿Acaso no fue así? ¿Cómo le iba a explicar a Lía que tuvo una visión cósmicamente aterradora? No, jamás le contaría eso. Prefería mentirle, darle alguna excusa vaga en vez de decirle ese tipo de cosas. Si es que volvía a saber de ella.

Habían pasado tres días desde lo del parque y Mara solo se había enfocado en sus estudios y sobre todo en los entrenamientos. Faltaba menos de una semana para el torneo donde, finalmente se sabría si podría ser la sucesora del Gran Maestro o no. Debía enfocarse, estar atenta, concentrada en sus movimientos y sentimientos pero, a pesar de todo lo que se podía esforzar, a veces igualmente se veía mirando la pantalla de su celular en busca de algún mensaje. Al no hallar alguno, descartaba la idea y volvía a sus quehaceres. Al menos estos le mantenían la cabeza ocupada.

Después del entrenamiento, de un sin número de golpes en el cuerpo y una larga ducha, Mara se dispuso a volver a casa. Cuando sacó el celular del bolsillo para ver la hora se encontró con una llamada perdida y un corto mensaje:

"Hola... Estas bien?"

¿Podía ser más simple pero, a la vez, enormemente complicado un mensaje como ese? ¿Qué se suponía que le iba a escribir de respuesta ante eso? O mejor dicho ¿Qué se suponía que Lía quería que le respondiera? Si hubiera sido Mara la del mensaje, claramente sería literal. Ella querría saber si estaba bien de verdad o no. En cambio Lía era de la clase de persona que dice una cosa pero, piensa o espera otra. <<Pensaré algo de camino a casa>>. Tomó su bolso y abandonó la Gran Casa de los Caballeros.

Cuando estaba buscando la llave para abrir la puerta de entrada de su casa, sintió que su celular vibraba. Lo sacó y vio que se trataba de Lía llamando. Ya no podía huir más de la situación, así que con un gran suspiro para tomar valor, contestó la llamada.

— ¿Hola? ¿Mara? Soy Lía...

— Hola... ¿Cómo... cómo estás?

— Bien... ¿Y tú?

— Bien también...

Silencio, el sol lanzando los últimos rayos de tarde, un insecto volando a contra luz con rumbo desconocido.

— Yo...

— Mara... quiero que me perdones...

— ¿Cómo?

— No debí presionarte en el parque, sé que debes estar molesta conmigo. Es que a veces puedo ser muy insistente. Soy tan tonta...

— ¡No! No, no lo eres, de verdad... discúlpame tú.

— No, yo lo hice mal. Debí darte tu espacio, tu tiempo.

Un auto pasando por la calle, un niño en bicicleta en sentido contrario, Mara sentándose en la entrada de su casa.

— Lía, de verdad, no te sientas mal... no estoy enojada.

— ¿De verdad? Pero, aun así, lo siento mucho. Te prometo que las cosas serán más lentas ahora. ¿Ya? Estoy acostumbrada a hacer las cosas a mi modo. Pero, tú eres tú, y eso me gusta, sólo que olvidé que no eres como yo... y de verdad quería tanto darte ese be... lo siento, te volví a incomodar.

Una leve sonrisa de medio lado.

— Tranquila, si te hace sentir mejor, no tengo nada que disculpar. ¿Bueno? Pero, tampoco me molestaría que fuéramos más lento.

La heroína de IshtarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora