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Ya eran la 1 am, Louis, a las 3 horas de chistes y anécdotas raras, se quedó dormidito como un bebé en mi hombro.

Nos quedaban unas 4-5 horas para llegar a Chicago. Llevaba tiempo intentándolo pero no era capaz de dormir. Todo el avión estaba en silencio, con todas las luces apagadas excepto una que otra pequeñita del suelo para no perder el camino. Supongo que cuando lleguemos a nuestro destino, todos estarán igual durmiendo.

Me aburría mucho, así que decidí ir a la pequeña cocina. Sí, tiene una cocina. Levanté con muchísimo cuidado la cabeza de Louis y le di una almohada.

Cuando el mismo se colocó, me levanté, intentando no hacer ruido, y cuando estaba casi en la cocina choqué contra algo. O mejor dicho, alguien. Se encendió la pequeña luz de esta parte del avión dejándome ver a Niall con un yogur tirado por su camiseta.

-Dios mío, lo siento mucho Niall, déjame limpiarte.- cerré la puerta de la cocina y cogí unos paños.

-No, no importa, ya conseguiré algo.- contestó él frío, ¿qué le pasa ahora?

-Estamos en un avión, ¿de dónde pretendes conseguir "algo"?- se quedó callado. Cogí de nuevo el paño y me apartó.- ¿Qué coño te pasa?

-¿Qué que me pasa? No me pasa absolutamente nada.- soltó enfadado y se fue.

Me quedé quieta, helada. No sé que le puede pasar pero me hace sentir fatal. Lo mejor es que me vaya a mí asiento e intente dormir.

[ ... ]

-Ariadna, despierta por favor, tengo que hablar contigo...Ariadna...- hice un ruído raro y me giré hacia en otro lado para seguir durmiendo.- Por favor Ari...

En cuanto reconocí su voz me giré, no sé por qué le hago caso, debería estar muy enfadada con él.

-¿Qué quieres?- espero haber sonado enfadada.

-Puedes venir de nuevo a la cocina, por favor...

Me levanté lentamente y seguí a el rubio. Me dejó pasar delante de él y cerró la puerta. No encendió la luz, pero gracias a una pequeña claraboya podía distinguir perfectamente sus ojos, sus labios...

-Perdón, perdón por lo de antes, estaba enfadado y...- en ese momento me fijé en que estaba sin camiseta, su torso se veía perfecto...- Ariadna, ¿me escuchas?

-Sí, sí... Te escucho... ¿Por qué estabas enfadado?

-Pues...

-¡Tengo un hambre que me comería hasta un pingüino!- entró Louis en la cocina. Qué oportuno.- ¿Qué hacéis?

-Nada, justo cuadramos los dos tomando un vaso de leche.- mintió Niall. No sé por qué lo hacía, pero mejor no preguntar.

-Claro...¿Y el vaso?- nos pilló. Niall ya no sabía que responder.

-Lo ibamos a coger ahora.- le seguí el juego. Niall me miró con picardía y yo le devolví el gesto.

-Ah, bueno, pues apura y vente rápido que eres buena almohada.- dijo Louis mientras salía con unas cuantas bolsas de patatas y chocolate.

-Ja,ja muy gracioso.- reí sarcástica.

Ahora ya volvíamos a estar solos. El silencio fue interrumpido por el piloto del avión avisando del aterrizaje.

-Debemos volver.

-Estoy de acuerdo.- me giré para irme pero Niall me agarro, devolviéndome a mí postura inicial y me abrazó.- Perdón otra vez.

-No pasa nada, todo arreglado.- le dije y nos fuimos cada uno a su asiento.

Hola Chicago, ¿qué nos espera?

A long way from the playground.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora