Aslan...

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Aslan...

Cuando la bruja por fin se detuvo. Sarah y Edmund se tiraron en la tierra. Sentía varios susurros a su alrededor y como el enano le dio varios puntapiés. Como un lobo vino y le informo de algo a la bruja. Pero aunque quisiera escuchar, estaba demasiado cansada y quería aprovechar todo los segundos. Sintió como fue levantada rudamente. El enano la apoyo en un árbol y la amarro. Al parecer igual que a Edmund.

-Prepara a las victimas...-Dijo la bruja y Sarah comenzó a hiperventilar de miedo y el pavor le recorrió todo su cuerpo. Quería luchar, pero estaba demasiado cansada.

El enano le desabotono el abrigo a Sarah y se lo quito y después en acto seguido le clavo algo en el estómago para después sacarlo. Era un cuchillo y sin más se desmayó, no sin antes ver que Edmund estaba igual que ella pero él no había sido apuñalado y varias personas estaban alrededor de él, que después se dirigieron a ella.

Entonces centauros y unicornios, venados y pájaros (Que eran el equipo que Aslan había enviado por ellos) todos regresaron a la Mesa de Piedra llevando a Edmund y Sarah con ellos.

Al día siguiente, Sarah despertó y pudo notar como tenía una venda en su estómago. Entonces recordó el día anterior. Se levantó con demasiada parsimonia y salió a caminar. Un campamento se veía y vio a los hermanos Pevensie (completos, con Edmund incluido) hablar entre sí. Y pudo notar como la bruja estaba enfrente de un león que al parecer seria Aslan...

De repente todos se dispersaron y ella (como pudo, porque su estómago le dolía todavía) camino hacia los hermanos Pevensie, Lucy estaba llorando y había una tensión muy fuerte que Sarah pudo notar...

-Pueden volver -dijo de repente Aslan-. He arreglado este asunto. Ella renuncia a reclamar la sangre de Edmund.

Y entonces Sarah pudo notar lo que había pasado...

En la cumbre de la colina se escuchó un ruido como si todos hubieran estado con la respiración contenida y ahora comenzaran a respirar nuevamente, y luego el murmullo de una conversación. Los presentes empezaron a acercarse al trono de Aslan.

La Bruja ya se daba vuelta para alejarse de allí con una expresión de feroz alegría en el rostro, cuando de pronto se detuvo y dijo:

- ¿Cómo sabré que la promesa será cumplida?

- ¡Grrrr! -gruñó Aslan, levantándose de su trono. Su boca se abrió más y más grande y el gruñido creció y creció. La Bruja, después de mirarlo por un instante con sus labios entreabiertos, recogió sus largas faldas y corrió para salvar su vida.

Aslan vio a Sarah y así en viceversa. Después de un rato le pidió que se acercara...

-Nunca pensé ver a un miembro de la familia Saint-Clair en carne y hueso...- Susurro Aslan con una sonrisa...

-¿Disculpe? No entiendo nada su majestad...¿Cómo usted sabe mi nombre?

-¡Oh, niña! ¿No sabes lo que significa tu apellido cierto?

-Perdone usted mi ignorancia, pero lamentablemente no...

-Igual que tu padre cariño.-Le dijo para después irse.- Igual que tu padre...

Aslan se fue, dejando a Sarah con demasiada confusión...pero sin más volvió a su cabaña, a dormir de nuevo...

Despertó en medio de la noche, gritos y susurros se escuchaban. Salió de su tienda y vio como Lucy y Susan estaban ocultadas en un arbusto, observando algo, se les veía que estaban llorando. Y Sarah, sin más, con parsimonia e intentando no hacer ningún ruido, se acercó.

-¡Lo han matado, lo han matado!- Sollozaba fuertemente Lucy. Sarah solo se quedó en silencio y las siguió cuando fueron a la cima de la colina...

En la colina, Sarah pudo divisar el contorno de un gran león muerto y atado. Aslan...

Por alguna razón, Sarah lloro fuertemente, la visión que tenía enfrente de ella, era horrorosa, espantosa y terrible. Le provoco una tristeza terrible e hiperventilaba mientras lloraba...

Lucy y Susan besaron al León y se arrodillaron en el pasto para tocar su linda y helada piel. Le habían cortado el cabello, la melena. Sarah, sin más, corrió hacia ellas, para abrazar al León y llorar con ellas...Se abrazaron las tres y lloraron más... Un silencio amargo y solitario se hizo presente. Pero fue interrumpido por Lucy que dijo:

-No soporto mirar ese horrible bozal. ¿Podremos quitárselo?

Trataron. Después de mucho esfuerzo (porque sus manos estaban heladas y era ya la hora más oscura de la noche) lo lograron. Cuando vieron su cara sin las amarras, estallaron otra vez en llanto. Lo besaron, le limpiaron la sangre y los espumarajos lo mejor que pudieron.

Despues de un rato trataron de quitarle las terribles ataduras, pero los enemigos las habían apretado demasiado.

Las Crónicas De Narnia: El León, la Bruja, El Ropero y la NiñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora