『Capítulo 49』

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Chicos, este es un capítulo especial. Espero que les guste y que lo comenten lo más que puedan. Gracias por acompañarme en este camino y darle ida a esta maravillosa historia. Sin dar más vueltas, los dejo leer. 

La autora. 


—¡No me digas! —exclama mi papá mientras nos mira por el retrovisor del automóvil.

Yael ríe y asiente con la cabeza feliz, y yo solamente me encojo de hombros mientras rio recordando lo que hicimos en nuestra última noche en Bariloche.

—¡Es verdad Señor Hugo, después tuvimos que salir corriendo por el hotel porque sino nos iba a atrapar! —cuenta mi amiga mientras ríe con sorna y le cuenta a mi papá el cual ríe al imaginarse la situación.

La cosa fue más o menos así...

Eran las 03:50 cuando sentí que estábamos en un terremoto, lo cual me asustó y abrí los ojos como si fuera un búho. Recuerdo que mi corazón resonó fuerte en mi pecho mientras escuchaba muy a lo lejos que me decían que me despierte. Por un momento me costó divisar a mi mejor amiga la cual estaba vestida y mirándome con una sonrisa en el rostro.

En ese momento no entendí lo que pasaba: —¿qué ocurre? —cuestioné con voz ronca mientras me frotaba los ojos y miraba que las demás chicas estaban durmiendo en sus camas de la habitación de hotel, salvo una chica cuya cama estaba vacía.

—Shhh —dice mi amiga mientras pone su dedo índice sobre sus labios y chista para que yo no despierte a nuestras compañeras de habitación las cuales roncan como demonios. —Vístete, acabo de ver a una chica salir de la habitación.

Yo me encogí de ojos como diciendo que no me interesaba, y Yael me convenció mencionando que todo el hotel estaba yendo a una habitación porque parece que está pasando algo.

Pasados unos segundos decidí levantarme y acompañarla por el hotel, y era cierto. Parecía que todos estaban despiertos y estaban por subir a la habitación 109 porque estaba pasando algo jugoso.

Y bueno... que decir. Luego de ver a como unas cien personas y entre ellas a mis compañeros de instituto subir por las escaleras se despertó en mí el instinto de curiosidad.

Yael me miró con una sonrisa y me dijo por lo bajo: —allí viene Roxy— yo miré de reojo y la veo subir las escaleras unos escalones bajo nosotras muy confundida. Yo me encogí de hombros y en ese momento pensé que lo que pasaba debería ser muy jugoso como para que todo un hotel vaya a verlo.

Y entonces llegamos, el salón 109 era justo el que estaba frente al de Seb y Jordi. Me encontré con mi hermano y su amigo y les pregunté qué pasaba y porqué él estaba esperando fuera de la habitación con un par de guantes de látex y grabando con su teléfono móvil.

—Ya lo verás por ti misma —me respondió entre risas y luego me pidió que le sostengamos unos tubos de ensayo que tenía en los bolsillos. En ese momento por el sueño que tenía, sumado a la confusión del asunto no le di importancia al hecho de tener tubos de ensayo en mis manos.

Todos los reunidos miramos con curiosidad la puerta mientras especulamos sobre lo que estaría pasando. Escuché que algunos dijeron que tal vez habían robado algo o que habían subido un ternero a la habitación, es decir una vaca bebé. Pero todo parecía rebuscado, aunque yo adherí a la hipótesis de que habían metido un marciano, solo porque la idea me resultaba divertida y jugosa. Hubiera sido divertido ver salir un marciano verde y ojón de la habitación.

Pasados unos segundos se escuchó un grito masculino y luego uno femenino bastante agudo, como esos gritos de películas de terror. Yo miré asustada la puerta cuando se escucharon los pasos acercarse a esta. En ese momento pasó lo inimaginado.

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