『Capítulo 29』

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No puede ser.

No puedo creerlo.

No es real.

Oh por Dios.

¡Es real!

Acallo un grito de alegría mientras sostengo la nota entre mis dedos y repaso cada palabra con mucho cuidado. Sigo el contorno de cada línea delicadamente trazada convenciendome de que es real.

Jordi, me ha invitado a una cita.

¡Me ha invitado a una cita!

Todavía no lo asimilo. Doy un brinquito emocionada y corro a mi habitación encerrandome en ella y dejando reposar mi espalda en la fría madera, a la vez que siento los latidos frenéticos de mi corazón que intenta salir de mi caja torácica.

Siento que los vasos sanguíneos de mi rostro se dilatan y dejan correr la sangre, que colorean mis mejillas en un violeanto sonrojo al recordar el momento en el que él se acercó a mi, intentó hablarme pero mi hermano tuvo que llevárselo. Ese papel que traía en las manos temblorosas había terminado en el suelo, y él me había visto, aunque temeroso, invitándome a tomarlo.

Y yo no lo dudé, y lo tomé. Aunque lo olvidé al dejarme arrastrar con el transcurso del día. Casi lo meto al lavarropas junto con la prenda que lo contenía. Ahora agradezco la costumbre de revisar la ropa.

Llevo mis manos a las mejillas y siento su usual calor por sobre las llemas de mis dedos. Dejo escapar un suspiro de enamorada y antes de hacer alguna locura como por ejemplo ir corriendo a su casa,  golpear la puerta con toda furia solo para verlo, me escuesto a dormir con la nota bajo la almohada y Towi tirando de la manta que puse para cubrirme.

Esa noche soñé con él.

═══════ ●●● ═══════  ho

Varios días después me encontraba en la entrada de la escuela. Los anteriores días no había visto a Jordi, y nerviosa como estaba tampoco pretendía verlo. Sentía que si me lo cruzaba no iba a poder, siquiera, propiciar palabra.

Luego de meditarlo con mi almohada y enseñarle la nota a quien dice ser mi fiel consejera, llegué a la conclusión de que nada me gustaría más que tener una cita con Jordi. Aunque mi querida consejera me había echo ver lo siguiente:

─ Tu solo piensa que él está enamorado de Carolina, el traje, la chica falsa. ─Suspiré mirando sus ojos ambarinos tenía toda la razón. ─Pero, si tu quieres tener algo con él, te recomiendo que aceptes esta cita y compartas tanto tiempo con él siendo Leyla como Carolina. ─Agregó ganándose mi entera atención.

─ Eso es un poco difícil. ─Medité evaluando las probabilidades.

─ No lo es, tu piensa que si Jordi quiere a Carolina, te quiere a ti. Pero no lo lastimes. No juegues con él. ─Me pidió ella.

─ Yo no lo menos que quiero es lastimarlo. ─Confesé.

─ Entonces piensa como confesarle lo que sientes. Y quien es a quién él quiere.

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Camino a la par de mi amiga mientras ingresamos al salón de clases. Ella niega con la cabeza cuando le hago una mueca graciosa, rogando que me dé un caramelo. Pero la muy bruja me sonríe y camina hacia su lugar, dejando su muchila con el ping que oculta una pequeña cámara. Yo le enseño mi lengua y camino a mi lugar.

Ya de tanto practicar, logré la tecnica de sentarme sin parecer que estoy mutilando mi barriga falsa. Cosa que es bien difícil dado al reducido espacio que separa a la mesa del asiento. Pero quiero creer que me volví contorsionista. Me luego de mucha práctica, esfuerzo y demás sudores fríos por la espalda, lo logré. Más allá de que la lucha me trajo algunas lesiones, como un golpe en el pie y un raspón en la mano que ni siquiera sé con que me hice, en fin son mis secuelas de guerra.

❝Proyecto G❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora