Capítulo V ✓

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Capítulo 5 ✓

。・:*˚:✧。

Normani Zaé

—Déjame bajar.

Teníamos minutos en silencio, aparcados frente a mi departamento, pero él no le desactivaba el seguro a las puertas.

—No hasta que hablemos.

—No quiero hablar Iván —limpié el rastro húmedo de mi rostro sin mirarlo.

—Explíqueme cómo terminó así, porque esto es lo que he estado impidiendo.

— ¿Impidiendo qué, Iván? ¿La realidad?

—Que terminara así Normani, sintiéndose mal consigo misma. Por eso no la he besado, sabía que si lo hacía iba a comerse la cabeza y esto terminaría. —se sacó la gorra y desarregló su cabello.

Nunca antes lo había visto sin gorra, tenía el cabello cobrizo y con ondas, obviando eso, ¿había algo entre nosotros?

— ¡Deja de repetir lo que él dice! —tapé mi cara cuando los caminitos de agua salada volvieron.

Primero percibí sus manos de arriba abajo en mis brazos pero lo próximo fue el calor que emanaba su cuerpo, de un momento a otro estaba sentada sobre sus piernas, con mi cabeza en su pecho y sus brazos envolviéndome.

Y sin quererlo, todo se volvió más íntimo.

— ¿Quiere que me aleje? —murmuró metiendo su cabeza en mi cuello. — ¿eso quiere, reina?

¿De verdad quería que Iván se alejara de mí? ¿Quería que esto terminara sin siquiera haber comenzado?

—No sé lo que quiero —apreté los ojos con fuerza cuando sentí que sus labios comenzaban a pasearse por la zona.

—Usted sólo tiene que responder mi vida, ¿Quiere que deje de verla? —Dejó un beso bajo mi lóbulo, negué — ¿Quiere que me aleje? —Negué — ¿Quiere seguir con esto? —Negué, y repitió — ¿Quiere seguir con esto?

Pareció no haber encontrado la respuesta que quería porque ésta vez usó sus dientes, enganchándose suavemente en mi piel por lo que asentí, intentando ocultar un jadeo que salió de mi boca

— ¿Quiere que siga sacándole esas sonrisas que aquél cabrón no le ha sacado en meses? —Asentí — ¿Quiere que la bese? —Asentí y lentamente fue ascendiendo los besos de mi cuello, por mi mejilla y de allí a la comisura dónde paró con los besos y comenzó a acariciar mis labios con los suyos húmedos —Le repito, reina, ¿Quiere que la bese? —mientras articulaba los rozaba con los míos, provocándome.

Asentí.

Y no hubo vuelta atrás.

Mi labio inferior quedó atrapado entre los suyos y empezó a succionarlo, por mi parte tomé sus mejillas y lo atraje a mí besándolo como es. Su lengua tibia delineó mi labio pidiendo el acceso que concedí sin pensarlo. Sus grandes y posesivas manos se encajaron a la perfección en la curvatura de mi cintura e intentó colocarme a horcajadas pero mis piernas seguían en el otro asiento haciendo que nos separáramos unos segundos a reír. Cuando estaba a punto de volver a juntar nuestras bocas, mi celular repicó.

Normani | Iván A. Guzmán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora