𝑆𝑒𝑖𝑠

332 41 3
                                    

No pudo dormir desde que se acostó, le molestaba que fuera tan grosero y egoísta para fingir que amaba a alguien por su bien.

Siempre era así, tan solitario y descarado ¿Nunca le tuvo la confianza?. Todos esos pensamientos lo estaban inundando la cabeza, se cubrió los ojos con el brazo y lloró silenciosamente. Mordía su labio inferior con sus colmillos, probablemente se había sacado sangre y su cara estuviera roja por el esfuerzo de no largarse a gritar a las tres de la mañana, pero no sabía que hacer.

Cuando se tranquilizó mejor volteo a ver a la persona a su lado, encontrandolo con los ojos abiertos y mirándole con preocupación.

—¿Que te agobia?.— fue una simple pregunta que incendió la cabeza de Kou.— Sabes que no es bueno guardarse las cosas, hay que hablarlas.

Se sentó en su cama acomodando mejor la cobija, estiró sus manos para no quedarse dormido a media explicación.

—¿Enserio te atreves a decir eso, Amane?.— imitó su acción de sentarse en la cama.

—No entiendo de que hablas.

—¿No entiendes de que hablo? ¡Mírate imbécil! Me preocupas tanto que no puedo ni dormir, frecuentemente me pregunto si en verdad me tienes confianza, si soy lo suficientemente fuerte para ayudarte.— respiró anormalmente, haciendo que inhalara oxígeno por la boca.— ¿Que tienes, Amane? ¿Porque siempre llevas vendas en tus manos? ¿Porqué ya no está la roca que tanto tiempo tenías atesorando? ¿Porqué tus ojos reflejan lo cansado que estás? Quiero saber, quiero ayudarte. Maldita sea, estoy tan enojado...

Amane estaba sorprendido, en shock, no podía y ni quería moverse. Le molestaba algo en las mejillas, cayendo en cuenta de que estaba llorando.

—No llores.— agarro su cabeza y la llevó a su pecho, consolando al niño que tenía enfrente.— No te dije nada, porque no te quería preocupar pero... Creo que no fue la decisión acertada

Se rió en una situación como esa, parecía una burla bastante mala.

—Las vendas... Ya no puedo decirte que es porque quiero llamar la atención, ya no.— desvío la mirada hacia la ventana y miró la luna en su punto más alto.— Tengo heridas en los brazos, son causadas por él y mi hermano las cura. No amo a Aoi, pero si no lo hago los golpes serán mas fuertes ¿Entiendes?

No, no le entendía y seguía sin comprender porque no florecía como la naturaleza le reclamaba que lo hiciera.

—Lo siento, lo siento tanto.— se disculpó frotando su cabeza en el pecho de Amane.

—Volvamos a dormir Kou.— se acostó aferrando el cuerpo del chico a su lado. Si Amane fuera una flor sería un anciano por su olor a miel.

Y Kou sería la abeja que estaría dispuesta a dar su vida si alguien se la arrebataba.

Te veo, si te veo
Y espero que te veas como te veo yo

Te veo, si te veo Y espero que te veas como te veo yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐼 𝑠𝑒𝑒 𝑦𝑜𝑢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora