Ya con la mente un poco más despejada puedo pensar en muchas cosas que al comienzo uno no toma en cuenta por estar demasiado concentrado en lo que está pasando.
No te voy a mentir, me duele demasiado, y me atrevería a decir que hasta ahora, es lo más me ha dolido en la vida, desde noviembre hasta ahora, solo ha sido dolor.
Cuando tuve que eliminar de mi teléfono todo lo que me hace recordarte, fueron bastantes cosas. Los juegos que jugábamos, las cuentas en las que nos teníamos como amigos, todas las fotos y videos. Todo eso ya se fue, y la verdad es que me arrepiento bastante de eso, porque sé que cuando me deje de doler hubiera visto las fotos y recordados esas cosas con el mismo cariño con las que lo hice alguna vez, pero si no dejo el pasado atrás, no voy a poder avanzar.
Con dejar el pasado atrás no me refiero a todo, no quiero olvidarte para siempre, no es mi idea. Quiero poder volver un día y quererte de la misma forma, solo que esta vez sin que me duela, a pesar de que alguien más sea el que tome tu mano al caminar.
No te deseo ningún mal, de hecho, todo lo contrario, pero también he de admitir que quiero que las cosas con esa persona no te resulten, y de hecho es bastante egoísta, pero te quiero para mi.
Una de las razones por las que me duele tanto todo esto, es porque durante todo mi día te tenía presente en todo lo que hacía. Cuando comía pensaba en si te gustaría la comida, cuando veía internet pensaba en qué cosas mandarte porque sabría que las querrías ver, cuando jugaba nos imaginaba jugando juntos en la misma habitación, cuando tocaba guitarra te dedicaba todas las canciones, pero todo eso ya no tiene sentido, porque mientras yo piense en ti cuando vea esas cosas, tú pensarás en alguien más de esa forma.
Nunca te lo dije, pero mi cosa favorita de todo, era verte a los ojos, porque era lo único que realmente me acercaba a ti dentro de todo lo que hicimos, poder verte directamente a los ojos y transmitirte todo mi amor con esa sola mirada. Fue nuestra interacción más cercana, y la única que pudimos hacer de ese tipo, y pensar que esa mirada de amor, ahora la tendrás con alguien más, es como que alguien me apuñalara en el pecho una y otra vez.
No tengo ni la más mínima idea de cuándo volveremos a hablar, si es que lo volvemos a hacer, pero una parte de mi, a pesar de saber que no va a pasar, desea que cuando vuelva, me estés esperando, para poder tener ese segundo intento del que tanto hablamos.
Sin seguir alargando esto, me despido aquí. No sé si será la última vez que lo diga con tanta seguridad, pero ahora mismo es de lo único que estoy seguro.
Te amo.