Muertes.
Es lo único que quiero. Quiero destruir.
En mi sangre llevo el arte de asesinar.
No quiero perdonar. No quiero dar misericordia. No quiero una maldita tregua.
Quiero que se arrastren en mi Infierno.
Mi Sed de Sangre me exige venganza...
Caym frunció su entrecejo ante la pequeña iluminación que había dado su teléfono por el reciente mensaje. Y discretamente lo tomó ya que estaba en una importante reunión de negocios.
"¿Por qué tu hija está en Atwood? Ella no está perdida ni en casa de Yaroslav. Ella está conmigo. Averigua lo que está pasando. Yaroslav la encerró, ¿no te parece extraño?".
Caym tomó sus cosas y se levantó, a su espalda podía escuchar como sus socios lo llamaban, pero le importó una real mierda y se fue. Se montó en su carro y manejó con una rapidez increíble. Por el espejo retrovisor podía ver como sus hombres de confianza lo seguían a la misma velocidad, pero no le importó. Mientras manejaba hacia la mansión Dagger, comenzó a llamar a su padre, pero no hubo respuesta alguna. Intentó llamar a su ex esposa, pero tampoco le respondió. Y esa mierda lo puso en alerta. Hasta ahora no se había dado cuenta de los días que habían pasado sin recibir noticias de su pequeña hija, tenía tantas mierdas encima que el tiempo se le iba en reuniones empresariales, juntas directivas, conferencias y convenciones clínicas.
Estacionó frente a la mansión rodeaba de esculturas de tigres, animal representante de la oscura familia. Entró de vuelo en ella, yéndose directo hacia el despacho de su abuelo, quién era el actual jefe de familia. Se acercó al escritorio y comenzó a buscar en el correo ya que a su pequeña le gustaba más escribir cartas que usar la tecnología, pero no encontró nada. Su instinto le decía que había algo, así que comenzó a revisar cajón por cajón... hasta que encontró una hoja de papel arrugada salpicada con sangre con la fina caligrafía de su pequeña tempestad. Se sentó frente al elegante escritorio y comenzó a leer.
"Ya perdí la cuenta de las cartas que te he escrito... No sabía dónde enviarlas, así que siempre las envío a la mansión Dagger. Al menos si no estás ahí, tengo la esperanza de que praded las lea... pero tal parece que tampoco lo hace, sino ya habría venido por mí. O eso quiero creer. ¿Por qué me trajiste aquí? Me pediste que comenzara a integrarme en los asuntos familiares, accedí y dejé la mansión roja de mis padrinos para venir a Rusia... ¿Y qué pasó después? Te tuviste que ir a una conferencia fuera del país y me dejaste aquí... En manos de tu asquerosa familia. No puedo decirte mucho... Ellos planean decirte que estoy muerta, pero es mentira. Me tienen encerrada en el ático, sin comida, sin agua y sin poder hacer nada. Me golpean a diario, han intentado matarme. Incluso me han abusado... No quiero un rescate. Quiero venganza. Les quiero arrancar la puta cabeza después de arrancarles el corazón a carne viva. Si no puedes venir, entonces busca a mi Sapfirovyye glaza... Él vendrá sin dudar. Te necesito, papá. Y lo necesito a él.
Lilith Caymovna Dagger".
Caym estaba completamente serio mientras leía la carta de su pequeña hija. Estaba cabreado. Bajó la carta hasta su regazo y suspiró mientras sus ojos se paseaban sobre una reliquia de la familia encima de una mesita de centro.
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