Capítulo 17

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Lo primero que hice al llegar a Tailandia fue ir a la biblioteca  trabajaba anteriormente, tenía la intención de trabajar mientras estudiaba Arte en la universidad, de alguna manera debía manera y esperaba conseguir una fuente laboral ahí; afortunadamente logré hacerlo, a pesar de que mis antiguos jefes ya no estaban.

Cuando terminaba de trabajar o tenía tiempo libre, iba a la sección de Mitología y pasaba mucho tiempo leyendo esas historias. Había una que me encantaba, trataba sobre las almas gemelas, me ilusionaba pensar en que todos estamos destinados a una persona ¿no sería hermoso encontrar a esa persona?

Un día decidí ir a mi antigua casa en la que vivíamos mamá y yo, la que, por cierto, nunca vendimos. Caminé hacía mi habitación y me sorprendió verla igual a como la recordaba hace muchos años atrás, solo que los muebles estaban cubiertos por una tela para que no les llegara el polvo, los destapé y efectivamente, seguían iguales. Apoyados en la pared estaban mis cuadros, ya avejentado por el paso del tiempo y vi un cuadro en particular, que no recuerdo haberlo pintado, era pequeño y pintado con acuarelas, simple, solo en una hoja de papel. Ni siquiera estaba completo, pues solo estaba tenía color el rostro y cabello ¿quién era aquella persona? El cuadro era muy diferente a los otros, no era tan "profesional" sino más bien parecía ser algo más personal ¿en serio lo hice yo? ¿Cuándo lo hice? Había tantas preguntas que no podía responder.

Era un chico muy guapo, su piel de un tono un poco más oscuro del normal y unos ojos muy hermosos. No podía dejar de admirar aquella hoja de papel y cada vez que lo hacía mi corazón se aceleraba.

Los días pasaron y encontré un nuevo trabajo en una editorial, como el diseñador de las imágenes para colorear que irían en libros para niños. Conseguí el trabajo gracias a una persona que me conocía y estaba al tanto de mi talento para el dibujo. Cabe aclarar que tampoco recordaba a esa persona. Con el dinero que ganaba pude ahorrar lo suficiente para alquilar un departamento pequeño.

Me enteré de la existencia de un orfanato cerca de mi hogar y se me ocurrió una idea, decidí crear mis propios libros e ir a dotarlos. La primera vez que fui, vi que muchos niños estaban emocionado por lo que les había llevado y los que trabajaban ahí, estaban muy agradecidos. Ver las caras de felicidad de todas esas personas realmente me animó a seguir haciéndolo.

Desde aquel suceso en la cornisa del edificio  mi vida cambió y debo decir que tal vez no para bien, todavía extraño demasiado a Fluke, cada noche lloro desconsoladamente por él y ahora, además, extraño demasiado a mi pequeña hermana, no es que no la haya vuelto a ver, si la veo pero obviamente no como antes; mi madre es otra historia, ella si despareció y no la volví a ver desde que estuve en el hospital.

Hay días en los que simplemente no puedo más con mi inútil vida y pienso en acabar con todo, sin embargo ahora tengo a Kao, él me salvó la vida y se ha convertido en mi mejor amigo, sabe absolutamente todo y me ha apoyado en mis días más grises.

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