En el Campamento Júpiter la nube se disipaba dejando ver las capas que portaban los encapuchados. Sus rostros estaban completamente tapados no dejando que ni un rayo de luz iluminara su cara. Los dos pretores se adelantaron e hicieron una pequeña reverencia. Al levantarse y ver el broche que sujetaban las capas de los encapuchados, supieron quienes eran. Al parecer, los primordiales habían decidido mandar a un teniente, dos generales, otros dos gran generales y dos comandantes. De ellos, una general y un comandante estaban de bajo perfil. Hazel les dedico una leve sonrisa y rápidamente, bajo la atenta mirada de cientos de semidioses romanos, les guió a donde se hospedarían. Una cabaña que había aparecido hace unas dos horas en el límite del Campamento. Frank, alentó a los semidioses a que siguieran con su rutina y no hicieran demasiado caso a los recién llegados. La multitud se dividió rápidamente pero no pudieron estar tranquilos. La duda de ser unos enemigos los carcomía por dentro.
En el Campamento Mestizo la situación era parecida. Pero allí, no se lo habían tomado tan calmadamente. Sino que, unos minutos después de que los encapuchados aparecieran, los griegos se pusieron a gritar. Quiron tuvo que dejarse la voz para que se calmaran y los campeones de los primordiales tuvieron que reprimir una sonrisa. Durante todo el tiempo que habían observado a los griegos, habían llegado a la conclusión de que estos no conocían el orden. Finalmente, cuando los semidioses se calmaron, les dieron una cortés bienvenida , aunque no se inclinaron como los romanos, y el centauro los guió a la cabaña que, al igual que en otro campamento, había aparecido hace unas horas. Este, les aseguró que, aunque los griegos fueran muy curiosos y desordenados, no se meterían demasiado en sus asuntos. Los encapuchados asintieron y cuando Quiron cerró la puerta, la mayoría de ellos se quitaron la capucha, se dirigieron a su cama y se tiraron en ella sin preocuparse. Solo tres de ellos se quedaron de pie. Esos también se quitaron la capucha y se cruzaron de brazos.
-Oh vamos, acabamos de llegar. Levantaos, anda.
-Tú cállate Annabeth. Que el entrenamiento de ayer fue agotador.
-Eso significa que no estás en forma.
-Y lo dice el que no tiene carne.
-Pero al menos aguanta de pie.
-Cállate tu también hermanito. No necesito levantarme ahora. Dejádme disfrutar mi tan cómoda cama.
-Eres una vaga, Thalia.
-Lo sé. Mientras más mejor, no?
-Agh, eres imposible.
-Vosotros dos, dejad de discutir como niños. Necesito mi siesta reparadora.
-¿Tú también, Piper?
-Sí. Thalia tiene razón. Y como sigáis siendo la vocecita de mi consciencia, os juro que os lanzo una almohada.
-Pero... -un cojín voló por la habitación y se estampó contra la cara de la rubia. Procedía de una de las camas traseras. En donde Piper McLean estaba acostada bocabajo.
-¡Oye!
-Yo me rindo. -dijo el azabache y se dirigió a otra de las habitaciones del fondo para sentarse allí siendo respaldado por la cabecera.
-¡DiAngelo!
-¿Qué? No pienso quedar allí de pie sin hacer nada cuando hay una hermosa cama en donde me puedo sentar.
-Bien dicho. -dijo otra voz. La de Clarisse LaRue. Estaba tirada en la cama con los brazos detrás de su cabeza mirando el techo.
-Sois imposibles. -dijo el rubio aún de pie.
-¡Pero que me dejes dormir! -otro cojín voló hacia el chico. Esta vez de su hermana. El rubio lo detuvo con la palma de mano creando una pequeña ráfaga de viento para que la sostuviese. Pero, no contó con que la chica hubiera electrizado el cojín. El joven sintió la electricidad en su mano y tuvo que dejar caer el objeto al suelo. Este, que ya no contenía nada eléctrico, cayó en el suelo.
-¡Thalia! ¡No te pases!
-¡Pero es divertido! -de golpe, tres almohadas volaron hacia los hermanos Grace y les dieron en la cara. Provenían de tres direcciones diferentes. De la cama de Piper McLean, de Clarisse LaRue y Liam Richards. Nico DiAngelo había preferido ignorar a todos y estaba sumido en su propio mundo.
-Me rindo. -dijeron los dos levantados al unísono y se dirigieron a las camas de al lado. Tras tirarse en ellas, el silencio reinó en la cabaña.
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Banished
FanfictionPercy Jackson ha sido desterrado. Él, junto a unos cuantos,están huyendo del Olimpo. Bueno,están huyendo de Zeus. Él fue quien mando el destierro. Muchos se negaron y se quejaron pero el Rey de los Dioses les amenazó con mandarlos al Tártaro. Percy...