Sorpresa.

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Taehyung se encontraba en su casa, eran cerca de las nueve de la mañana, no había asistido a clases una vez más, no le apetecía; su mente divagaba en el encuentro que había sostenido una tarde antes con aquel misterioso policía, no era la primera vez que alguien prohibido le llamara la atención, pero si la primera en la que se sentía desafiado.

A sus veinte años de edad pocas personas se habían atrevido a decirle que no, incluso creía que podía contarlas con los dedos; meneo la copa de Whisky entre sus dedos, sus pies húmedos debido al agua en su piscina cosquillaron al moverlos.

las empleadas domésticas eran tan nefastas que incluso podía escucharlas cuchichear acerca de cómo Namjoon salía cada mañana de la habitación de Seokjin, su sangre hirvió, no le gustaba escuchar el nombre de sus hermanos en la boca de simples empleadas como ellas.

Taehyung sacó con delicadeza sus pies del agua, no se molesto en secarlos o en secar su cuerpo tampoco, camino directo al cuarto de servicio donde las empleadas cuchicheaban mientras planchaban la ropa, ambas chicas parecían tan inversas en sus propios asuntos que no se percataron de la llega de su joven amo.

—¿se divierten?. — preguntó Taehyung con una sonrisa que lejos de verse amigable parecía la de un psicópata. — Mint. — se dirigió a una de las chicas. — traeme un vaso con agua y uno con miel.

La chica asintió de inmediato, la otra empleada, una chica de unos veintitantos bajo la mirada ahorrizada, no sé atrevía a decir nada, no era un secreto que el amo más joven de la casa Kim fuera el de temperamento más difícil, sin duda era el Kim que menos se dirigía a los empleados, cuando lo hacía, seguramente algo saldría mal.

La otra chica se aproximó rápidamente con ambas cosas requeridas en las manos, bajo la mirada cínica de su amo las jóvenes escucharon una tenue voz, tan lenta y profunda que por un momento olvidaron la situación en la que se encontraban.

—voy a hacerles una pregunta, ¿Quién se atrevió a hablar de mis hermanos?. — al escuchar aquellas palabras las chicas cayeron en cuenta otra vez. — ¡Les hice una pregunta!.

Mint poseía unos modales excepcionales,era dócil como un cordero, también era hija de una de las empleadas más antiguas de la residencia Kim, por lo cuál había aprendido a manejar las situaciones con los Jóvenes amos, en cambio, Nan, la otra chica, había conseguido su puesto en aquella casa unos meses antes,la chica tenía una actitud un poco más hostil, así como la boca floja.

—Así que,¿nadie va a contestar?.—preguntó nuevamente el Kim menor.— Mint.— llamó con voz demandante.

—Nan comentó algo acerca de los jóvenes amos,no fue su intención ella solo-

—¡Basta!.— interrumpió.— Nan no necesita un abogado.

—Joven amo.— Mint, la chica educada, llevo sus rodillas rápidamente al piso, su cabeza casi tocaba el piso en forma de disculpa.— Le ruego su perdón, no fue nuestra intención ofenderlo.

Taehyung miró con desdén a la chica arrodillada frente a él,si había algo que le molestara eran las disculpas vacías, no lo sentía por Mint, si no, porque aquella dócil muchacha se había arrodillado para pedir perdón por una persona que solamente se limitaba a ver la escena.

—¿Que vas a hacer?.— preguntó el Kim.— No eres nada comparada con Mint.

Nan abrió los ojos ante la sorpresa de aquellas palabras, acto seguido Taehyung tomó el vaso de miel que había solicitado unos minutos antes, lo miró con una sonrisa socarrona antes de vaciar todo el contenido sobre el cabello amarrado de la chica; Aquello era un acto infantil y ruín, Mint agacho la cabeza una vez más, ya se encontraba de pie, justo detrás de su amo, Taehyung solía hacer ese tipo de cosas, actos caprichosos poco tolerables.

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