Prólogo.

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¿Conoces a los hermanos Kim?.

Hoseok corría a gran velocidad soltando algunas maldiciones, eran cerca de las diez de la mañana y aún no había desayunado.

Tuvo que esquivar algunos autos y algunas personas, sus ojos se encontraban pegados a la espalda de aquel criminal que llevaba casando por al menos cuatro horas, ¿Porque había elegido un pantalón tan rígido aquel día?, el hombre lo había guiado por callejoncillos, intentando perderlo, sin embargo no contaba con que tenía un halcón que le informaba su posición cada tanto.

Hoseok empezaba a cansarse, aún así lo veía como un buen ejercicio matutino, escuchaba como el hombre lo maldecia cada tanto, en Corea eran extraños, los criminales eran ciertamente más educados que en los Estados Unidos, posiblemente en aquella ciudad ya hubiera disparado su arma unas tres veces y escuchado como él criminal blasfemaba en su rostro, pero en la ciudad asiática los criminales eran un tanto ambiguos.

Cuando lo tuvo lo suficientemente cerca tomó impulso para asestarle un golpe, el cual nunca se concluyó.

—buen trabajo equipo. — exclamó Yoongi saliendo de la nada, dejando inconsciente al criminal.— baja de ahí novato. —indicó a través de su radio.

—eso no es justo, era mío.

Yoongi rió ante el puchero de Hoseok mientras ponía unas esposas sobre el cuerpo noqueado del hombre, esperó a que Soobin, su halcón, bajara de las azoteas para poder ayudar a cargar con el cuerpo al auto.

Así concluía otra exitosa misión en su nuevo trabajo,Hoseok había pasado casi toda su vida en el extranjero, a pensar de ser coreano de nacimiento, su padre, quien también era detective, había sido trasladado a Japón después de los primeros años de vida de Hoseok, para luego llevarlo hasta las cálidas playas de California.

Tal vez por eso Hoseok poseía un color un poco más tostado en la piel que la mayoría de sus colegas, pronto se cumplirían tres meses desde su traslado de la "tierra de las oportunidades" a su lugar natal, sentía que había sido afortunado, como detective de alto perfil, las  expectativas siempre eran altas y la mayoría de los compañeros unos cabrones que intentaba marcar su territorio desde el primer momento, con su equipo actual las cosas nunca habían llegado a tal punto.

Él departamento de investigaciones criminales, algo así como el FBI de Corea, un escuadrón de élite al que no cualquiera podía entrar, su jefe, de nombre DongHae, había sido el guardaespaldas del presidente, aparte de concluir numerosas misiones secretas, Yoongi, el chico peli blanco que había noqueado al criminal, era famoso por ser el único en todo el país en derrocar una red de pornografía el sólo en tan solo una noche y por último, Soobin, el chico no tenía más de veinte años, aún así, había sido el único en lograr un puntaje perfecto entre más de cien aspirantes al puesto, incluso llegando a debatir con el Consejo sobre cómo opinaba que algunas preguntas eran erróneas y mal planteadas.

aquella era la nueva familia de Hoseok.

—Pareces feliz, Yoongi. — comentó Hoseok al subir al auto.

—Es un buen inicio.

—¿la nueva asignación?. — preguntó él castaño, mientras juguetraba con las manos de Soobin, el chico de cabellos medio púrpuras, se encontraba en el asiento de atrás, justo junto al hombre inerte.

—Si, mientras tu descansabas tu culo gordo ayer, nos dieron una nueva asignación. — Yoongi no podía ocultar la emoción en su rostro, Hoseok pensó en cuántas veces lo había visto así desde que  llegó al equipo.

—¿Conoces a los hermanos Kim?.—preguntó Soobin resguardando su emoción.

—¿Quienes?.

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