Séptima semana
Cuando Montse llegó al apartamento al final de la tarde no se encontró con Vero; ella aún no llegaba, y por esa vez lo lamentó en serio porque tenía buenas noticias: la señora Landy le había dado un contrato fijo por seis meses.
Con esa novedad dormiría más tranquila pues ya no tendría la incertidumbre de ser despedida cualquier tarde de esas. Ese primer mes lo había trabajado sin contrato formal, pues era la etapa de "acondicionamiento y aprendizaje", como la señora Landy dijo, sin embargo con su firma puesta en un contrato era seguro que le estaba yendo bien, al menos lo suficiente para que la dueña de la librería la quisiera trabajando con ella.
Vero no estaba pero Chocolate sí la recibió meneando su cola y gimiendo con entusiasmo, algo que Montse tradujo como "¡Hola! ¿cómo estás? ¡Te extrañé! ¡No vuelvas a dejarme!"; había sido su padre quien alguna vez le dijo que eso decían los perros cuando celebraban tu llegada.
Montse se quitó los zapatos en su habitación, se recogió el cabello para más comodidad y regresó a la sala, prometiendo a Chocolate que en media hora la sacaría a pasear sin falta, que solo quería descansar un rato sus pies. Si la perrita entendió o no, Montse no lo supo, pero tampoco recibió reclamos.
Fue a la cocina para revisar el inventario de comida y saber si debía comprar algo adicional para la cena; le echó una rápida ojeada a la nevera y entonces su teléfono sonó dentro de su bolso —que lo había dejado colgado en una de las sillas del comedor—. Fue a tomarlo para no perder la llamada y vio un número desconocido; contesto:
—¿Hola?
—Muy buenas tardes, ¿por favor Montserrat Robles? —dijo una voz formal y femenina del otro lado.
—Sí, con ella.
—¿Cómo está, señora Robles? Me comunico de parte del Restaurante El cucharón Dorado. El motivo de mi llamada es para confirmar la reserva que tiene con nosotros para el día de mañana a las siete de la noche.
A Montse se le salió el corazón del pecho por un segundo y sin darse cuenta empezó a mirar en todas direcciones buscando un calendario para corroborar lo que por lógica era cierto: el día siguiente era su aniversario con Henry y El cucharón Dorado era el restaurante favorito de ambos, a donde iban cada año a celebrar doce meses más de feliz relación.
Montse halló un calendario pequeño imantado a la nevera y lo vio con la mirada borrosa, aunque no era necesario; ella sabía que la mujer del restaurante no se equivocaba de fecha.
—¿Señora Robles? —preguntaron en el teléfono y Montse notó que se había quedado mucho tiempo callada—. ¿Sigue ahí, señora Robles?
—Sí, sigo acá —dijo con la voz ahogada—. Disculpe... emmm... creo que tengo que cancelar la reserva, me es imposible ir mañana.
—Oh, de acuerdo, no hay inconveniente. ¿Desea reagendar para otro día?
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Las (des)dichas de Montse •TERMINADA•
ChickLit❝Montserrat cree que su vida está estancada ahora que ha terminado su relación con su prometido, sin embargo está por descubrir que entre dichas y desdichas es posible salir adelante❞ SERIE "LOS GIROS DEL AMOR" II (No son secuelas, se pueden leer de...