¬ "Creo que todos hemos oído ese mito de que, antes de morir, nuestra vida pasa frente a nuestros ojos, o bien, recuerdos de esta misma.
No se como explicarte que lo que creemos que es un segundo se extiende durante tanto tiempo que simplemente pier...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Te adoro porque, siempre tuviste un corazón amable y sensible, cada vez que veías el dolor de otros no podías evitar tomar un poco de cada uno y guardarlo para ti, y eso solo te hacía mas daño.
—Oye, Erwin... — respondí con un ruido simple sin dejar de mirar mas alla de la muralla rezando para no apareciera ningún titan durante ese día — Alguna vez has... ¿Has pensado sobre como se sientan otros?
— Ni siquiera se como me siento yo, es difícil tratar de adivinar como se sienten otros —estabas sentada en el suelo, dejando que tus piernas colgarán hacia el abismo.
— Me refiero... A sus sueños, a lo que deseaban... — tu voz era diferente a lo usual, siempre que estabamos solos o alejados de los demás usabas un tono diferente, uno mas apagado, por decirlo de esa forma.
— Creo que todos soñamos con los mismo... —solte un suspiro y me sente a tu lado mirando en la misma dirección que tu hacías.
—¿Y que es? —cuando giraste a verme vi como las lagrimas empapaban tu rostro.
—Que los titanes nunca hubiesen existido... —mi respuesta pareció ser diferente a la que esperabas, y eso me desconcerto.
— Oh... Entonces es eso... Creo que entonces no deseo lo mismo que los demás... Igual que nuestros compañeros... Creo que todos deseamos poder vivir y ser libres — levantaste tus piernas para abrazarlas y susurraste con suavidad —supongo que me equivoque...
Sentía que habia algo mas, no, muchas mas cosas que querias decir, pero yo también quería decir mucho, no se porque de todo lo que pude decir elegí aquello.
— Deja actuar... Si estas triste, muestralo, si sientes molestia hazlo, no deberías simplemente mostrar que eres feliz mientras tus ojos demuestran lo contrario — al escuchar lo que dije me contuve de continuar. —Lo siento... Eso fue rudo de mi parte.
— No, tienes razón, pero no puedo hacer eso... Ellos, todos necesitamos que alguien nos recuerde que las cosas pueden mejorar aunque no sea así... Y aunque me cueste mis emociones, quiero que otros puedan sentirse aliviados... Agh, esto es muy tonto ¿verdad? — te encogiste tanto como pudiste en donde estabas, sujetabas tu cabeza entre tus manos mientras pegabas tu frente a tus rodillas.
— ¿Que es tonto? — aún te contenias de todo, era casi como si algo te sujetara y no te permitiera decirme la verdad.
— me refiero a mi... Las cosas que digo, lo que hago, son cosas tontas. — Una vez mas alsaste la cabeza para mirar el horizonte — Me siento muy mal... La mayoría del tiempo... No puedo dormir en las noches... T-tengo tantas pesadillas seguidas unas de otra que prefiero no dormir...
Guardaste silencio un momento antes de continuar. Tu voz estaba rota, al igual que algo en lo profundo de tu alma.
— Erwin, no puedo dejar de verlos... No puedo simplemente olvidarme de todos ellos, de sus sonrisas, de lo que pude vivir con ellos — una vez mas tus ojos estaban llenos de lagrimas —De todos a quienes he visto morir... No he hecho nada para ayudarlos a sobrevivir...
— Entonces a esto te referías... Estas atormentada por tus recuerdos... — yo sabía lo doloroso que eso podía ser — Si te hace sentir mejor de alguna forma... Te contare una historia de mi vida.
Te quedaste en silencio, mirandome expectante por lo que tenía que decir. Desde que mi padre no volvió a casa, no podía dejar de pensar en que había sudó mi culpa.
— Cuando era pequeño... Yo, le hice una pregunta a mi padre, el era maestro, aún hoy no puedo dejar de pensar en aquello que me dijo, así que me gustaría que también pensaras en eso conmigo... ¿Como no sabemos que hay mas personas ademas de quienes estamos en las murallas? — te limpiaste las lagrimas y esperaste a que continuará — El me hablo sobre eso cuando estuvimos en casa... Pero, yo se lo conte a todos, creí que era algo que todos debían saber, y aquello le causo la muerte a mi padre... Por mi culpa el no regreso a casa... Tampoco se realmente como eso podria hacerte sentir mejor pero...
Y fue entonces cuando sentí tus brazos rodearme, esos pequeños brazos que a mi me parecían tan delicados y débiles me abrazaron con mas fuerza de la nunca espere. Y a esto me referia, se sentía como si quisieras llevarte mi tristeza con aquello, como si lo guardaras para ti.
Eras tan amable que estabas dispuesta a tomar el dolor de otros y volverlo tuyo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pero esa no era la unica razón por la que adoraba aquello de ti, en realidad odiaba esa parte de tu amabilidad, pero siempre encontrabas una forma de ayudar a otros.
Recuerdo esa vez en que te escabulliste de la patrulla en la ciudad para comprar comida y llevarsela a todos a quienes podías.
O también lo mucho que te emocionaba encontrar animales, una ocasión en especial me es inolvidable.
—¡Smith! —escuche un grito que me hizo girar, eras tu, con tu enorme e infantil sonrisa y un cachorro en tus manos —¡Mira a este pequeñín! ¿No es lo mas lindo que has visto?
—En cierto modo, ¿De donde sacaste ese perro? — te vi señalar a un grupo de niños que estaban a tu espalda comiendo panes que compraste tiempo antes.
—Incluso se parece a ti, mira sus cejas —lo sujetaste con una mano y señalaste su rostro, era verdad que su pelaje hacia parecer que tuviera cejas, ¿Pero en serio se parecía a mi? —se ve molesto pero es muy amable y tierno
Verte tan alegre por algo tan simple hizo que me llenara de ternura en ese momento, desde la vez en que subimos la muralla por primera vez, no habia vuelto a ver que sonrieras de la misma forma.
— Si, es lindo, pero regresarlo, debemos seguir patrullando — tome al perro en mis manos y lo regrese a los niños, que se despidieron y se fueron de allí, tome tu capa y tire de esta para que me siguieras.
Oí a nuestros compañeros reír y la forma en que te motivaron diciendo que quiza volverias a encontrar otro perro durante nuestra patrulla.
—Quien sabe, quiza también encuentre un gato — parecias demasiado feliz con aquello.
—No sabia que la sub capitana era tan tierna, si hubiese sabido que le gustaban tanto los animales le hubiese regulado un gato — Atras de nosotros un par de hombres hablaban, si debía mencionarlo, no era un secreto que eras bastante popular entre varios en nuestro refugio e incluso fuera de este.
—Aun así no aceptaría salir contigo para nada — se burlaron de su conversación pero yo me preguntaba si aquello era posible, ganarse tu corazón por medio de ese tipo de cosas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.