I Adore You Because... [Erwin Smith x OC/Lectora]

D I E Z

Te adoro, porque siempre estuviste para mí cuando te necesitaba.

Di varios golpes a tu puerta, me sentía muy mal, me dolía la cabeza y me sentía débil.

— Y-Yui... ¿Estás ahí? — una vez mas di un golpe, mientras sujetaba mi estómago. La puerta se abrió con cuidado, tenías el cabello desordenado y los ojos casi cerrados, estabas durmiendo.

— ¿Erwin? ¿Estas bien? — al verme me tocaste la frente, abriste los ojos con sorpresa — E-entra...

Tomándome con suavidad del brazo me llevaste hasta tu cama, me senté y mire al suelo con dolor, encogido en mi lugar quejándome por el dolor.

— Lamento molestarte tan tarde... ¿Puedes cuidarme por un rato? — alcé la cabeza para verte, estabas a un lado de una pequeña mesa, estabas buscando algunas cosas en el cajón.

— Esta bien, puedes quedarte aquí, voy a cuidarte — te acercaste a mi y me acariciaste la mejilla, me extendiste unas píldoras y un vaso de agua — toma esto y acuéstate un rato, iré a preparar algo rápido...

Asentí y tome las píldoras, luego me acomodé en la cama, tenía mucho frío pero sentía que me quemaba por dentro.

Un rato después volviste, en las manos traías un paño y una taza con agua, creo que estaba tibia. Te sentaste a mi lado y mojaste el paño, luego de escurrirlo un poco lo pusiste en mi frente.

— ¿Qué te puso tan mal? La verdad te ves terrible — esta vez tu mano fue a mi cuello, pues mi frente estaba cubierta por el paño — Bueno, la fiebre bajo un poco con las píldoras...

— Creo que algo que comí me cayó mal... — en ese momento me gustaba la manera en que acariciabas mi cabello, tenías unas manos suaves que me gustaban mucho.

— ¿No tienes ninguna alergia ni nada por el estilo? ¿Hace cuanto te has estado sintiendo así? — una vez mas te levantaste, y fuiste al armario, sacaste algunas sabanas y una almohada.

— Esta mañana tenía un poco de gripa... Pero luego del almuerzo me puse mal... Hace un rato ya no podía aguantar el dolor — yo no podía explicarlo de alguna forma que tuviera sentido, pero, estar así me hacía sentir mucho mejor.

— Bueno, teniendo esperanza, las píldoras harán efecto y mañana estarás mejor — moviste mi cabeza un poco para acomodar la almohada y luego me abrigaste.

Abrí mis ojos un momento y vi que te acomodabas sobre algunas sabanas en el suelo. Antes de que tu cabeza reposará en la almohada te tome de la mano.

— ¿Que haces? ¿Por qué no subes a la cama? — nunca dije aquello con alguna otra intensión que no fuera que te quedaras a mi lado.

— E-es que no es correcto... Tu eres mi comandante, en primer lugar ni siquiera deberíamos estar en el mismo cuarto a esta hora... — tus mejillas se llenaron de rojo suave, yo reí.