Lucinda no se dió cuenta de lo que hacía mientras dibujaba. Se dejó llevar tan profundamente por la sensación relajante del lapiz sobre el papel, que su imaginación comenzó a volar demasiado alto.
Su intención era dibujar su hogar, tal y como ella lo veía. Tal vez de esa forma algunos llegaran a comprenderla un poco mejor.
Pero su desconcierto fue tan grande cuando vió la imagen sobre el papel, que hasta el profesor lo había notado. Ella se había quedado demasiado estática observando su trabajo, parpadeando demasiado rápido, para así tal vez despejar su mirada y encontrarse con lo que ella pretendía.
Pero no lo logró.
No era un error y, ciertamente, no lo había imaginado. Ella dibujó lo que estaba sobre el papel. Pero le parecía increíble.
—¿Se encuentra bien, señorita Verón?
El profesor, que había estado paseándose por el aula observando y conversando con los estudiantes, se detuvo frente a ella, con preocupación por su actitud.
—Eemm...si profe, todo está bien—. Lucinda estaba aún confundida, desconcertada más bien, pero no quería llamar más la atención, así que trató de plasmar en su rostro la sonrisa más sincera que pudo—. No se preocupe, es que estaba viendo si a mi dibujo le faltaba algo, nada más.
—Siempre tan perfeccionista usted— el profesor pareció satisfecho con la respuesta y ahora se dirigía al chico nuevo—. Verás Theo, Lucinda es una muy buena artista y varios de los trabajos aquí colgados son de ella.
—¿No me diga?— el chico nuevo parecía haber adoptado una posición entre divertido y curioso observando a Lucinda.
—Así es joven, es más— ahora volvía su atención a la susodicha— ¿por qué no nos enseñas tu trabajo, Lucinda? Y nos explicas, para que todos podamos conocerte mejor.
Lucinda miró a su amiga buscando ayuda, quien claramente nada podía hacer frente a esta situación, pues el profesor se lo había pedido a ella. Si bien el profesor Vidal era una persona muy amable y respetuosa, no dudaría en impartir un castigo necesario si no se hacía lo que se pedía.
Grandioso, pensó con sarcasmo.
Ella siempre evitaba llamar la atención, y por este motivo evitaba participar en las clases. Y ahora le exigían que iniciara la exposición para el nuevo.
No sabía por donde empezar y se sentía perdida, como si las palabras se le cruzaran en la mente en un torbellino de ideas, se le dificultaba organizarse en lo que quería decir.
Jazmín lo había notado, conocía bien a su amiga, rápidamente notó su incomodidad y no le fue difícil salir al rescate de ella, de una manera que no las pusiera en problemas a ambas.
—¿Por qué no te sostengo el dibujo para que los demás lo vean y así puedas explicarlo?— preguntó rápidamente la pelirroja mientras se levantaba, tomando del brazo a su amiga para que la acompañara.
—Buena idea, hagan eso señorita Verón— sentenció el profesor tomando asiento.
Lucinda miró agradecida a su amiga. Ambas estaban de pie, con todas las miradas del salón sobre ellas.
Jazmín sostuvo el dibujo a la altura del pecho, para que todos pudiesen observarlo bien. A algunos les llamó la atención el paisaje bastante sombrío, el juego de luces y de sombras era fascinante, y se escucharon algunos sonidos de exclamación, bastante escondidos.
El profesor Vidal observaba con orgullo a su alumna, la mejor que tenía en ese curso, pensaba él, si bien todos tenían cierto talento. Pero lo que Lucinda lograba con un lápiz y un papel, era difícil de igualar, aunque ella no se diera cuenta.
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Un mundo olvidado (En Proceso)
FantasyÁngeles y demonios, enemigos naturales por tiempos inmemorables, luchando en una guerra ancestral por el control. En el medio de esta guerra nace el amor, uno impensable y prohibido, entre Layla, la princesa del Inframundo, y Gabriel, el más leal me...