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- Fresita, baja

Unos minutos después Sakura se estaba metiendo en el coche. Estaba absolutamente preciosa con un vestido corto blanco con perlas integradas. Jeon abrió la boca estupefacto.

- Cierra la boca o te van a entrar moscas
- Yo...
- Sí, ya sé que estoy impresionante, tú tampoco estás mal

El joven la miró unos segundos más y activó la marcha para ir a casa de Namjoon.

La música iba a reventarles los oídos. Al parecer la gente había comenzado a llegar un poco antes y aquello ya era una madre fiesta. Hwasa fue a recibir a los jóvenes mientras les ofrecía una copa.

- Tu escuadrón está con el billar - comentó la anfitriona gritando por encima de la música.
- Vale, gracias - contestó el joven.

Aceptaron la copa y en un instinto que el joven no sabía de dónde salía, agarró a Sakura de la mano y la guió entre la muchedumbre hasta llegar al billar.

- Jungkook - Jimin se lanzó a los brazos de su amigo.
- Mimi - Jeon lo dejó en el suelo y brindaron las copas.
- ¿Quién es esta chica?
- Ella es...
- Sakura - se adelantó la joven.
- Yo Jimin, siéntete como en casa, reina
- Gracias

Tae le hizo un gesto a Jimin para que tirase mientras se acercaba a los jóvenes para saludar.

- Hey, Sakura, ¿Cómo te va? - Taehyung chocó los cinco con Jeon y sonreían ampliamente.
- No me va nada mal, ¿Qué tal tú?
- Con mucho trabajo, más del esperado

Jeon dejó a aquellos dos hablando para acercarse a la mesa de billar y saludar a sus hyungs. Yoongi y él se fundieron en un abrazo y le dijo al oído que le había traído unos regalos.
El grupo centró su mirada en la puerta de entrada, todos con el mismo pensamiento: la ve Jin hyung y se desmaya.
Soyeon entró en el apartamento pisando fuerte, Hwasa y Eunha la recibieron y cogió un cubata de una mesa auxiliar cercana.
Llevaba unas impresionantes extensiones onduladas que le llegaban a la cintura, su negro cabello brillaba bajo las parpadeantes luces que habían instalado.
Llevaba un vestido rojo ajustado con la espalda descubierta y unos zapatos de tacón de aguja. Jungkook sintió la necesidad de ir corriendo a saludarla pero por alguna razón sintió vergüenza y miedo, la joven había dejado claro que no quería saber nada de ellos.

- ¿Esa es Soyeon? Quiero conocerla - dijo Sakura antes de que Jeon le cortara el paso.
- No, es mejor que la dejes estar, no quiero incomodarla
- Oh, vamos, con todo lo que me has hablado de ella es como si ya la conociese

La joven se abrió paso y se acercó al trío para entablar conversación. Jeon, mientras tanto, se apuntó al billar con sus amigos. Hoseok le miraba de cuando en cuando, realmente le preocupaba ese muchacho pese a que era el que menos se dejaba ver el pelo.
Él no estaba de acuerdo con el estilo de vida de Jin y evitaba cualquier quedada en la que pudiese estar él. Hoseok era del arraigado pensamiento de que quien quiere puede y que su enfermedad es una excusa para no ser una versión mejor de sí mismo y para aprovecharse de los demás.
Jin estaba en el portal armándose de valentía para subir a un apartamento lleno de gente y donde seguramente ya estaría Soyeon. Ataviado en sus vaqueros negros desgastados y su camisa negra, decidió dar el paso. Se miró en el espejo para lanzarse un último guiño antes de montarse en el ascensor que lo llevaría al cuarto piso. Estaba nervioso y en un acto de relajarse comenzó a abotonar los botones de los puños de su camisa, los cuales ya estaban abotonados. El ascensor se abrió y Jin sabía que había llegado la hora, era todo o nada. Entró y en seguida divisó a sus amigos jugando al billar. Intentó buscar con la mirada a Soyi pero no la encontró. Cogió una bebida de la mesa auxiliar y se adentró en el salón abriéndose paso entre la gente que bailaba.

Un Castillo de Naipes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora