La Habana,Cuba. 2019
Sangre, pólvora,sudor, calor, frío,miedo,valor, confusión, mentiras, venganza...
Esas son las palabras que pasan ahora mismo por mi mente.
Él está frente a mí, yo estoy arrodillada delante de un Padre en una Iglesia cualquiera. El Padre está realizando nuestra ceremonia de bodas mientras un sicario le apunta con su arma, el hombre tiembla. También hay una abogada, una notaria y ocho sicarios más, dos de ellos,un hombre y una mujer son los testigos.
Él me está apuntando con su pistola de rosas con espinas incrustados al igual que rubíes en la cabeza.Yo estoy orando a Dios una y mil veces por el bienestar de mi Oscar, mi pequeño y adorado Oscar, lo único bueno que obtuve de este hijo de puta que me apunta con su pistola.
Mi respiración es errática, estoy sólo vestida con ropa exótica, digamos,mi ropa de trabajo. Me atraparon terminando mi turno en el Club de Streptease clandestino que se encuentra debajo del Fantaxy.
Sin más, Andra González ¿Acepta a Carlos de la Cruz como su legítimo esposo? Para amarlo y respetarlo, en la riqueza y en la pobreza,en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separe.
Él ya dió el si, acepto, sólo falto yo. Mis lágrimas corren por mis mejillas hasta el piso bajo de mí. Todo mi cuerpo tiembla.
-Andra, di que si y nos largamos de aquí.
No respondo.
-Andra, di que si. No tenemos tiempo Andra.
No respondo.
Sólo pueden pasar por mi mente imágenes de él inconsciente delante de mí. De él despertándome con nuestro desayuno,de él entre mis brazos.
Siento que le quitan el seguro a un arma.
Vuelvo a sentir la pistola en mi cabeza.
-Andra, di que si de una vez.
No respondo.
Disparo.
Él dispara a mi lado. Yo me sobresalto, mis lágrimas se intensifican.
-¡Di que si de una vez Andra!
No respondo.
Siento su respiración en mi rostro. Siento sus ojos sobre mí. Siento que quita un mechón de mi pelo rubio recién teñido ayer de mi rostro y lo pone detrás de mi oreja. Me susurra al oído.
-Si no me da su si, acepto Andrita te juro que no volverás a ver a tu hijo¿Me oíste?Nunca más lo volverás a ver a Oscar. Te lo aseguro.
Trago en seco
-Si, acepto.
Mi voz es entrecortada. Sin poder levantar mi vista del suelo y ver sus ojos verdes . Él toma mi brazo con fuerza y me hace incorporarme.
Nos hospedamos en el Habana Libre.
Él ahora habla por teléfono con alguien. De seguro es la abogada de inmigración sobornada que me dará mi visa para Colombia mañana. Puede que comiencen con todos los acuerdos pertinentes para empezar el proceso de mi ciudadanía colombiana también.
Yo estoy en el balcón del hotel. Estamos en uno de los últimos pisos puedo ver el Coppelia,puedo ver a toda la gente común y corriente viviendo sus vidas, ajenas a todo, a todos los problemas del bajo mundo de La Habana. Fumo un cigarrillo Hollywood, mis manos aún tiemblan.
-¿Vas a estar ahí todo el día?
Me volteo asustada. Él está frente a mí. Sólo usa un pantalón de mezclilla, pullover color entero Lacoste y zapatillas Lacoste igual. Cualquiera que lo viera, es un simple turista en la Isla del encanto. Buscando sexo barato, fiestas desenfrenadas y una experiencia inolvidable, cómo sólo nosotros los cubanos sabemos brindar.
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Esposa del Narco
Romansa¿Crees conocer al amor de tu vida? ¿Crees saber que esa persona es la indicada para tí? Le entregas todo. Te entregas a él en cuerpo y alma. Desaparece. Te deja sola. Tú debes ser fuerte y seguir a delante por tu hijo. Crees que nunca más lo verás...