Capítulo 2 : Mi Llegada.

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- Bien Andra te pondré al tanto de tu situación actual.

El donante de espermatozoides que hizo mi hijo está hablando conmigo. Yo sólo puedo ver las nubes fuera de la pequeña ventanilla del jet privado.
No puedo mirarlo a los ojos, la verdad,no puedo.

- Eres la esposa de Carlos de la Cruz. Apodado como El Niño. Eres la esposa del Capo del Cártel de Medellín. Eres la esposa de uno de los hombres más buscados por la DEA. Estás en peligro. Mi hermanastro me ha declarado la guerra por controlar el Cártel. Ya con nuestro matrimonio obtendrás la ciudadanía colombiana. Vivirás conmigo en Colombia hasta que Sergio de la Cruz sea capturado.¿Alguna duda?

- Si.

Me volteo para mirarlo a los ojos. Veo sus ojos verdes. Veo su lunar en la mejilla.

-¿Dónde está?

Él se queda en silencio.

-¿Dónde está Carlos?

Me mira fijamente un instante. Traga en seco.

- No lo sé.

Me quedo en silencio. No voy a soltar otra lágrimas delante de él. Él no las merece, ya no, ya no más lágrimas.

-¿Cómo cojones no vas a saber dónde está tu propio hijo cabrón?

Siento que sus escoltas me miran en silencio. Siento tensión en el ambiente.

Silencio.

Él no dice nada. Sólo me mira en silencio.

Respira.

-¿Me puedes acompañar?

Me pide, pero sé que es una orden. Él se cree el dueño y señor de todo el mundo, pero le tengo malas noticias, yo no le pertenezco, ya no.

Me levanto de mi asiento.

Lo sigo hacia la cabina que tiene una lujosa cama para dormir.

Él cierra la puerta tras de sí.

Me mira fijamente en silencio. Yo estoy parada de espaldas a la cama mirándolo fijamente con mis manos cruzadas bajo mis grandes senos, cortesía de mi bebé el cual nunca pude amamantar porque no tenía leche materna.

- Si vamos a convivir estos meses en los que encuentro a mi hermanastro juntos necesito establecer unas reglas.

Me dice mirando el suelo. Sus manos están dentro de los bolsillos de su pantalón.

Alza su mirada.

- Uno: Jamás me vuelvas a faltar al respeto delante de mis hombres. Eso trae consecuencias Andra y no quiero eso.

Dos: Deja de llorar todo el tiempo. Comienza a ser molesto. Yo no te pedí que tuvieras un hijo mío.

Tres: Nuestro hijo Andra. Porque es nuestro, así que deja de decir tu hijo, como si yo no tuviera nada de participación en su creación. Nuestro hijo está perfectamente bien. Te lo puedo asegurar.

Yo me quedo en silencio. Él igual.

Trago en seco. Muerdo mi labio inferior.

- Yo también voy a plantear mis reglas Carlos. Uno: Lo dejé bien claro en el Hotel. No te quiero cerca. No me interesas cómo hombre.

Dos: No voy a llorar más, no te preocupes.

Tres: Mi hijo¿Oíste bien?Mi hijo porque es mío, tú sólo fuiste el donante de espermatozoides para su creación. No puede estar bien lejos de su madre. Lo quiero conmigo Carlos.¡Conmigo!

Esposa del NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora