Capítulo 6: Rosas y cristales rotos

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Abro mis ojos de golpe y me incorporo en la cama.

Respiro con dificultad. Estoy sudada.

Todo vuelve a mi mente.

Yo atendiendo un cliente.

Él

Sus hombres, la Iglesia. Mi hijo.

Él

Disparos. Gente muerta.

Mi hijo. Mi hijo. Mi hijo.

No puedo dejar de pensar en mi bebé. En cómo o dónde estará. No puedo evitar llorar. Gritar y volver a gritar con frustración.

Vuelvo a llorar. Vuelvo a gritar.

-¡Lo odio!¡Maldito te odio!¡ Te voy a matar! ¡Lo juro!

Grito en medio de la habitación vacía. Limpio mis lágrimas. Vuelvo a llorar pensando en mi bebé. Me vuelvo a limpiar las lágrimas. Grito.

Miro a mi alrededor.

La habitación es enorme. Es del tamaño de mi apartamento. Estoy sobre una cama queensize Toledo con dosel blanco. Todo es blanco. Abro las ventanas. Son enormes. Puedo ver los árboles, la vegetación. Puedo ver montañas a lo lejos. El aire puro inunda el lugar. Mueven mi cabello. Están enrejadas por fuera.

Veo en una parte de la habitación una bañera antigua, detrás hay dos puertas cada una de doble hoja de cristales blancos. Abro la primera. Es un enorme baño. Tiene un jacuzzi y una ducha completamente de cristal.
Hay un enorme espejo que ocupa toda una pared detrás de dos lavamanos de cristal que sobresalen de un hermoso mueble de madera blanco también. Abro sus gavetas. Están llenas de toallas listas para ser usadas. Veo un estante de cristal en una pared. Está lleno de productos para el cabello y la piel de marcas reconocidas como Chanel, L'Oréal incluso Nu Skin.

Entro en la segunda puerta.

Abro los ojos como platos. Es un vestidor. Está lleno de ropa de diseño. Tiene cinco estantes enormes que llegan al techo con zapatos de mujer. Veo otros estantes con bolsos de diseñador que casualmente combinan con los zapatos. El cuarto es todo blanco igual. Tiene un tocador con maquillaje Nu Skin, Elizabeth Arden incluso Kylie Skin y Kylie Cosmetics, hay un espejo iluminado con varios focos. En medio del vestidor hay un espejo igual. En una pared hay un estante lleno de perfumes de los cuales ni he oído hablar.

Trago en seco.

Cabrón. Se piensa que con todo esto olvidaré a mi bebé, olvidaré todo mi sufrimiento por años. Está equivocado. A mí nadie me compra, ni con todo el dinero del mundo.

Otra lágrima escapa de mis ojos. Mi labio inferior tiembla.

Siento rabia, frustración. Me siento prisionera. Prisionera por mis decisiones,por mis errores. Por entregarle mi corazón a un monstruo. A un demente. A un asesino.

Por confiar en una cara bonita. En una sonrisa. En una rosa.

Las evidencias estaban ahí. Yo fui la incrédula que no las veía, la que no las podía creer. Y lo peor fue que él siempre me lo dijo. Él nunca mintió. Yo fui la estúpida que se entregó a él sin esperar nada a cambio. Yo fui la ilusa que creyó que todo era mentira. Que todo lo decía para impresionarme, para hacerse el hombre misterioso y peligroso conmigo. ¿Qué me iba a pasar por la cabeza que me estaba acostando con un narcotraficante?

Qué ingenua fui.

Pero ya no más. Yo lo olvidé hace años. Ya yo no soy suya. Ya mi corazón no le pertenece porque ya no tengo. Los pocos trozos que quedaban de él se los entregué a mi pequeño Oscar. Ahora soy suya. Suya y de nadie más.

Esposa del NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora