Cruzó las puertas de la sala de espera con Ino siguiéndola de cerca, tratando de emular la rapidez de sus pasos mientras se dirigía hacia la cafetería.
Tras una mañana atestada de consultas, Sakura agradeció internamente, estaba realmente desesperada por usar el cerebro en algo que no fuera la maldita carta o la fotografía de aquella mujer desconocida. Las ultimas tres noches las pasó en vela, intentando unir cabos. Aquella mañana, como tantas otras, se despertó llorando y con un nudo en la garganta; la cara llena de lagrimas y la garganta atenazada solo constataban que no pasaba noches tranquilas de sueño profundo. ¿Desde cuándo? ¿Desde que encontró la carta en el ático? ¿O la fotografía en el cajón?
Ino interrumpió sus pensamientos
—Está mañana estás particularmente seria.
Sakura sacudió la cabeza.
—Lo lamento, he tenido muchas cosas en mente los últimos días.
—Puedo notarlo— dijo Ino.
Sortearon las mesas hasta situarse en un lugar alejado del barullo.
Luego del insomnio le siguieron las pesadillas: Sakura estaba postrada frente al tocador, sintiéndose objeto de las miradas de una mujer triste, hasta que estuvo lo bastante cerca como para ver su rostro derretido.
Aquella situación la tenía bastante alterada.
—Hey, frentona, ¿sucede algo malo?— quiso saber la rubia; por su rostro danzaba un atisbo de genuina preocupación.
Ajena al terrible monologo que transcurría en silencio por su cabeza, Sakura paseó la mirada por la estancia, sopesando si debía desahogarse con Ino o inventar una patética excusa para no ahondar en detalles.
«¿Quieres saber lo que descubrí anoche, Ino? Mi marido resguarda secretos, es extraño ¿no lo crees?, conserva una vieja carta en el sótano y resguarda recelosamente la foto de una mujer en una de las gavetas de su escritorio. Para ser sincera, estoy en un brete, Ino, como diría mi madre. En un autentico brete».
¿Qué diría Ino si Sakura pronunciara esas palabras en voz alta? Siempre consideró a su amiga como una de esas personas misteriosas y seguras de si mismas, que no necesitaban llenar los silencios con palabras, pero ahora pensaba que tal vez fuera por mera preocupación. Había algo descarado en su forma de mirarla y además estaba sentada en una postura erguida y atenta, como la de un niño en casa ajena.
—Ni siquiera yo se qué es lo que pasa— Sakura se mordió la uña del dedo pulgar—.Anoche, el hermano de Itachi fue a casa...
—¿Te refieres al hermano ardiente?— la interrumpió.
La pelirosa puso los ojos en blanco, quizá era inútil contarle a Ino lo que pasaba, pero no sabía a quien recurrir.
—El mismo— consintió con un suspiro—.Acudió a recoger algunos documentos. Itachi no mencionó nada al respecto porque esa mañana tuvimos una discusión, así que me vi en la obligación de husmear entre sus cosas— hizo una pausa, como si intentara pasar el trago amargo que aquel recuerdo le producía—. Encontré la foto de una chica en uno de los cajones.
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El susurro de las cosas rotas
Mystery / ThrillerImaginó que una vida llena de felicidad le esperaría cuando accedió casarse con él. Itachi era el hombre con el que cualquier mujer podría soñar. Sin embargo, su perspectiva cambia totalmente al percatarse de un secreto profundo y oscuro, algo tan t...