♤ Capítulo 5◇

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Los enfermeros y Elizabeth corrieron por los pasillos, oían los pasos detrás de ellos, sentían como alguien los perseguía, el terror se estaba apoderando de ellos. Fueron en dirección a las escaleras, sin pensarlo dos veces las empezaron a subir, las luces empezaron a fallar, segundos después, quedaron a oscuras.

- ¿Qué hacemos? – Se atrevió a preguntar Francesco. – Estamos atrapados.

- No digas estupideces, sigamos subiendo. – Habló Freddie. – No nos podemos quedar aquí el resto de la noche... - El sonido de unos pasos interrumpió al enfermero, todos guardaron silencio, pensaron que tal vez se trataba de algún doctor. Las luces seguían apagadas, sólo era visible la tenue luz de la luna que entraba por las ventanas. Los pasos se oyeron más cerca. - ¿Quién está ahí? – Preguntó nuevamente Freddie.

- ¿Por qué huyen? – Escucharon la voz de una mujer, era evidente de que no era la voz de Elizabeth.

- ¿Mami? – La voz de la niña regresó.

- ¡Sáquenme de aquí! ¡Lo suplico! –Alguien más se acercaba a ellos.

- ¡No estoy loco doctor! ¡Estoy bien! – Cada vez las voces y los gritos se intensificaban, Elizabeth empezó a llorar, Francesco y Freddie temblaban, no podían hablar del miedo. Cada vez las voces se acercaban más y más, los pasos se escuchaban casi encima de ellos.

- ¡Déjennos en paz! – Gritó Elizabeth con todas sus fuerzas, sus manos temblaban, se llevó las manos a los oídos y se puso en posición fetal. De repente la luz volvió, las voces se fueron.

- Ya pasó, déjanos llevarte a tu habitación. – Susurró Freddie tratando de recuperarse. – Vamos. - Sin decir ninguna palabra más, todos se levantaron y subieron un poco más en las escaleras, se encontraban en el octavo piso. En ese lugar estaban exclusivamente los pacientes jóvenes, desde los 17 años hasta los 25. Había una puerta blanca con vidrios, se veía un largo corredor a través de esta, hacia el otro lado, había una puerta similar, una pequeña sala de espera, unos baños, una recepción y el ascensor.

- ¿A dónde me llevarán?

- A su habitación, señorita May. – Respondió Francesco. – Según los protocolos, debemos hace que se bañe, revisarla y llevarla a su cama. ¿Entendido? – Él intentaba ser amable, uno de los guardias apareció y les abrió la puerta. La enfermera Fer salió de una de las habitaciones.

- ¿Ella es la de la habitación 39?

- Si, hermosa. – Contestó Freddie, Fer lo miró mal.

- Déjenme a la paciente, yo me encargaré de ella. – Elizabeth sin pensarlo dos veces caminó hacia Fer y se hizo al lado de ella. Francesco y Freddie se dieron la vuelta y se fueron.

Después de unos minutos, Elizabeth estaba lista para ir a su habitación, la enfermera había sido muy delicada y amable con ella. Cuando entró al cuarto, vio a tres chicas hablando, estaban sentadas todas en la misma cama, reían, parecía eran amigas de toda la vida.

- Chicas, saben que a esta hora no pueden hacer tanto ruido. – Reprendió Fer. – Ella es Elizabeth May, su nueva compañera.

Narra Bianca

Mis amigas y yo vimos a la nueva chica, tenía ojeras, cicatrices en sus brazos, llevaba una bata blanca puesta. La saludamos y ella sin decir ninguna palabra se dirigió a su cama, Moonie rodó los ojos, Thai y yo reímos. Luego de hablar unos minutos más decidimos dormir.

- ¡Suéltame maldito! – Murmuraba Elizabeth, estaba teniendo una pesadilla. - ¡No diré nada! ¡Por favor!

- Oye... - Traté de decir.

- ¡Se lo ruego! – Ella seguía dormida, vi que de sus ojos salían lágrimas. Me sentí mal por ella, me puse de pie y me hice al lado de ella.

- Oye... - Elizabeth se despertó de repente. – Todo está bien, no te pasará nada...

- Sácame de este lugar

- Soy una paciente más... - Respondí. – Haremos algo para salir...

- ¡Él me hizo mucho daño! – Elizabeth hablaba entre lágrimas. - ¡No estamos seguras acá!

- ¿A quién te refieres? – Preguntó Thai de repente, se acercó a donde nosotras estábamos, no queríamos asustar más a la chica nueva. - ¡Dinos! Nosotras sabemos que acá pasan cosas extrañas con los pacientes...

- Aaron, Aaron Keene

- ¿Qué? – Gritamos al mismo tiempo, Elizabeth bajó la mirada. - ¿Qué te hizo?

- ¡Me violó! ¡Me maltrató! ¡Me golpeó! – Thai se acercó a ella y la abrazó. - ¡Es un maldito! ¡Me tenía encerrada!

- Nosotras escaparemos de acá, ¿escuchas? – Habló Thai. – No te dejaremos sola...

En ese momento escuchamos pasos fuera de la habitación, mi amiga y yo corrimos hacia nuestras respectivas camas, una enfermera se asomó y decidimos fingir estar dormida.

8:15 a.m.

Una enfermera vino a despertarnos, nos aseamos y mientras nos traían el desayuno, arreglamos las camas. Le contamos a Moonie todo lo que había pasado, ella estaba de acuerdo con unir a Elizabeth a nuestro plan. Fuimos al corredor y nos sentamos en el piso para hablar de posibles planes de escape.

- ¿Danny? – Preguntó Elizabeth de repente, se puso de pie y fue a abrazar a un chico, yo lo había visto unos días después de que llegué.

- ¡No se permite el contacto personal! – Dijo una de las enfermeras, ellos dos se separaron. Elizabeth lo tomó del brazo y caminó hacia nosotras.

- Les presento a mi amigo, Danny. – Habló Elizabeth, el chico se presentó y se sentó con nosotras, hablamos como si nos conociéramos de toda la vida. En un momento, llegó el tema del posible escape, yo estaba segura de que no era prudente que tantas personas supieran, sin embargo, él me inspiraba confianza.

- ¿Qué haremos para escapar? – Preguntó Thai. – Ya hemos pensado mil maneras de salir de este lugar, pero realmente no es tan fácil como parece. – Ella cerró los ojos y cerró con fuerza los puños.

- ¿Qué pasa?

- Los espíritus... de este lugar... están furiosos – Dijo entre jadeos. – Me quieren llevar, nos quieren llevar, no sé qué hacer...

- Yo también lo siento... - Habló Danny

- ¿A qué te refieres? – Cuestioné

- También veo y siento cosas. – Miró a Thai. – Soy igual que tu...



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