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Bien, quedarse despierto toda la noche no era algo que disfrutaba hacer. Pero al leer ese cuaderno, hizo que sus pensamientos volaran y que lo único que estuviera en su cabeza, fueran aquellas lindas y tristes palabras que había escrito Park Jihoon.

Hyunsuk lo admitía, había leído el cuaderno más de cuatro veces, había llorado, reído, e incluso había sentido emociones que nunca había sentido al leerlo.

Jihoon sufría cada día y nadie se había dado cuenta. Hyunsuk se sentía peor por aquello.

Estaba llegando dos horas tarde a la escuela, casi a tiempo para su primer receso. Estaba dando pasos veloces para llegar a su cuarta clase sin que lo miren, pero se distrajo al ver como una mujer de pelo rojo salía enfurecida de la oficina del director.

Se hizo a un lado, escondiéndose detrás de una pared, escuchando lo que decían.

- Cómo que no hará nada al respecto!? - la voz de la mujer sonaba como si de verdad estuviera enojada. - Golpearon a mí hijo hasta llevarlo al hospital, y usted me dice que no hará nada al respecto!? Acaso sabe quienes fueron?

Hyunsuk prestó más atención, dándose cuenta de que aquella mujer era la madre de Jihoon.

- Disculpe señorita Park, pero no podemos hacer nada, no sabemos quienes son los culpables. - la voz del director sólo fastidió a Hyunsuk, y al parecer, a la madre de Jihoon.

- Mi hijo no me quiso decir los nombres de esos alumnos, pero escucheme bien, señor director. - Hyunsuk notó como la mujer se acercaba amenazante al director. - Cuando lo averigüe, tenga por hecho de que usted pierde su puesto.

- No puede hacer eso. - el director parecía nervioso.

- Tiene razón, podría hacerlo mejor, podría cerrar esta escuela.

Hyunsuk escuchó los zapatos de la mujer por el pasillo, notando que se iba.

El peliverde se asomó, viendo como el director se tocaba el cabello frustrado, para después entrar a su oficina.

Se mordió el labio, empezando a caminar velozmente por donde se había ido la mujer, sosteniendo su mochila con fuerza.

Nunca se había saltado las clases, pero si quería arreglar las cosas, tenía que hacer ese sacrificio.

Miró como a unos metros, la mujer abría la puerta de un carro con una mala cara.

- Disculpe! - alzó la voz corriendo hacia ella.

La mujer se detuvo y miro hacia Hyunsuk, quien corría hacia ella.

Ya estando frente a la mujer, hizo una reverencia, poniéndose nervioso. - Hola... - trató de no tartamudear. - Mí nombre es Choi Hyunsuk.

La mujer relajó un poco el rostro e imitó su reverencia. - Soy Roseanne Park.

- Usted es la mamá de Jihoon? - preguntó lo obvio.

- Lo soy. - la mujer miró su reloj y luego a él. - Disculpame, pero tengo que ir con mi hijo. - trató de subirse al carro, pero las palabras de Hyunsuk la detuvieron.

- Yo sé quienes golpearon a Jihoon. - alzó la voz para que la mujer lo escuchara.

- Lo sabes? - preguntó con esperanza. Hyunsuk asintió. - Puedes decirme? Te lo agradecería mucho.

Hyunsuk volvió a asentir. - Claro, pero... - apretó sus labios. - Podría acompañarla?

Rosé lo miró con intriga. - Eres amigo de mi hijo?

- No, pero... algo así. - trató de explicar. - Nos conocemos y hemos hablado un par de veces. - mintió. - Me gustaría verlo.

Rosé asintió no muy convencida. - Bien, mientras me digas los nombres de esos chicos. Entra al auto.

ɴᴏᴛᴇʙᴏᴏᴋ ● ꜱᴜᴋʜᴏᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora