Dentro de nada ya llega San Valentín.
Las calles y los paseos llenos de gente, supuestamente enamorada.
Idiotas, aún no saben que el amor no existe.
Los bares y los centros llenos de promesas de futuro.
Promesas que dentro de poco sólo serán pasado.
Es irónico pensar que todo esto lo planeamos tu y yo, cada detalle, cada minuto, y que ahora todo sólo sean promesas incumplidas y recuerdos amargos y fríos.
También es irónico que de pequeña soñara pasar San Valentín junto a alguien y que ahora sólo quiera quedarme en casa porque me repugna lo que veo al exterior.