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Narra Daniela.

Estoy con Brad acostada, de manera infantil hicimos un juego, constaba de que yo me escribiría un numero en la mano del uno hasta el diez, si él lo adivinaba entonces no tendría que ir a la tienda pero si fallaba él iría, como mi suerte es terrible me escribí diez y él lo adivino. Lo miro con el ceño fruncido, el día esta tan tranquilo que quiero quedarme en la cama solo abrazándolo pero también tenemos hambre, Brad se ofreció a cocinar, pero tengo que ir a la tienda por los ingredientes, me levanto de la cama con toda la fuerza de voluntad que yace en mí

Son las dos de la tarde y no hemos comido nada en el día puesto que ninguno quería salir, pero el hambre siempre gana y justo ahora acaba de ganar.

Me coloco un pantalón jean largo y una blusa sin mangas, me pongo mis tenis y vuelvo a mirar a Brad quien me da un sonrisa burlona, ruedo los ojos y tomo mi cartera.

Bajo hasta el estacionamiento y me monto en su auto, bueno es que el viaje no será malo en su totalidad, pongo música de Taylor Swift a todo volumen, parezco una de esas ricas universitarias en su super auto lujoso con música a todo volumen.

La tienda queda a unos cuarenta minutos, como todavía no es la hora en la que normalmente se salen de los trabajos, falta un par de horas para que las calles estén cogestionadas y no se pueda conducir en ella.

Llego a la tiendo y me bajo del auto colocando la alarma, busco el pasillo donde están las carnes tomo carne de res, carne de cerdo y de pollo, luego busco el pasillo de las pastas, cuando por fin las encuentro pongo varios paquetes en el carrito que traigo, busco todo los ingredientes para que pueda condimentarlo bien.

Reviso el carrito de compras y todo lo que eche en él, no valla a hacer que tenga que regresar otra vez, pago todo y me monto en el auto, las carreteras están totalmente vacías y mientras más me alejo del centro menos posibilidades tengo de ver personas, vuelvo a poner música para el resto del viaje, casi me duermo en una parte, es otra ventaja de las afuera, no choque con nadie, por el poco tránsito.

Llego al edificio y afuera esta parqueado un increíble Lamborghini negro, es simplemente una obra de arte, es muy costoso, de los últimos que han salido al mercado, no debería estar afuera en una calle tan solitaria pero de seguro el dueño saldrá de inmediato.

Subo en el ascensor mientras miro mi reflejo en el espejo, soy hermosa, si acabo de utilizar la técnica del espejo y elevarte la autoestima, dejo de ver mi reflejo cuando las puertas se abren, estoy impactada de lo que veo.

Josué sostiene la pierna de Brad torciéndola y haciéndolo cae, no le da chance y comienza a golpearlo violentamente, la sangre comienza a brotar de los labios y la nariz de Brad.

Debí pensar que el auto era suyo pero como iba a saberlo, está realmente lastimando a Brad.

Quiero intervenir pero mi cuerpo no responde es como si estuviera congelada, hago mi mayor es fuerzo y voy donde ellos de inmediato.

—Josué— Grito tratando que se detenga sin resultados — Josué— no me escucha, solo lo sigue golpeando, sostiene la cabeza de Brad y la estrella contra el suelo, o Dios mío, lo matara, Josué lo va a matar si no hago algo en este preciso instante.

Me le voy encima y escucho un gruñido fuerte como si fuera un animal, que pasa con él. Levanta el puño dispuesto a golpearme, cierro los ojos esperando el impacto, pero nunca llega.

Abro los ojos, me está mirando fijamente, impulsivamente lo golpeo varias veces furiosa, casi mata a Brad si no es que está Muerto.

—¿qué diablos está mal contigo?, ¿qué Diablos te sucede?, explícame, ¿quién diablos eres?— grito furiosa sintiendo las lágrimas rodar por mi rostros, sé que lo he visto pelear muchas veces pero no es igual, sus ojos están totalmente oscuros, juro que hubiera matado a Brad si no lo interrumpo— Lárgate, lárgate de una maldita vez— grito echándolo, no quiero que vaya a hacer otra locura, tengo miedo, pero no soy la única, los vecinos miran con horror, tiene las manos manchadas de sangre, saco mi teléfono y marco emergencias.

ATRACCIÓN PELIGROSA  {Libro II}✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora