Capítulo 50 - El inicio del viaje.

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Kagome se había ido al jardín en busca de las antiguas acompañantes de su madre, sabía que estaban allí gracias a que antes de irse le habían informado y, además, por sus agudos sentidos. Caminó en dirección hacia la entrada para poder salir de la inmensa estructura en la que ahora vivía.

¿Quién lo hubiese imaginado? Seguramente si alguien le hubiese dicho que en un futuro terminaría junto al demonio más frio de la era Sengoku, ella se habría reído en la cara de la persona diciendo que era la mayor estupidez que le habían dicho a sus cortos años de vida.

En cosa de minutos llegó al jardín para reunirse con Hana e Ibuki, las cuales divisó sentadas bajo la fresca y abundante sombra que otorgaba un árbol gracias a sus tupidas hojas.

— Hana, Ibuki —mencionó Kagome mientras se terminaba de acercar hacia las nombradas, la sonrisa que cargaba en su rostro les hizo entender a ambas que las cosas habían resultado mejor de lo esperado.

— Señora Kagome, ¿Qué tal le ha ido? —cuestionó la sacerdotisa fingiendo no tener ni la más mínima idea sobre la respuesta que le había dado el lord de aquellas tierras.

— ¡Podremos realizar el viaje! —exclamó con emoción mientras daba un pequeño brinco por la alegría que la invadía en aquel momento.

— Que alegría, eso quiere decir que podremos partir mañana ¿Verdad? —preguntó Ibuki para poder organizar la salida y regreso.

— Pero tenemos un acompañante extra —informó la joven yokai a las mujeres frente a ella— Lady Irasue hizo posible el viaje, así que ella será quien deberá acompañarnos —agregó mientras observaba la reacción de ambas.

— Qué bueno que sea ella quien la acompañe, estaremos más seguras con ella durante el viaje —respondió Ibuki— además, Lord Sesshomaru podrá estar más tranquilo si su propia madre la cuida —agregó con una sonrisa, se sentía mucho más segura que en un principio.

— Es verdad, espero que sea un viaje tranquilo y regresemos lo antes posible a la seguridad del castillo —habló Hana mientras admiraba el cielo azul.

— Iré a preparar algunas cosas que pudiera necesitar para mañana —dijo Kagome procediendo a retirarse de allí con dirección a su recámara.

Ambas mujeres realizaron una reverencia para continuar con sus pequeñas labores que ellas mismas se habían impuesto. Kagome siguió su camino hacía el castillo con calma, no tenía demasiada prisa y tampoco quería provocar algún incidente que le dificultara realizar la visita a la tumba de sus padres.

— Debo ir con Kimura antes de salir del castillo, seguramente Sesshomaru quiera asegurarse de que todo esté bien con los cachorros —pensó Kagome en voz alta mientras avanzaba por los pasillos.

Realizó el pequeño trayecto desde allí hasta el lugar donde Kimura se encontraba, si sus instintos no le fallaban ella podía asegurar que sus pequeños bebés estaban completamente sanos. En el trayecto se encontró con ayudante de Sesshomaru, Shiro, con quien hace demasiado tiempo no había entablado una conversación, ya que después de que se enteró de su relación con su amo, se alejó de ella sin explicarle, aunque podía suponer las razones que lo habían orillado a distanciarse de ella.

— ¿Sr Kimura? —cuestionó la joven yokai mientras daba suaves golpes en la puerta que se encontraba levemente abierta.

— Señora Kagome —escuchó decir al yokai anciano mientras la puerta era abierta en su totalidad para permitirle la entrada en la habitación— adelante —incentivó mientras extendía su brazo indicándole que ingresara.

— He venido por la revisión que me recomendó hace algunos días atrás —dijo Kagome mientras esperaba a que el hombre cerrara la puerta y se acercara al pequeño escritorio que había allí.

Inuyasha: Un secreto y un nuevo amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora