Capítulo 55 - Una súplica.

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Una sensación de pesadez invadió el cuerpo de Kikyo, por alguna razón se estaba negando a recibir la cura temporal que Kaede le había preparado, estaba segura de que pronto llegaría el momento en que volvería a ser solo barro y huesos.

— Kagome —murmuró la miko llamando la atención de la yokai frente a ellos— ¿podemos charlar en privado? —preguntó temiendo la reacción de las que se encontraban allí.

— ¿De verdad sientes que puedes pedir algo como eso? —respondió Sango molesta por la actitud y presencia de la pareja— ¿Cómo es posible que no tengan el mínimo de consideración hacia Kagome? —agregó reprochándoles el actuar a ambos— ¿Acaso no creen que ya fue suficiente el daño causado? Ustedes ocasionaron muchas cosas malas, incluso atentaste contra su vida —agregó apuntando a la mujer de tez blanca como si fuera lo peor que podría haber pisado aquella era.

— Sé que cometí muchos errores, pero de verdad necesito hablar contigo —suplicó la sacerdotisa mirando a la yokai en espera de una respuesta afirmativa— si es necesario me arrodillaré —agregó doblando sus piernas para afirmarlas contra el frio suelo e inclinar su cuerpo hacia adelante.

— K-Kikyo… —susurró Inuyasha sorprendido de la acción de la mujer, él jamás creyó que la miko sería capaz de algo como eso. Dirigió su vista hacia Kagome con desaprobación ¿Cómo podía permitirse ser tan indiferente? ¿Acaso no era suficiente con ver el dolor y arrepentimiento en los ojos de la miko? Sabía de sobra que la mujer no les debía nada, pero él creyó que sería una buena idea acercarse a pedir ayuda.

— Levántate, no es necesario que te arrodilles frente a mi —le pidió Kagome completamente incómoda por la situación que estaba presenciando— hablaré contigo, pero detén esta acción —accedió finalmente la miko recibiendo una mirada atónita de Sango.

La exterminadora apartó a su amiga tirando suavemente de su brazo para alejarla de la pareja, no quería que los presentes tuvieran la más mínima opción de recurrir a su amiga después de todo lo que había ocurrido en el pasado.

— ¡Kagome! —la reprendió en voz baja— no puedes prestarles tu ayuda, no se la merecen —agregó la exterminadora— sé que los has perdonado, que no les guardas rencor, pero no permitas que eso te quite el valor que has tenido hasta ahora para mantener la cabeza en alto y dejar todo eso en el pasado —le pidió la joven mientras sostenía sus manos con suavidad.

— No debes preocuparte, Sango, tengo claro lo que debo hacer —respondió Kagome entregándole una cálida sonrisa para comenzar a caminar en dirección a Kikyo.

Inuyasha de cierta forma la envidiaba, ella estaba tan llena de vida mientras que Kikyo se desvanecía poco a poco, era realmente injusto. Su mano se convirtió en un puño con la única idea de contener sus emociones en aquel momento, la única cosa que lo mantenía sereno era lograr obtener la ayuda de la mujer de Sesshomaru.

— Bien, Kikyo ¿te parece bien si avanzamos en dirección al oeste mientras conversamos? —preguntó Kagome esbozando una sonrisa forzada, quería terminar luego con aquel incómodo momento.

— Claro —respondió Kikyo emocionada por el hecho de que accediera a su petición— “Estoy segura de que accederá a ayudarme, tiene un corazón muy noble” —pensó la miko mientras seguía los pasos de la yokai— Felicidades —mencionó haciendo que Kagome se girara para observarla— por tu embarazo —agregó aclarando a lo que se refería.

— Gracias —murmuró la yokai aferrando sus manos a su vientre con sobreprotección, no le causaba una buena sensación tenerla cerca.

Ambas mujeres caminaron por delante del resto, las acompañantes de Kagome estaban atentas a cualquier extraño movimiento de parte de alguno de los recién llegados, no estaban dispuestas a dejarlos ocasionar alguna especie de problema que pudiera afectar directamente a Kagome o los pequeños.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2021 ⏰

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