Capitulo 6. Tienes miedo

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F: Diam, ¿Por qué tardabas tanto? ¿Dónde está Kate?

D: Ella no tiene muchas ganas de entrar, prefiere quedarse fuera.

M: No me extraña. – afirmó entrando en un pequeño recinto donde se encontraba un caballo de color negro, el cual supuse que era Sansón.

D: ¿Por qué lo dices?

F: La última vez, ella trató de llevarnos al pueblo. Yo no quería ir, pero ella no paraba el coche. Miles la amenazó y lo paró. Poco después nos encontramos aquí. Miles y yo estamos muy enfadados, no queríamos hablar con ella y... bueno... Poco después desapareció un par de horas. – dijo bajando la mirada algo apenada.

M: Pensábamos que se había ido, pero volvió con un CD y un pez para Flora.

F: Después de eso no ha vuelto a pisar el establo, cada vez que decíamos de venir, ella no quería o decía que estaba muy ocupada.

M: Es mejor así. – aclaró acariciando el caballo negro.

F: Miles, tú tampoco ayudas. La asustaste el día que le diste clase, la amenazaste y ahora la tratas mal, diciéndole loca a todas horas.

M: Es que es mentira, está loca. Además, el día que la amenace estabas teniendo un ataque de pánico. Soy tu hermano y no podía verte sufrir así. – Flora se asustó de la reacción que tuvo su hermano. Poco tiempo después, su rostro estaba lleno de lágrimas y salió corriendo del establo.

D: Bien hecho, genio. – salí detrás de Flora. Al salir vi como Flora estaba subida en los brazos de Kate abrazándola, escondiendo su rostro en el cuello de mi hermana, mientras que Kate intentaba calmarla. – ¿Estás bien?

F: Creo que sí, no me gusta que Miles me dé voces. – dijo separándose un poco de mi hermana.

D: Sabes cómo es él. En el día y medio que llevo aquí he podido ver que es un tanto malhumorado. – dije haciéndole cosquillas en la panza.

F: Sii, jajaja. – asintió riendo mientras le hacía cosquillas. – Diam, Kate, no me dejéis aquí sola, por favor. – dijo mirándonos esperando una respuesta de nuestra parte.

K: Te prometo que no me iré Flora.

D: Sí, Kate se queda, yo me quedo.

F: Gracias. – agradeció antes de volver a esconder su rostro en el cuello de Kate.

K: La llevaré a casa para que descanse.

D: Yo hablaré con Miles, voy en un rato.

K: Ten mucho cuidado Diam.

D: Lo tendré.

Kate se despidió de mí y llevó a Flora a la casa. Yo por mi parte di una gran bocanada de aire antes de volver a entrar al establo. Al entrar vi a Miles sentado en un banco de madera pequeño, sujetando la fusta con fuerza y con rostro pensativo. Cuando estaba cerca de él me senté en el suelo del establo enfrente de él.

M: Has vuelto, pensé que te habías ido con ellas a la casa. – dijo sin mirarme.

D: Aún no he visto los caballos, además no les he dado esto. – aclaré sacando la manzana que estaba en el bolsillo de mi chaqueta.

M: Bien puedes dársela a la yegua, no te acerques a Sansón, no les gustan mucho las personas.

D: Tiene a quien parecerse. – dije y Miles levantó la mirada para verme de forma incrédula sin entender lo que acababa de decir. – Se dice que las mascotas se parecen a sus dueños, y creo que tú y Sansón tenéis mucho en común.

M: Lo que tú digas no me conoces para decir como soy o dejo de ser. – dijo comenzando a cabrearse y alzar el tono de su voz. – SERÁ MEJOR QUE TE VAYAS Y ME DEJES SOLO. – gritó con ira levantándose del asiento.

D: Llevo aquí menos de un día y sé que eres una persona a la que no le gusta que le lleven la contraria, que no es capaz de pedir disculpas cuando se equivoca y a la que le gusta vivir aislado. – dije levantándome del suelo, me sacudí los pantalones y lo miré a los ojos. – No te lo he dicho antes, puede que a Kate le des miedo, pero te aseguro que yo no tengo miedo. Es más, no tengo miedo de tu caballo y mucho menos de ti. – dicho esto partí la manzana en dos, una parte se la di a la yegua y me acerqué a la zona de Sansón.

M: NO TE ACERQUES, ESTÚPIDA. – gritó acercándose a donde estaba.

En ese momento siento el aliento de caballo detrás de mi nuca, me doy la vuelta, lo miró durante un par de segundos a los ojos y le ofrezco la manzana. Miles paró en seco, mostrando un rostro de miedo y angustia.

M: DIAM ALÉJATE AHORA.

Sansón se alzó en el aire, mirándome desde arriba. Mi cuerpo se quedó completamente quieto, mis ojos no mostraban terror, no sentía terror al ver a ese caballo, solo sentía pena y tristeza. Cómo es que un animal tan noble como cualquier otro podía comportarse de esa manera. De un momento a otro mi cuerpo se relajó y esbocé media sonrisa. No pasaron ni dos segundos cuando el caballo volvió a bajar y apoyarse en sus patas delanteras. Poco a poco se acercó a la puerta de su cubículo y sacó la cabeza por este.

M: Ni se te ocurra acercar tu mano, o la morderá. – dijo sujetándome de la mano izquierda. Yo lo miré y su rostro se tornó más tranquilo, pero con algo de terror.

Miré al caballo y le ofrecí la manzana. Para sorpresa de ambos el caballo reaccionó bien, cogió la manzana de manera tranquila y se la comió sin dar problema alguno.

M: Vamos fuera de aquí. – aclaró tirando de mi mano.

D: Espera. – dije parando en seco, me solté de su agarre y volví al cubículo, poco después el caballo asomó su cabeza de nuevo, dando a entender que podía acariciarlo. Tomé entonces la mano de Miles y ambos tocamos el caballo de manera tranquila. – Ves.

M: Nunca se había comportado así con nadie.

D: Un caballo, al igual que cualquier animal, siempre que sienta que su manada se ve afectada, luchará. En este caso, el caballo vio que no era un peligro para su manada.

M: ¿Qué manada?

D: Tú y la yegua. Ambos sois parte de él, si alguno se siente atacado, él atacará. Estoy segura de que Kate se mostró aterrorizada la primera vez que lo vio. Esto hizo que él se sintiera más poderoso. Yo al no titubear me ha visto como su igual, como te ve a ti. – dije esto último mirando a Miles a los ojos. – Él es como tú.

M: No sé de qué estás hablando. – dijo soltando mi mano, para salir del establo. Pero antes de que saliera dije.

D: Tienes miedo, Miles.

M: Yo miedo, jamás.

D: Tienes miedo de perder a Flora. – Miles giró su rostro y se me quedó viendo, su expresión cambió a una de sorpresa. – Tienes miedo de que alguien como Kate o la señorita Jesen se la lleven.

M: Ahora lo veo, estás tan loca como tu hermana. Parece que me equivocaba contigo, pensé que podíamos llegar a ser amigos al menos, pero veo que no. Será mejor que comencemos a hacer las maletas estáis despedidas. No os necesitamos para nada. – espetó más cerca de mí.

D: Tienes miedo a que Flora ame a alguien más que a ti, a que vea en sus niñeras a una madre y decida que es hora de abandonar esta casa.

M: Será mejor que te calles, porque no sabes nada.

D: Bien, lo que tú digas, no hablaré más. – dije levantando ambos brazos en señal de rendición. – Pero debes saber que estoy en mi tiempo de prueba y hasta que no pase no me puedes echar.

M: Perfecto, pero debes saber que si te quedas te haré la vida imposible.

D: Miles Fairchild, te lo he dicho antes, no te tengo miedo.

M: Estás advertida. – dijo y salió de los establos.

Unos segundos después salí yo y vi cómo se dirigía a la casa con paso firme y malhumorado.

D: ESTARÉ ESPERANDO A TUS SORPRESAS, MILES. – grite con una sonrisa echando mi peso en el marco de la puerta del establo. – Genial, que comience la fiesta. Veamos de qué estás hecho, Miles Fairchild. A ver si eres capaz de aguantar, imbécil.

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Hola, chicxs espero que os guste está nueva parte.

Atte.: DNA

En medio de la noche (Miles Fairchild y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora