Capítulo 12. Jugada Maestra

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Ni siquiera sonó el despertador cuando ya estaba preparada. Hoy me había despertado antes que, de costumbre, me había duchado y me puse ropa cómoda para montar a caballo. Salí de mi cuarto en dirección al cuarto de mi hermana. Entré en su cuarto y corrí las cortinas despertando a mi hermana en el proceso.

D: Buenos días, Kate.

K: Buenos días, Diam. – saludó frotando sus ojos aún soñolienta. – Te noto más animada de lo normal, ¿Ha pasado algo?

D: No, ha pasado nada. Estoy normal.

K: Ya, lo que tú digas. – dijo levantándose de la cama. – No será por las clases de equitación. – dijo entrando en el cuarto de baño para cambiarse.

D: No, solo creo que hace un buen día y eso me ha alegrado mucho. – dije mirando por la ventana.

K: Jajaja, claro que sí.

Unos minutos después, bajamos a la cocina, llegando antes que los hermanos Fairchild. Poco después llegó Flora de la mano de su hermano mayor. Ambos se sentaron en la mesa, saludando a las dos hermanas.

F: Buenos días.

M: Buenos días, a las dos.

F: Diam, ¿estás lista para la clase con Miles? – preguntó guiñando el ojo derecho sin que su hermano ni mi hermana la vieran.

D: Por supuesto, estoy deseando que llegue el momento de mi clase de equitación.

M: Seguro que quiere hacerlo.

K: Miles tiene razón, no importa si no quieres hacerlo Diam. Podría suceder algo.

D: Tranquila, estaré bien siempre que Miles esté conmigo en todo momento.

M: Claro. – dijo riendo nervioso, apartando la mirada, es más, podría decir que se había sonrojado.

F: Kate, ¿Podríamos dar la clase de hoy en el patio? – preguntó ilusionada. – Así podrías vigilar que nada le pase a Diam.

D: Es una buena idea, ¿Qué dices Kate?

K: Está bien.

Diam y Flora: Genial.

Después de desayunar, esperé en la sala junto a Flora, a que Miles se cambiase de ropa y Kate cogiese algunos libros para la clase.

D: ¿Lo tienes todo?

F: Sí. – asintió frenéticamente.

D: ¿Sabes lo que tienes que hacer?

F: Sí, todo está controlado.

D: Muy bien, compañera. – dije alzando los pulgares.

M: Ya estoy. – afirmó entrando en la sala. – ¿De qué habláis?

F: Le decía a Diam, que cuando monte a caballo debe estar tranquila en todo momento o sus nervios pasan al caballo. – dijo guiñándome un ojo.

D: Sí, es un buen consejo. – aclaré acariciando su pelo.

M: Bien, cuando queráis nos vamos.

K: Vamos Flora, ya tengo todo lo que necesitamos.

Los cuatro salimos de la casa y nos dirigimos al patio trasero, llegamos hasta una parte sin árboles y con tierra. Una zona en la que se enseñaba equitación.

M: Esperad aquí iré a por Dalila.

Las tres asentimos en silencio y esperamos unos minutos hasta que Miles volvió con la yegua de color blanco. Flora y Kate ya habían comenzado con su clase.

En medio de la noche (Miles Fairchild y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora