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En estos días, las noches comenzaban a ser frescas; estábamos a mediados de otoño y las tardes a veces eran cálidas, pero las noches estaban siendo heladas. 

Ya eran mas de las 8 y aquí estaba, dándome una ducha rápida con riesgos de hipotermia porque no había agua caliente. Ni luz. Estaba encerrada en un baño a casi oscuras mientras una vela evitaba que me hundiera en las sombras. 

La verdad, seguía pensando mucho en la situación, sobre como llegué a aquí, quisiera hacer un retroceso pero no puedo, no puedo creer que nada de esto lo pude ver venir y ahora me siento impotente. Me pregunto, ¿Cuántos habrán muerto en esta desgracia?...

Cerré la llave de agua y sequé mi cuerpo con una toalla; miraba la puerta constantemente ya que, siendo honesta, seguía algo insegura de estar con un extraño en esta casa, después de todo, lo acabo de conocer hoy, sin embargo, la puerta seguía como la había dejado y eso le relajó. 

Habíamos buscado en los cuartos ropa limpia, pero no había mucho para mi ya que la mayoría de la ropa me quedaba grande, además de que al parecer no vivía ninguna mujer aquí. Me vestí con lo que encontré: un pantalón tipo jogger, una camisa interior de tirante grueso y unos bóxer color gris, sí, bóxer, era obvio que no habría otra cosa. Viendo mi ropa interior sucia y mojada no pude hacer más que tener que dejarla, aunque era un pequeño alivio tener que mandar a la mierda ese incómodo brasier. Finalmente me puse esa sudadera amarilla y salí del baño. No lo vi en el pasillo.

Caminaba en silencio por los pasillos hasta llegar a las escaleras, di un rápido vistazo hacia abajo y lo vi ahí, sentado en el comedor con el mapa extendido en la mesa. El de verdad... 

Bajé las escaleras sin quitarle la vista de encima, el se dio cuenta de mi presencia y levantó la mirada para verme con una muy pequeña sonrisa. 

-Oh, terminaste.

Yo seguía tan sorprendida como aliviada.

-Sigues aquí... - murmura.

Lo vi torcer los labios mientras alzaba la ceja, supongo que me escuchó.

-Claro - dice con obviedad - ¿creíste que me iría?

-Bueno, no lo sé... - avergonzada desvía la mirada hacia el mapa.

Ahora me sentía tonta... aunque no podía sentirme mal por desconfiar, ¿no? después de todo, lo acabo de conocer hoy, es simplemente precaución... Di un vistazo rápido a la sala y vi unas mochilas vacías reposando en el sofá.

-¿Y eso? - apunta hacia las mochilas.

-Mientras estabas en el baño me puse a buscar algunas mochilas en la casa, deberíamos llenarlas de provisiones de una vez, digo, en caso de que necesitemos huir rápido - explica tranquilo regresando a su trabajo en el mapa.

-¿No quieres ir a ducharte? - se sienta frente a el retirándole el mapa con cuidado - puedes seguir con esto después.

Me miró en silencio durante unos segundos y  me puse nerviosa, sin querer mirarlo a los ojos pude prestar mas atención a su rostro, poder verlo detalladamente, ¿Qué edad tendrá? no se lo he preguntado, parecía joven y tenía un cutis hermoso, además de una pequeña marca en su mejilla, ¿una cicatriz? quería preguntar muchas cosas.

-Tal vez debería.

Escucharlo de nuevo me hizo salir de esos pensamientos, no se cuanto tiempo duramos así y me avergoncé, tal vez lo incomodé. Asentí con la cabeza y se levantó y caminó al baño en silencio, ahora no parecía muy hablador.








. . .








-¿Qué haces?

Detuve mi pequeña tarea para voltear a mirarlo. Lo había escuchado salir del baño por lo que esta vez no me asusté por su repentina aparición, y por lo que veía el tenía mas suerte que yo al encontrar ropa que le quedara, ya no usaba ese uniforme de policía, ahora tenía unos pantalones negros, una camiseta gris y una gabardina oscura, de verdad tenía mas suerte que yo.

A l i v e [J u n g k o o k]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora