Guerra

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Luego de decir eso, todo brilló con fuerza y Jatsu salió volando, cayendo al lado de Souji bastante herido, aunque fue capaz de protegerse a tiempo, por lo que no recibió daños graves. En seguida Souji se puso de pie y sacó todo el poder que pudo, haciendo que sus Kamizumi brillaran con fuerza; dio un gran y veloz salto para llegar hasta la fuente de luz, y fue entonces cuando vio que se trataba de Long, un Deva cuyo poder consiste en hacer que la energía se materialice en la forma que él quiera.

Un aura ardiente como el fuego rodeo a Souji por completo debido a que estaba utilizando gran parte de su poder y se dispuso a disparar directo al arrogante rostro del Deva procurando apuntar hacia el desierto para así acabar con los monstruos también y evitar dañar la vida en otro biomas, pero justo después de soltar aquel golpe, Long desapareció, por lo cual únicamente acabó con las bestias; también se sintió frustrado ya que utilizó una gran cantidad innecesaria de poder.

Se dirigió hacia Jatsu para verificar su estado y éste ya se había regenerado gracias a su control de la energía espiritual.

- Sólo era un clon hecho de energía - Dijo Jatsu con disgusto - Cuando me impactó su rayo, vi que su brazo había desaparecido; asumo que debió utilizar la energía del mismo para golpearme.

- Eso explica porqué te hizo tanto daño - Dijo Souji más calmado - Era energía pura comprimida.

Jatsu suspiró y dijo con enfado:

- ¿Que haremos? Se supone que esta asquerosa guerra tiene al menos una o dos reglas, y una de ellas es que ningún Deva puede pisar el territorio de otro sin su consentimiento ¡El bastardo no sólo nos atacó desprevenidos sino que también rompió las reglas!

Jatsu estaba furioso y Souji lo entendía, ya que él también lo estaba. Gracias a esas reglas los humanos de su territorio nunca habían sufrido un gran ataque debido a que ellos se encargaban de acabar con todo esbirro que amenazara su paz, pero ahora Long, aunque era un clon, igual envió su energía divina hasta su territorio.

- !Souji, esto no puede quedar así! - Dijo Jatsu con frustración.

Souji por su parte lo miró con impotencia - !Pero tampoco podemos atacar!

Jatsu quedó sin palabras, pues entendía y compartía su opinión. Sin embargo, dejarlo pasar no era algo que le agradara tampoco.

Mientras discutían qué hacer con la situación, uno de los niños de una aldea cercana fue hasta ellos y les dijo:

- Por favor, ¡ayúdennos, grandes Devas! - El niño decía entre lágrimas - Demonios rojos han invadido el pueblo y no hay forma de esconderse de ellos.

¿Demonios rojos? Eso significaba que habían roto las puertas Occidente. Sin duda, debió tratarse de Long, quién con su poder destruyó la puerta sin si quiera generar una alerta. Esto era peor de lo que temían...

- Sin las puertas de Oriente y Occidente no habrá protección contra demonios oscuros para los humanos - Dijo Souji con miedo.

El niño se atrevió a interrumpir el monólogo del Deva para informar:

- Los ancianos siempre han pensado que no podemos dejarle todo el trabajo a ustedes, así que Sao Babu [Babu o Baboo es un honorario que poseen únicamente hombres cuyo nombre se considera sinónimo de honor] nos ha instruido desde pequeños para que seamos capaces de restaurar la estructura y el sellado de las puertas.

- ¡SAO! - Jatsu gritó con notable alivio - Si en verdad ese viejo sigue vivo, de seguro, con su sabiduría, ha formado grandes conocedores de las puertas.

- Significa que si les damos suficiente tiempo pondrán restaurar las puertas - Souji volteó hacia el niño - Imagino que viste que tan rotas están las puertas, ¿cierto?

El niño respondió - Sí, sólo es una y se rompió el pilar derecho; tal vez la restauremos en dos horas...

- ¿Dos horas? - Souji sonrió - No esperaba menos de ese viejo.

- Bien - Jatsu volvió a transformarse igual que antes con una gran furia reflejada en sus ojos - Entonces acabemos con esto... ese idiota cabó su tumba.

[Veinte minutos después]

Tras recorrer todo el camino hasta la aldea, Jatsu y Souji, con el niño a cuestas, vieron con sus propios ojos la invasión a la aldea. Efectivamente, sólo la puerta Suroeste había sido rota, sin embargo, el daño era tal que aún no creían que Sao pudiese repararla en dos horas.

A lo lejos se divisó un grupo de aldeanos levemente heridos y un hombre con una edad bastante avanzada, pero con notables condiciones físicas excelentes, lideraba el grupo.

- Grandes Devas, Maharajas [Así se les llama a los monarcas de un territorio] de esta tierra, me alegro poder verlos luego de tantos años - El viejo se dirigió a ellos con todo respeto y alegría, aunque la angustia era muy visible en sus ojos y en los ojos de quienes venían con él.

- A mí también me alegra verte después de tanto tiempo, Sao... o mejor dicho, Sao Babu - Souji sólo intentaba tranquilizar a su viejo amigo, y al parecer lo había logrado, ya que una sonrisa se divisó en aquel rostro que reflejaba sabiduría - Seré directo; necesitamos que nos digas qué pasó.

- Una luz brilló desde la puerta - Dijo Sao viendo a los Devas fijamente - Luego se intensificó y desapareció con un gran estruendo. La puerta cayó y los demonios vinieron en hordas bastante grandes. De momento no nos falta nadie, pero puede que aún hayan personas ahí dentro.

- El niño dijo que podrían arreglar la puerta en dos horas mientras los cuidáramos de las bestias - Resaltó Jatsu - ¿Es eso cierto?

Sao sonrió - Si la necesitan en una hora, entonces doblaremos los esfuerzos para que se cumpla esa hora.

- Entonces todo decidido - Dijo Souji mientras adoptaba una forma similar a la de Jatsu, sólo que él poseía dos ojos únicamente - Ustedes hagan su parte y nosotros haremos la nuestra.

Dicho esto, los Devas acompañaron a los aldeanos hasta la puerta y ahuyentaron a los demonios cercanos. Una vez terminaron, se dirigieron a la aldea para acabar con los demonios invasores que ya iban en camino hacia los aldeanos.

- ¿Qué te parece una competencia? - Dijo Souji sonriente.

- El primero que llegue a treinta gana.

- Me parece bien.

Souji fue el primero en alcanzar a un demonio, y aunque éste medía medio metro más que él, Souji detuvo el puño del demonio sin problemas, luego su mano se expandió y trituró el puño del demonio sin esfuerzo alguno. "Qué patético" pensó. Ya que otro demonio se acercaba, lanzó la bestia que tenía en las manos a unos quince metros en el aire, y luego de darle un par de golpes al demonio que se acercaba a su costado, hizo que ésta detuviera el descenso de la anterior lanzándola con su mano izquierda, para luego atravesar ambos cuerpos con su puño derecho.

Jatsu, por su parte, sólo fue corriendo entre los demonios y golpeándolos en los costados, y cuando contó unos quince, se dio media vuelta y dijo "¿Soy yo u hoy hace mucho calor?", luego juntó sus palmas y cerró sus ojos dejando solamente el ojo de la frente abierto, y éste brilló con un color azul intenso; de repente, las zonas donde había golpeado a las bestias brillaron del mismo color y todas se convirtieron en hielo sólido. Jatsu abrió todos sus ojos y comenzó a brillar se forma extraña, de repente, todo movimiento que hacía era acompañado por espectros similares a él, luego comenzó a correr mientras daba múltiples golpes a las estatuas de hielo y sus espectro multiplicaban los impactos.

Los aldeanos quedaron atónitos ante la escena, excepto Sao, quien dijo entre leves carcajadas "Pobres demonios... no tienen ni idea de lo que les espera"

Una mujer escuchó el comentario del viejo y le preguntó:

- ¿Cómo no la van a tener si lo están viendo justo ahora?

Y Sao sólo respondió "Esto apenas comienza".

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2021 ⏰

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Al Llegar a la CimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora