Capítulo 3

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Ser uno de los miembros importantes del Cartel de Narcotráfico Mexicano poco a poco empezaba a cobrar factura. He comenzado a practicar y a hacer cosas que jamás en mi vida se me había cruzado hacer.

Manejar todo tipo de armas, ser parte de los negocios donde los socios de Luis y yo hacemos un acuerdo. Pasé de ser el secuestrado a ser una de las manos derechas del "Gran Señor Molfese".

Aún me parecía demasiado raro toda ésta situación pero aún no lograba sacar información de nadie. Luis ni sólo me hablaba lo necesario, los empleados sólo agachaban la cabeza cuando me veían, Karol estaba sumergida en su mundo, siendo la consentida de su padre y para mi suerte Candelaria era la única que me hablaba.

Vaya suerte la mía.

Trataba de actuar conmigo como cuando nos conocimos en la oficina de su padre, pero era astuta porque sabía que cuando más actuara así, más trataría de alejarla. Su actitud pasó a ser más tranquila, más intuitiva conmigo en todo momento.

Como si buscará una amistad antes de que contrajéramos matrimonio.

Tan sólo recordar que dentro de poco nos casaríamos me daba un mal sabor de boca, aún no habíamos planeado nada porque Luis no había dicho nada tampoco. Ya que todo dependía de él.

— Ruggero, ¿Piensas que me veo bien? — pregunta Candelaria saliendo del baño de nuestra habitación con tan sólo ropa anterior.

Aceptaba que era bonita y que tenía un cuerpo muy bonito, pero en mis pantalones no hubo ninguna reacción.

Las cosas como son.

— Ya habíamos hablado de ésto Candelaria — dije un poco cansado. Su porte seductor desaparece y ahora se muestra avergonzada.

— Yo... yo lo siento — es lo único que dice antes de caminar rendida hacia la cama. Una sensación de culpabilidad me carcome por unos segundos al pensar en ella.

A pesar de todo éste rollo, de que se comportó en toda una caprichosa en el momento que nos comprometimos, aún así ella ha sido la única que ha estado pendiente de mi. Sin dudarlo camino hacia la cama, me recuesto a lado de ella, la jalo y se recuesta encima de mi pecho.

— Ésto es lo que puedo ofrecerte ahora Cande— se aprieta más hacia mi y entierra su cara en la curva de mi cuello.

— Es más que suficiente Ruggero, tu atención es todo lo que quiero — nos quedamos en silencio hasta que ella se queda dormida.

Luego de asegurarme que esté en el quinto sueño, con cuidado me levanto de la cama, y salgo de la habitación. A éstas horas todo duermen, así que aprovecho para irme al patio trasero, el único lugar donde no hay peligro y sólo paz.

Tomo una respiración profunda antes de mirar al cielo. Siempre he sido una persona bastante intuitiva, racional y sacaba algún tipo de paz de eso. Me sentí un poco cobarde al recordar a mamá y a Monik, yo no las puedo ayudar y vivo resignado a aceptar ésta mugrosa vida.

Todos querían que yo fuera un rey pero yo no quería la corona.

Sentí pasos suaves y seguros detrás de mi, por un momento pensé que era Candelaria pero me equivoqué. Giré para ver quien era y me encuentro con esa pequeña de ojos verdes.

— Karol — digo un poco sorprendido — ¿Qué haces aquí?

Iba vestida con una blusa de franela que le dejaba el ombligo afuera y unos shorts de la misma tela, el conjunto era de color negro y hacía un contraste hermoso con su piel. Su expresión como siempre estaba indecifrable, fría y lejana.

— Lo mismo me pregunto, aunque no me sorprende verte husmeando por todas partes de noche.

Esbozo una pequeña sonrisa.

Perfección tan irrealWhere stories live. Discover now