Fingir que me sentía bien con ellos me repugnaba en niveles impresionantes, ver cómo servían a Luis sin chistear me parecía tan irónico.
Luego se preguntaban porque el mundo cada día estaba peor.
Me habían informado que tanto mi madre como Monik estaban con vida y yo mismo lo comprobé. Por un momento pensé que todo lo que ahora mismo estaba haciendo era por ellas, porque sus vidas siempre irían delante la mía.
Candelaria era una completa sumisa conmigo, hacía lo que yo dictaba y eso daba puntos a mi favor. La chica estaba hechizada conmigo y aún me quedaba averiguar la razón y el tema de todo éste rollo.
Dormíamos juntos, desayunábamos juntos y luego ella iba a hacer su rutina diaria: a hacer ejercicio o estar pendiente en la computadora. Nadie volvió a tratarme mal porque yo también me comportaba como un sumiso, hacia lo que Molfese decía y eso me convertía en uno de los señores de la casa.
Quise tratar mal a Candelaria pero mis ánimos no daban como para soportar sus berrinches si yo no le daba atención. No hemos tenido contacto de ningún tipo y yo estaba agradecido.
Mi aspecto físico cambió bastante ya que estaba comenzando a entrenar, ya empecé a vestirme de manera formal por órdenes de Luis , me dejé crecer la barba para parecer mayor y pues me quité los anteojos.
<<Ese no soy yo>>
Caminaba por un pasillo en particular, uno donde me llevaba a uno de mis lugares favoritos, me conducía a una habitación donde al parecer nadie solía ir y donde había encontrado un ukelele.
¿Cómo lo descubrí?
Pues aproveché la libertad que estoy teniendo poco a poco y husmeando entre habitaciones, ese hermoso instrumento llamó mi atención.
Todos piensan que estoy dormido porque ya es media noche, había dejado a Candelaria bien dormida y vine aquí a tratar de desahogar mis sentimientos tocando.
Me senté encima de una caja y comencé a tocar algunos acordes. Me teletransporté en aquellos tiempos donde tocaba con mi guitarra en el silencio de mi habitación.
Lágrimas caen de mis ojos cuando pienso que estoy recluido bajo la custodia de unos criminales peligrosos, obligado a casarme con una de sus hijas y metido en el sucio mundo del narcotráfico.
Apenas tenía 18 años y ni siquiera había terminado el colegio, no podía estar dentro de ese mundo.
Pero lo qué uno hacía por su familia.
— Buen escondite Pasquarelli — una voz femenina hace que de un respingo del susto.
Por la silueta pequeña me doy cuenta quién es y me enderezo rápidamente en muestra de respeto.
O de miedo.
— Lo siento mucho señorita Molfese.
— ¿Por qué lo sientes Pasquarelli? — ella camina hacia mi y me deja verla en medio de esa poca luz en esa habitación.
— Por estar aquí sin el permiso de nadie.
— Mientras no intentes escapar toda ésta casa es tuya — su cabello castaño estaba suelto y caía en ondas por los extremos de su cara.
Ahora me daba cuenta que no había ningún parecido con Candelaria ni tampoco con Luis, pero si había heredado su lado cruel.
Tal vez era parecida a la madre.
Ahora que me daba cuenta, nunca la había visto.
— No escaparé señorita Molfe... — ella levanta la mano interrumpiéndome.
— Sólo Karol y ya.
Asentí comprensivo porque es la primera vez que hablábamos directamente. La había visto siempre haciendo negocios en compañía de su padre.
— Ahora guarda eso —apunta el ukelele — antes de que alguien lo encuentre y lo queme.
¿Ella estaba ayudándome?
— La guardaré.
— Vete antes de que Candelaria despierte y no te encuentre.
— Claro, con permiso — trato de irme pero su voz me interrumpe.
— Y si vas a estar con ella, porfavor usa condón, es más seguro.
Me giro hacia ella con tremenda cara de confusión.
— ¿ Perdón ?
Ella da un lado hacia mi segura.
— Serás su esposo muy pronto pero te aseguro que en los planes de mi padre no está en que le des un nieto.
¿Por qué me decía eso?
— Pero...
— El matrimonio no es un simple capricho.
— ¿Entonces qué mierda es?
— Una condena de muerte.
Si antes tenía dudas ahora las multiplicaba por cien, Karol camina hacia mi para ir hacia la salida. Ella caminaba con una seguridad que era muy sensual, como si el mundo fuera de ella, sólo de ella.
Ella no era como Candelaria.
Y eso comenzaba a encender algo en mi.
Karol podría ser una gran ayuda para conocer qué debo hacer y que no. Hasta podría usarla como arma para salir de aquí y llevarme a mi familia.
Aunque debo ser un estratega de primera porque me iba a enfrentar contra una pantera.
Una digna hija de puta.
Una digna hija de Luis.
——-
Estaba desaparecida porque estaba haciendo algo pero aquí estamos.Capítulo corto pero para la próxima de viene maratón, este fin de semana.
Gracias por leer.Queen Phoenix.
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Perfección tan irreal
FanficLa realidad era cruda porque todo era pasajero, nada era eterno y cuando creía que algo podría ser eternamente mío solamente desaparecía. Crecí rodeado de traiciones y llevaba en la mente que tarde o temprano lo bueno en mi vida se terminaría. Ser R...