Siento como a cada instante te alejas más y más.
Vas hacia un túnel que comunica al abismo, al abismo de tus ojos, tan profundos como la herida que me has echo en el corazón.
Navegas sin un rumbo fijo, a la deriva, esquivando cualquier cosa que te saque a flote.
Caprichos de la vida. Tu vida. La que era mi vida.
Recuerda que después de la calma, llegará la tormenta, o quizás era al revés, pero en este caso, es así.
El que está del revés eres tú.
No te das cuenta como nos jode a todos verte ahogarte en ese mar tan profundo, del que no encontramos una salida para socorrerte.
Necesitas ayuda, pero no dejas que te ayuden.
Has dejado de ser aquel niño por el que todos sonreían y del que se sentían orgulloso; has pasado a ser ese joven por el que todos lloran y del que todos se avergüenzan.
Por tu mala cabeza.
Han sido muchos años a tu lado de felicidad, pero poco a poco cada año se va convirtiendo en una desgracia.
Y ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas y más cuando te las buscas por tu propia cabeza.
Que por avisarte no sea, tu decides en que parte juegas.