≪ Telepathy; BTS ≫
Seguramente pensaran que los extraterrestres eran seres dichosos de su poder, con una vida cabal, ¡Pues no! Sus poderes
sobrenaturales no le permitían vagar tranquilamente en el mundo humano, el pequeño con antenas quisiera poder decir que su vida era como un sueño hecho realidad, pero que mal, por que nunca iba a pensar eso. Era el hombre más infeliz de su mundo, su suerte le había otorgado nacer en un planeta sin carne.Cuando te daban algo significaba que te han quitado otra cosa.
Le habían arrebatado la preciada carne de su vida, de igual forma, un montón de cosas habían sido arrebatadas de él, como el ser una sombra para todos, no había enfado o tristeza por eso pero tampoco todo era felicidad, aunque desde el día en que bajo a la tierra en busca de un intento por conseguir carne, se topó con un chico, que amablemente le ayudó a decidir la mejor carne del supermercado, misma que robó con sus poderes.
Desde aquel día vivía espiándolo a través de telepatía, él sabía que ese chico con un perfil perfecto iba a ser suyo, ahora él estaba decidido a tenerlo a su lado para siempre.
Hace diecisiete años nació de una pareja ordinaria un niño no tan ordinario entre los extraterrestres, él era especial, pues había desarrollado más poderes que todos ahí a su corta edad de quince días. Su nombre era Kim Sunoo, y era un extraterrestre con obsesión a la carne. Sus padres no sabían que hacer con el, desde que nació había tenido un apetito por la carne, e incluso había bajado a la tierra en busca de ella, con el descuido de poder perderse.
Y así, el tiempo pasó.
Ahora estaba siguiendo a él apuesto chico con él que tenía una idea fija, solo había un pequeño un problema; su única debilidad era él no mantenerse con comida en el estómago y en ese momento llevaba unos cuantos días sin probar bocado, así que sentía constantes mareos que no se igualaban a nada que hubiera sentido antes, siempre se había mantenido con el estómago lleno.
El pelinegro se detuvo un momento, mirando atrás con el ceño fruncido, a Sunoo solo le costó medio segundo para esconderse detrás de una pared, no olviden que sus poderes aún funcionan, aunque se estaban debilitando con el paso de los segundos debido a la falta de alimento. Finalmente llegaron al hogar del más alto, para Sunoo, las casas del planeta tierra eran sorprendentes, pues las de su planeta eran solo una cápsula, con mucha vegetación a su alrededor, aunque podías decorarla con plantitas lindas, algo que le gustaba al menor.
Las puertas del lugar se cerraron, dejando de ver a la persona que seguía, el alienígena estaba satisfecho, al fin sabía su hogar, se recostó en la puerta, se sentía demasiado mal, pero no se preocupaba, incluso si estaba muy lejos de él ahora, podía leer los pensamientos del más alto.
Se sentía el más feliz por haberlo conocido.
Con temor, quito su sombrero de la cabeza, dejando al expuesto sus lindas antenas verdes, antes de atreverse a tocar ligeramente la puerta del lugar, pasaron unos minutos en los que se planteó salir de ese planeta y regresar a su hogar, pues tenía miedo de la reacción del chico, pero el sonido de pasos acercándose le indicó que ya no había vuelta atrás.
Sunoo recompuso su expresión a una de indiferencia fingida, quería parecer un humano normal, pero el cansancio de estaba apoderando de su cuerpo, jadeando del dolor en su estómago, intentó enderezarse al escuchar la puerta siendo abierta.
El rostro del pelinegro se tiñó de confusión cuando observo a Sunoo, quien leyó sus pensamientos como pan comida
≪ ¿Que demonios? ¿Que hace un tipo con antenas en su cabeza en la puerta de mi casa? ¿Por que no tiene orejas...? ¿Debería cerrar la puerta? ¡No! Me mostraré como todo un maleducado pero... este niño me da mala vibra, quizás esta drogado o perdido, aunque, no puedo negar que es lindo, intentaré atenderle, si pasa algo extraño cerrare ≫
Su ceño se frunció cuando escucha aquellos pensamientos, ¿Niño? Que molestia, sabía que él más alto estaba asustado porque cuando sus miradas se encontraron acabo moviéndose para cerrar la puerta en un acto de valentía, pero Sunoo acabó por tirarlo, acto seguido cerró la puerta y se subió en el pelinegro sentándose sobre sus piernas, tomó sus muñecas y las acercó a su propio cuerpo para evitar que pudiera moverse, era obviamente más fuerte que el otro chico, quien solo se removía debajo de él.
—¡Suéltame! ¡Voy a gritar! ¡Suéltame, maldición!
—¿Cual es tu nombre? —Ignorando las palabras del atractivo chico debajo de él, formuló aquella pregunta, podía leer los pensamientos pero no sus nombres, de nuevo, era molesto.
—¿He? —La voz del hombre salió irritada, tratando de zafarse—. ¿Por que debería decirte?
—Hazlo —Ordenó con denominó, sentía que estaba perdiendo fuerzas más rápido que antes debido a la acción que hizo—. Y te suelto.
Los dos intercambiaron una mirada antes de que el alíen se acercara a su cuello, aspirando su olor masculino, de cerca era mucho mejor.
—Sung—Sunghoon... Park Sunghoon...
—La persona que me gusta tiene un lindo nombre igual que el, que alivio.
Y así, el chico con antenas se desmayó encima del cuerpo de Park, quien bufó, tratando de quitárselo de encima, Sunoo se sentía feliz de haberlo conocido y Sunghoon... él todavía lo iba a descubrir.
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hyena vacant › sungsun
Romance❝¡Tus antenas son tiernas!❞ ¿Qué hay en los mundos más allá del nuestro? Es una luz brillante y luego... ¿La nada? ¿O es otra tierra poblada con una hermosa belleza y un misterioso horror más allá de nuestro conocimiento? Él joven Park no sabía que...