01 | ¡Caramelo acido!

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« Sour Candy; Lady Gaga, feat; BlackPink »


Le tomo un par de minutos salir de la burbuja en la que se había metido, creía que lo ocurrido había sido producto de una imaginación u sueño, pero, su error estaba ahí, entre sus brazos. Descansando. El extraterrestre estaba dormido sobre el, se aferraba como un cachorro bebe a su madre, tal vez se encontraba débil, pues Sunghoon lo sacudió incontables veces y en ninguna reacciono.

Park al final se levanto sin despertar a aquel chico, e hizo todos sus deberes. Aun pensaba en cómo le diría a su madre, ella tenía visitas muy continuas a su hogar, aunque si se deshacía de él antes de que se presentara una no tendría que explicar nada. Pero primero tenía que pensar en la forma de sacar ese pendiente de su hogar.

Pensaba en ir a la habitación para arreglar aquel problema, pero el muchacho ya estaba en el inicio de las escaleras, mirándolo fijamente como en una película de terror.

—¡Maldición! —Saltó del susto al ver aquella escena—. No hagas eso, es incómodo...

—Lo lamentó.

El pelinegro desvío la cabeza, bajando las escaleras con cuidado, aunque había dormido muy bien aún se sentía mareado, con el cuerpo pesado, necesitaba alimento o a ese punto moriría muy pronto.

—No es nada, ¿Quieres algo de ropa o comida? —Sunghoon se sentía intimidado ante la presencia de aquel chico, no tenía orejas, pero tenía unas antenas, aunque si evitabas el detalle de que no eran normales, eran muy tiernas. A el contrario se le iluminaron los ojos al oír esas palabras y asintió con una sonrisa que reflejaba la felicidad pura, Park tenía que aceptarlo, era muy hermoso.

Sin perder el tiempo corrió a su habitación para buscar entre una de sus prendas. No tenía una idea de por qué hacía todo eso, quería que aquel chico se fuera de su casa, pero él también le daba mucha entrada, quizás en verdad no quería hacerlo. Tomó aire y lo exhaló con calma, bajando lentamente por las escaleras, sentía que no debía hacer aquello, que podía correr por la puerta para ponerle fin, pero al contrario, se giró hacia la cocina, en donde se encontraba el hambriento chico. Se quedó estético mientras observaba como aquel comía los cortes de carne crudos que estaban en la nevera. Como si su vida dependiera de ello. Sus dientes raspaban los pedazos ferozmente, comiendo todo, hasta llegar a los huesos.

—Ey... no te comas eso... —Susurro con miedo, extendiendo su mano hacia el, aunque estaba muy lejos para tocarlo. Con su otra mano detuvo la que había extendido al aire, apretándola y viéndose a sí mismo, con valentía, se dirigió hasta el pelinegro con antenas y le dio la vuelta en una fuerte acción.

—¿Que es lo que te pasa? —Exclamó con furia el más bajo, aun con el corte de carne en la mano.

—¿Que es lo que te pasa a ti? ¡No puedes comer eso! —Le gritó con furia, sus ojos ardían del coraje, no sabía por que estaba enojado, quizás estaba desquitando todo su estrés con él—. Eso es asqueroso... me das asco —Sus ojos recorrieron todo su cuerpo, hasta llegar a los ojos del contrario, viéndolo con una mueca de disgusto.

El chico se quedo en silencio, confundido. Él podía leer los pensamientos de la persona frente a él, pero esta vez no quería, tenía miedo de romperse en verdad, Sunghoon cerró los ojos por un momento y nota que se relaja. Sunoo abre la boca pero vuelve a cerrarla, en lugar de decirle nada, echa una ojeada a un lado y hace un gesto con la cabeza para que mire ahí. Donde se encontraba la demás carne.

—La carne, no se como se come, solo lo tomó y ya, te recuerdo que no de aquí, así que te pido una disculpa por causarte asco, solo soy de esta manera.

Sunghoon se congelo ante sus palabras, Sunoo le sonrío antes de pasar por su lado, bajando la cabeza y marchándose pero él agarre de Park le detuvo por completo. Él dirigió uno de sus brazos a su cintura para rodearlo, y él otro a su cabello, abrazándolo, dejando la cabeza de Sunoo enterrada en su cuello. Lo mantuvo así unos segundos antes de separarse.

—Lo lamentó, lo lamentó mucho, me comporté como todo un maleducado, me deje llevar por la ira y...

—No tienes por qué disculparte, tienes todo el derecho a molestarte —Le interrumpió, su voz le creaba una sensación de tranquilidad a Sunghoon.

—Solo acepta mis disculpas, te prepararé algo delicioso de comer, no por nada estudie tantos años para eso —Sonrío, despeinando la cabeza del pelinegro—. Come y luego te cambias.

Entusiasmado ante tal respuesta, él menor sonrío. Sunghoon se enrolló las mangas de su camisa y lavó primero la carne cruda que estaba fuera de la nevera, para así comenzar a cortarla en filetes no muy gordos, cuando terminó de eso, preparó el guisado, colocándoselo y metiéndolo directo al horno. Luego se enfocó en las patatas, cortándolas en tiras y friéndolas, quería preparar algo delicioso para aquel chico.

—No te lo he preguntado, ¿Cuál es tu nombre? —Preguntó, girándose para mirarlo, él chico solo estaba sentado en la mesa con una mueca de aburrimiento, esperando por su comida.

—Hmmm, Sunoo —Contestó con la vista fija en la nada.

Tras eso la idea de leer los pensamientos de Sunghoon le convenció un poco a Sunoo, se le hacía algo natural invadir el espacio de alguien, pero al parecer los humanos no pensaban igual, bastaron unos segundos para decidir en no hacerlo, tenía miedo de que su chico se enterara y se molestara con él nuevamente debido a una tontería.

Los minutos de espera se hicieron eternos para él más pequeño, se moría de hambre, y aquello era de forma literaria. A causa de su aburrimiento comenzó a jugar con los tenedores que estaban frente a él, moviéndolos con su telepatía, Sunghoon se espantó un momento, pero decidió dejarlo hacer.

—Siéntate bien —Ordeno Park, con los platos de comida listos en la manos.

Sunoo acató sus palabras sonriéndote, se acomodó mejor y observó el mantel, entretenido con los dibujos, le había gustado mirar las figuras que adoraban el blanco lienzo. El pelinegro le entregó el plato de carne —perfectamente troceado— las patatas fritas a un costado y las pequeñas verduras perfectamente acomodadas. Junto a él le sirvió un vaso de jugo de naranja.

Todo siendo observado por Sunoo, el más alto tomó asiento a un costado, junto a él, y cogió unos tenedores completamente nuevos, pues aquellos podían estar sucios. Tomó con cuidado un trozo de carne y lo dirigió hasta la boca del menor, dándoselo de comer, el miraba expectante mientras masticaba la comida.

Nunca creía que lo pensaría pero aquella carne era jodidamente deliciosa, mucho más que todas las que había probado anteriormente.

—Sabe muy bien —Sus pupilas se dilataron, se sentía feliz recibiendo más trozos por parte de Sunghoon, que le miraba sonriente.

—Ahora come tu solo —Le indicó con uno de los tenedores, mientras se levantaba a dirigirse a su lugar, que estaba frente, para comer junto a él extraño chico que le había echo sonreír.






—Ahora come tu solo —Le indicó con uno de los tenedores, mientras se levantaba a dirigirse a su lugar, que estaba frente, para comer junto a él extraño chico que le había echo sonreír

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Lamento si la narración es un poco simple, pero juro que la mejorare, espero que les haya gustado este capituló y se queden a leer la historia!

Tan pronto como tenga escrito el próximo lo publicare!

Nos leemos luego uwu

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