My Present -Achele(Lea Michele/Dianna Agron)-

También te amo

-Buenos días. Dijo Lea cuando se encontró a su madre tomando café en la isla de la cocina.

-Buenos días, ¿Cómo has dormido?

-Excelente. Contesto la morena con una gran sonrisa.

-Se te nota. No recuerdo la última vez que vi que tu rostro se iluminara tanto. Comento Edith sonriendo hacia la morena.

-Ni yo lo recuerdo. Dijo Lea, quien tomo una taza para servirse algo de café.

-Es muy reconfortante saber que ahora eres feliz hija. Volvió a decir Edith sonriendo hacia la morena.

-Siento que soy feliz, por primera vez después de un largo tiempo, Dianna siempre será la persona que me mantiene sonriendo, me da vida, es la causante que tan solo me pase los días contando las horas, los minutos y hasta las segundos para verla, es como si me sintiera una adolescente, porque no importa nada más que ella, y porque a cada minuto me sorprende un poco más con algún pequeño detalle, que aunque sea de lo más insignificante, para mi significa todo.  No sé si me explico.  Termino de decir Lea con un gran suspiro acompañado de una gran sonrisa.

-Eso es el amor querida. Cuando tu encuentras a la persona indicada, tu vida deja de tener sentido si no se encuentra esa persona a tu lado, es la te mantiene sonriendo día y noche, y a pesar de saber que estas enamorada de ella, te sigue queriendo conquistar cada día. Le dijo su madre sonriendo y haciendo que la sonrisa de la morena se hiciera un poco más grande aunque eso era casi imposible.

-Buenos días. Dijo Dianna apareciendo en la cocina con su cabello algo revuelto, su pijama, y para Lea ella seguía viéndose hermosa, como un ángel caído del cielo,  justamente enfrente de la casa de sus padres.

-Buenos días. Devolvieron el saludo ambas morenas.

-¿Cómo has dormido querida?

-Muy bien. Aunque para ser sincera me hubiera gustado despertar con cierta persona a mi lado, pero vamos, en esta vida no todo es perfecto. Bromeo la rubia, quitándole algo de café a la morena.

-Sabes que puedes tomar una taza para ti. Dijo la morena haciendo un puchero para que la rubia le devolviera su café.

-Lo sé, pero esto es por no despertar a mi lado, aparte a mí me gusta tu café. Dianna dijo sonriendo, para después besar la mejilla de la morena, la cual seguía haciendo su puchera, el cual la rubia consideraba lo más lindo que había visto es su vida. -Está bien, toma, pero creo que debes de preparar más para ti. Volvió a decir la rubia entregándole la taza semivacía.

-Agh! Te odio.

-Nope, tú me amas.

-No, yo claramente te odio.                                                                                                                                            

-No, tu claramente estas locamente enamorada de mí, como yo lo estoy de ti.

-Okay, si lo estoy, pero también te odio por haberte terminado mi café.

-Está bien, está bien. No quiero que me odies, que te parece si vamos a dar un paseo, podemos tener un picnic en Central Park. ¿Qué te parece?

-Me parece estupendo. Dijo emocionada Lea abrasando a la rubia. –Quiero que tomes más seguido de mi café sin permiso. Bromeo  la morena aun sobre el pecho de la rubia.

-Lo pensare seriamente. Continuo la broma Dianna. –Y a usted Edith que le parece, no quisiera acompañarnos? Pregunto la rubia

-Chicas me encantaría pero este es su día, disfrútenlo. Aparte Marc y yo tenemos planes para más tarde. Dijo Edith sonriendo hacia las dos mujeres, las cuales aún seguían abrasadas la una de la otra.