Las horas de trabajo para Aoki eran una verdadera tortura y, con las pocas horas que alcanzaba a dormir en la noche, se le hacia mucho más tedioso tener que atender amablemente a la gente que iba al local.
Su rutina en la semana se basaba en encargarse de su hermano menor, asistir como podía a su escuela, ir a trabajar a la pequeña tienda que yacía a unas cuantas cuadras de su hogar y practicar en su moto para las carreras que se hacían los domingos por la tarde noche.
¿Estaba cansada? si, no podía ni negarlo, las ojeras debajo de sus pequeños ojos marrones no dejaban más que claro esa realidad.
-Oh, mierda- maldijo por lo bajo cuando un gran pote de pepinillos se estrelló ruidosamente en el blanquecino piso del lugar y vió como los vidrios debajo de sus pies de esparcían por todo lo largo del pasillo. -Lo que me faltaba....
Suspiró agotada de la situación y con cuidado de no pisar los vidrios del roto frasco se aproximó con cuidado a un lado de la tienda donde estaban los productos de limpieza para el personal y empezó a recoger los restos de lo que sin querer había botado y tendría que pagar más tarde.
La campana sonó avisando un nuevo cliente y elevó su cabeza para poder ver a una cara bien conocida para ella.
Juntó sus cejas y una mueca de molestia se instaló en su rostro. Con desagrado le dio la bienvenida a duras penas y sus pasos se dirigieron alerta a la caja del local.
El hombre de avanzada edad y hombros anchos se dirigió a una de las estanterías del lugar, mientras la pelinegra veía atenta como ágilmente el contrario sacaba algunos productos de menor tamaño lejos de los ojos de la única cámara de seguridad que yacía ahí y partía rumbo a la salida. Fuyuka pasó el mostrador con la sangre hirviendo del descaro de la persona frente a ella y pasó el umbral de la entrada junto a él.
-Oye, devuelve lo que robaste.- habló firme, viendo cómo detenía su caminata y daba una pequeña mirada a la menor.
-Dejamelo pasar, Aoki, no tienes voz para hablar. Nos vemos- el hombre de avanzada edad volvía a retomar su camino, pero esta vez la chica fue la que lo detuvo, imponiendo su pequeño cuerpo y fuerte mirada frente a él de forma inesperada.
-Te dije que devolvieras las cosas, mi padre y yo somos personas completamente diferentes, no te aproveches de mi para poder vengarte de él.
-Ja, ja, ja- rió tosca e irónicamente, mirando hacia otro lado ya perdiendo su paciencia. -Tu no te quedas afuera Aoki, por tu culpa perdí millones de yenes, así que deberías devolverlo de alguna forma...si no quieres hacerlo como te dije en un principio, claro- fuyuka sintió su cuerpo tensarse, mientras que su garganta se cerraba con pavor a la pronta cercanía del enojado hombre frente a ella.
Su asquerosa respiración se mezclaba con la de ella y quiso vomitar allí mismo.
-Maldito imbécil, aleja tu repugnante cara de la mía antes de que quieras terminar mas en la mierda de la que estas.- habló ásperamente tratando de que sus palabras salieran sin ni una pizca del miedo y pánico que sentía en su interior.
-Oh, si que sabes ocupar tu boca, no sera mejor que-
Las palabras del contrario quedaron en el aire cuando una gran patada llegó a su rostro con fuerza, balanceando su cuerpo con debilidad y haciendo que automáticamente sus manos fueran a su cara para dejar en claro que eso le había dolido.
-Que mierda...
-Te dije que te callaras de una vez si no quieres que envíe a unos verdaderos matones hacía ti. Y sabes que no me cuesta nada.
Aoki movió su pie contra el suelo en círculos, amenazante una vez más frente a él.
-Vete, o voy a llamar a la policía.
El mayor se fue a regañadientes, y una vez que no estaba a la vista, su cuerpo cayó con fuerzas al rocoso piso de cemento frente al local. Sus manos temblorosas eran solo unos de los muchos signos de que estaba asustada y aterrada de lo que podía pasarle alguno de esos días si no mantenía su carácter fuerte frente a todos, se preguntaba que podía llegar a pasarle si el solo hecho de tener a uno de sus familiares como uno de los mayores peces gordos de las carreras clandestinas y temas fuera de la ley que no quería recordar no estuvieran de su lado. Seguro ya estaría con una foto enmarcada encima de ella.
Solo quería salir de allí, era lo unico que deseaba con anelo a ese punto de su vida.
No solo un buen ejemplo para su hermano menor, si no que deseaba vivir de forma más digna y sin peligro.
¿Cómo lo haría?
Solo había una persona a la cual recurrir, y lo iba a conseguir, no podía rendirse en el intento.
Así que, a duras penas por la adrenalina del momento y dejando de lado que estaba en sus horas de trabajo, subió a su moto y partió rumbo la casa del pelimorado. El único que podía realmente ayudarla con ello.
cómo quedaron? 🧍🏻♀️ agracias por su amor y apoyo como siempre bbs, nos leemos el próximo viernes AAAA🤍
¿pueden predecir que pasará el próximo capítulo?
ESTÁS LEYENDO
Velocidad a límite [Aren Kuboyasu] ©
Fanfiction❝Después de haber creído que su pasado estaba en el olvido, Aren vuelve a estar envuelto en un conflicto con sus ex-compañeros de pandilla. Piensa que todo terminará ahí, y seguirá teniendo una vida normal, pero, Aoki fuyuka, llega a poner su mundo...