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Con el paso de los meses no solo nos fuimos acomodando a una nueva forma de vida, sino que también comenzaron nuevas situaciones problemáticas como...

- Chanyeol... - Mis pezones estaban ardiendo pero no podía tocarlos; era una tortura.

- Tranquilo, cariño. - Respondió a penas y su boca volvió a mi pene.

- ¡Ah! - Llevabamos poco tiempo experimentando con ese tipo de intimidad y, en verdad, en mi estado, yo explotaba como si fuera la primera vez. Sus dedos bajaron a mi entrada y no pude evitar correrme; mi miembro liberó toda su carga sin que pudiera ver el rostro de mi ahora esposo.

- Creo que fui muy brusco. - Se levantó un poco y besó mi muy redondeado vientre.

- Lo siento...

- Ey, no te pongas mal. - Se acercó con cuidado y me dio un beso. - Es normal. Ya no falta nada para que esté junto a nosotros. - Su mano se apoyó ligeramente sobre mi piel.

- Es porque no tengo experiencia... - Comencé a llorar. - Si supiera más ahora no estarías con una erección. - Él me besó y acarició mi vientre.

- Eso no importa, cariño. - Su boca se acercó a mi oido. - Cuando nuestro pequeño esté afuera, no tendrás lugar para esconderte de mi en esta casa.

- Aún puedo recibirte...

- No quiero hacerte daño a ti o a nuestro bebé. - Besó mi mano. - Por eso prefiero la técnica que estamos utilizando.

Aunque sabía lo que él pensaba, no pude evitar colocar mi trasero contra su duro pene. Era muy caliente, su respiración humedeció mi cuellos y sus manos tomaron mis nalgas. Con movimientos lentos, su miembro se mezcló entre ellas y se sacudió de atrás hacia adelante. Quería sentirlo, pero no podíamos darnos ese gusto; mis ataques de ansiedad habían complicado un poco el embarazo y, por ello, no podía exponerme a emociones fuertes o a altas cargas de adrenalina. Una penetración del calibre de mi esposo alteraría mis débiles nervios. 

- Cariño, voy a... - Sus manos tomaron mis caderas y su pene liberó el esperma entre mis piernas. Contuve la respiración por unos segundo y comencé a respirar con más calma. Chanyeol besó mi cuello y nos cubrió con las sábanas; estaba muy cansado como para limpiarme y,  francamente, no quería abandonar los brazos de mi esposo. 

Aún no estábamos casados, pero vivíamos de esa forma y nos gustaba. Una hora después nos levantamos y fuimos al último control que tendría nuestro pequeño. 

El cuarto que habíamos preparado tenía lo básico: una cuna con sus complementos; un par de juguetes; toallas; un mueble para la ropa, ropa de color blanco, verde y amarillo; unos sillones... Estábamos preparados para un límite específico. Los pañales los compramos un mes antes de lo planificado; no podían faltar los pañales. Chanyeol estaba muy inquieto cada vez que paseaba por la casa y encontraba un posible lugar peligroso para nuestro hijo; teníamos más protegida la casa en general que el cuarto del bebé. La paranoia era tanta que Chanyeol había comprado e instalado el asiento para bebés en el auto, cuando apenas tenía seis meses de embarazo. Por suerte no faltaba mucho para que nuestro pequeño volviera loco a su padre desde la comodidad de los asientos traseros del auto. Pensar en eso me ponía de buen humor y caminaba por la vida a ciegas esperando el inicio de una nueva etapa.

Al quinto mes mi estado fue inconfundible. Jaehyun me preguntaba si había comido mucho o si tenía hambre; el aumento de mi peso estaba asociado a los dulces que hacía para mi hijo cuando me visitaba durante una semana. Chanyeol le prometió que elegiría el nombre de su hermanito, en consecuencia, Jaehyun buscó durante la semana un nombre que le gustara.

- Hyun. - Gritó al atravesar la puerta de casa; su mochila saltaba en su espalda. - Se llamará Hyun. - Era un bonito nombre, significaba virtuoso deseo. Estaba más que aprobado. Con Chanyeol llegamos a la conclusión de que era verdad, ese bebé y nuestra relación habían sido los deseos más grandes que habíamos tenido.

Cuando llegamos al hospital nadie estaba preparado para lo que iba a ocurrir. Y yo que creía que lo peor en mi vida ya había pasado. Evidentemente, me equivoqué y arrastre a la persona que me amaba a esta horrible existencia que comenzó un abril. Mi vientre empezó a dolerme de una forma tan espantosa, me sujeté fuerte del brazo de Chanyeol y comencé a suspirar sin orden o ritmo alguno. Mis piernas se debilitaron y solté un grito. No sabía que estaba pasando conmigo; Chanyeol me cargo en sus brazos y fui llevado hasta emergencias. No podía escuchar a nadie. La mano de una enfermera me sujeto la frente y me obligó a apoyar la cabeza en la camilla.

Ruidos sin sentido se agolpaban a mi alrededor; Chanyeol, ¿dónde estás? Las lágrimas me nublaron la vista, solo podía ver unas manchas blancas y celestes rodeandome y corriendo alrededor. Estaba tan asustado y solo. Mi primer instinto fue tocar mi vientre, pero alguna estraña fuerza me lo impedía. ¿Mi bebé? ¿Estaban  lastimando a mi bebé? ¡No! ¡Eso no! ¿Qué le estaba pasando a mi bebé?

Una sensacion escalofriante recorrió mi cuerpo y un vacío llegó hasta mi corazón, como si me lo hubieran quitado de una forma cruel. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué le estaban haciendo? Un sentimiento de agonía tan potente. ¿Por qué estabas llorando, bebé?

SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora