6

197 29 11
                                    

- ¿Cómo te sientes? - Me senté en la mesa del comedor y recibí mi desayuno.

- Mejor. - En la bandeja estaba el frasco de pastillas que tanto odiaba. ¿Por qué no hacen más atractivos los remedios? Cada día dan más miedo que la enfermedad.

- Tienes que tomarlos o no podrás recuperarte completamente.

Tomé un comprimido y lo acompañé con agua. No era tan temprano, Jae estaba en el jardín y Bohyun se había quedado para acompañarme, aunque le dije que estaría bien.

- Puedes comer tranquilo, pedí ayuda para preparar el desayuno.

- ¿Lo compraste?

- Todo, menos el agua y el café. - Sonreí. - ¿Qué? Sé abrir un grifo y apretar el botón de la cafetera, lo básico.

- Nada, estoy sorprendido.

- No quemé nada esta vez.

- Vale la aclaración.

- ¿Dónde dejaste tu celular?

- No lo sé.

- ¿Aún no te acostumbras? Y después yo soy el viejo.

- Me es más cómodo el teléfono fijo. - Respondí y mordí la tostada.

- Deberías intentarlo, te servirá mucho cuando no estés en casa.

- Bien, lo intentaré. - Le acerqué un poco de mermelada y él la aceptó.

- ¿Qué sucedió ayer?

- Nada, lo normal.

- Tus ataques de pánico no deberían ser normales.

- Eso... - Bohyun, sabía que no me lo dejaría pasar.

- ¿Te sentías mal desde antes? - Bebió un poco de café. - ¿Fue algo que dijo nuestro invitado?

- No, solo fue un ataque de pánico. El doctor dijo que podrían tener o no una razón de ser, este no la tenía.

Él solo me miró y cambió de tema. ¿El señor Park le habrá dicho algo? ¿Fue capaz de repetirle esas mismas palabras a Bohyun? Solo espero no haberme equivocado en esto.

- Mañana habrá una fiesta de gala.

- ¿Sí?

- Sí, podemos llevar a Jaehyun, será muy tranquila.

- ¿Es una fiesta de gala?

- Eso dije. - Me miró confundido.

- Niños y fiesta de gala, no van juntos.

- Será tranquila y habrá una zona para los niños, Jae podrá convivir con otros.

- Ya va al jardín para eso. - En verdad no quería llevarlo. La última vez no fue divertido para él, ni para nadie; tenía sueño, no había ninguna comida apta para él y se puso a llorar. Sin embargo, todo terminó relativamente bien cuando lo llevamos a un pequeño restaurante que estaba cerca.

- Jae ya es un poco más grande y no le hará mal.

- Bien, tú te harás cargo si sucede algo malo.

- Entendido. - Levantó su pulgar.

En verdad no quería ir. Pero... ¿quién cuidaría de Jae? Sigue siendo un bebé pequeño y sus ojos son como cristales de diamante, diamantes que odio verlos empapados por lágrimas. Solo quisiera que no tuviera que asistir a algo así por obligación, porque es el heredero. Cuando sea mayor podrá conocer todo lo que le pertenece. ¿Por qué es necesario que lo haga ahora?

SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora