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El pasado no dejaba de perseguirme. Mi hijo nació por la fuerza; un parto prematuro. El dolor en mi cuerpo solo había anunciado su llegada a este mundo, pero se fue apagando con el paso de los días. Sin embargo, la sola idea de que mi ataques podían influir en la salud de mi bebé, me hizo perder el foco de lo que importaba. Chanyeol y Jaehyun se turnaban para acompañarme porque mi hijo estaba en una sala especial, custodiado por máquinas y enfermeras.

- Mañana podrás verlo. - Me dijo Chanyeol. - Jaehyun vendrá también. - Podía ver la preocupación en su rostro, en sus pasos, en sus hombros. ¿Por qué siempre tenía que arruinarlo todo? - Cariño, por favor, háblame. Nuestro hijo está bien. Pronto estaremos en casa, él no nos dejará dormir y seguramente no podré besarte en su presencia por el resto de mis días, como con Jaehyun. Vale la pena, amor. - Lloré con fuerza y me abracé a él.

- No puedo esperar... lo necesito, necesito verlo.

- Lo sé. - Chanyeol también lloraba. - Pronto estará con nosotros.

- Era un control.

- No es nada. Hyun estaba impaciente. - Sonrió. - Gritó tan fuerte que la enfermera saltó en su lugar. Creo que me volverá loco.

- ¿En verdad? - Limpie mis lágrimas.

- Sí. Jaehyun dice que tiene sus hoyuelos.

- Entonces viene de tu familia. - Suspiré.

- Entonces será ruidoso y la pasaremos mal. - Se sentó en el espacio que sobraba en la cama. - Voy a despedirme de mi pesado sueño.

- No seas dramático. - Acaricié con gesto débil su frente. - Solo serán un par de años. - Sus ojos se abrieron y miró hacia el vacío.

- Mierda...

- No es tan malo.

Mientras descansaba en sus brazos pensaba en lo duro que habrá sido para él también. Llegamos sin problemas, pero de un momento todo cambió. ¿Qué hubiera sucedido con nosotros si Chanyeol no estaba? ¿Qué pasaría conmigo? Y si perdíamos al bebé, ¿qué iba a hacer? Su cuerpo se relajó junto al mío y nuestras manos se cruzaron. Cerré mis ojos y me dejé embriagar por su perfume, era como ácido y fuerte; extrañaba nuestra casa.

Jaehyun llegó a la mañana siguiente. Estaba emocionado, quería ver a su hermanito para contarle las cosas que había hecho durante el día anterior. Me divertía cada vez que veía su cabello flotando cerca de la cama.

- Ahora sí puedes ver papi. - Chanyeol lo subió a la cama y mi pequeño se acurrucó junto a mi.

Sus ojitos buscaban un lugar cómodo en la cama; lo levanté un poco y se recostó pegado a mi torso. 

- ¿Dormiste, papi?

- Sí, dormí bien. - Arreglé un su cabello rebelde.

- El tío dijo que Hyun estaba durmiendo.

- Ha estado durmiendo desde que nació. - Dijo Chanyeol. - Salió al padre... - Se detuvo y miró hacia nosotros.

No era de extrañar, Jaehyun no había reaccionado muy bien a la separación de sus padres. Durante ese mes Bohyun y yo tuvimos que hablar con él para que entendiera lo que sucedía; algo interesante viniendo de dos personas que aún seguían digiriendo la realidad. En un primer momento la hostilidad hacia Chanyeol era palpable, pero poco a poco se fue ganando, una vez más, el cariño de su sobrino. Sin embargo, en mi esposo el miedo a que la relación se quebrara estaba ahí todo el tiempo.

- ¿Es lindo como papi?

- Bueno...

- Aún no lo he visto, Jae. - Aclaré y él se sorprendió.

- ¿Por qué?

- Porque ha estado durmiendo.

- Yo siempre que me levanto voy a buscarte... ¿por qué Hyun no lo hace?

- Porque es muy pequeño.

Un par de enfermeras llegaron hasta la habitación, una de ellas cargaba en sus brazos a nuestro pequeño. Chanyeol lo tomó en sus brazos y Jaehyun gateó hasta los pies de la cama, estaba ansioso por ver a su hermano. Los ojos de ambos se abrieron al escuchar los quejidos del pequeño bebé.

- Alguien te ha esperado por mucho tiempo. - Mi pecho se infló cuando unas manos pequeñas movieron con lentitud la manta que lo cubría.

- Hyun... - Su piel era hermosa; pequeños y delgados mechones cubrían su cabecita; sus ojitos estaban cerrados y presionados como si algo le molestara, tal vez la luz o el nuevo ambiente en el que debía vivir. - Hola, mi amor. - La delicada mano de Jae se topó con las mías, se llevó un susto cuando su hermano le sujetó el dedo. - ¿No le vas a contar a tu hermano lo que hiciste hoy?

- Está enojado...

- Solo le molesta la luz.

- Parece que quiere seguir durmiendo. - Inclinó su cabeza. - Es un dormilón.

- Definitivamente salió al padre. - Dije y aguanté la risa. - Ojalá le dure durante la noche. - Le di un beso en la mejilla a Jae y otro a su hermanito; con un pequeño movimiento de cabeza pude notar que Chanyeol estaba grabando todo, ¿sería así siempre? Esperaba que sí.

Mi esposo se paseaba con nuestro hijo en brazos por la habitación como si fuera una copa de cristal. Era divertido ver su cara de entusiasmo al inicio y, después, su cara de profundo terror porque sentía que su hijo no pesaba mucho o no respiraba correctamente; seis veces estuve a punto de dejar la cama porque su voz no me daba tranquilidad. Ese hombre  estaba sobrepasado de responsabilidad.

- Chanyeol... me estás poniendo nervioso. - Mientras le daba la mamadera a Hyun, él no me había quitado los ojos en ningún momento.

- Lo siento cariño. - Se levantó, sacudió su tapado, se lo puso, caminó un poco y se lo quitó.

- ¿Sucede algo?

- No. - Sacó su celular y dijo: - Te darán el alta hoy. - Coloqué la mamadera en la mesa de luz y cubrí con cuidado el cuerpo de nuestro bebé.

- Estaremos bien, Chanyeol.

- Se que estarás bien... ¿y yo?

- Chanyeol... - Estiré mi mano y él se acercó para tomarla. - Aprenderemos juntos.

- Entiendo... - Lo invité a que se acercara un poco más y nos besamos de forma dulce. Necesitaba a ese hombre en mi vida.

- ¡Papi! - Jaehyun entró por la puerta y se cubrió la boca cuando vio al bebé.

- Tranquilo, sigue durmiendo. - Miré hacia la puerta, Bohyun tenía en una de sus manos la mochila de Jae y, en la otra, un ramo de rosas. - Hola, Bohyun. - Sonreí.

- Creo que no me expliqué bien con respecto a cómo se debe cuidar a un bebé muy pequeño... - Le dijo a Jaehyun.

- Ups. - Bohyun se agachó y le dio la mochila.

- Está bien, no pasó nada. - Respondió Chanyeol.

Jaehyun subió a la cama con las rosas, pero las dejó a los pies de la cama. Bohyun y Chanyeol salieron. Siempre he preferido ser realista y nunca deje esa idea de lado. Por eso no me negaba a ver que cada vez que esos dos se encontraban la tensión crecía sin importar el motivo de la reunión. Lo malo era que esta vez no sabía el por qué de esa reacción. Se suponía que habíamos avanzado.

SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora