IV

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Su cumpleaños número diecisiete había llegado con rapidez.

El año había pasado lento para ella.

Su reloj marcaba las 23.50.

Estaba tirada en su cama,

Mirando al techo.

Pensando.

En todo y en nada exactamente.

Sus pensamientos estaban tan vacíos como su corazón.

Escuchó ruidos afuera de su habitación y cerró sus ojos con fuerza.

Cubrió su cuerpo con sus frazadas y fingió estar dormida.

La puerta se abrió y ella lo supo.

Caffy se lo había dicho.

Esa voz, que escuchaba a diario.

En su cabeza, gritándole, ordenándole, advirtiéndole, y aconsejándole.

La única voz que seguía sin dudar ni un segundo.

Allí aparecieron tres personas que ella imaginó como sus tres "amigos".

Y como imaginó, allí estaban ellos.

Tirándole algún tipo de líquido,

Simulando que lo hacían para disfrutar.

"Quieren dañarte, Victoria."

Susurró Caffy en su oído.

"Debes deshacerte de ellos"

Ella sabía que tenía razón.

Sonrío.

Fingiendo.

Como acostumbraba.

Ella no los quería cerca.

Ella no los quería.

No quería a nadie, realmente.

Ni a ella misma. Mucho menos a ella misma.

Soportó unas horas y una se fue.

Una de tres.

Y allí estaba ella, con una chica y un chico en frente.

Ya cansada de lo mismo,

Decidió usar su celular.

Viendo imágenes o leyendo redes sociales en las que siquiera participaba.

Ellos no la notaron.

Estaban ocupados.

Abrazándose como si fueran pareja.

Como si ella no tuviese novio. Como si él no estuviera con otras.

Tan hipócritas, casi tanto como ella.

-Si se besan, asegúrense de hacerlo en la calle. No permito mentirosos en mi hogar -Advirtió.

Hipócrita.

Ella mentía todo el tiempo y ese, ni siquiera era su hogar.

No existía lugar al que ella lo considerara hogar aún.

Ellos la miraron cansados.

En sus ojos se notaban lo agitados que estaban de ella.

Pero no iban a perder la oportunidad de poder verse por ella.

Y la noche transcurrió.

Ellos mimándose, olvidando a la chica a la cual habían ido a visitar.

Ni en mi cumpleaños me prefieren.

Y no. No lo hacían.

Nadie lo hacía. Nunca.

Y estaba bien. Ella tampoco se hubiese preferido en sus lugares.

Al fin se había deshecho de ambos, pasadas las 5 am.

-Mira, me acaba de escribir Travis -Dijo la otra chica, haciendo referencia al chico que había abandonado la casa hace tan solo unos minutos.

"Fue la mejor noche de mi vida, y todo gracias a vos. Travis :)"

Victoria sonrío.

Víctima de su insomnio.

Y sus demonios.

Pensó.

En aquel chico al que una vez dio un beso y rechazó por miedo y jamás volvió a hablarle.

O en aquellos "amigos" que en verdad solo se acercaban a ella por consejos.

Y claro, en su "mejor amigo", Travis, que había ido solo por su otra amiga.

Y siguió pensando.

Quizás demasiado.

¿Acaso valgo tan poco como para que en el primer intento frustrado conmigo se rindan?

¿Acaso soy tan poco importante como para que nadie se preocupe por perderme?

¿Seré siempre la última opción de todo el mundo?

Esas y más preguntas,

Que tan solo atormentaron aún más, su noche.

Claro, siendo acompañadas de trazos

Que las cuchillas daban a su pálida piel.

"Pronto todo llegará a su fin, y ya no tendrás que temer por ser olvidada, estoy segura que todos te recordarán."

Caffy se lo aseguraba.

Y Caffy siempre tenía razón.

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