XII

263 44 0
                                    

Lloraba.

Victoria lloraba.

Escondida en el baño de su habitación,

Rogando que todo sea broma.

Ella había tenido el valor de contarle a su madre,

De las voces,

De esas personas,

De sus cambios de humor repentinos,

Grave error.

Victoria no quería ir a un psicólogo,

Victoria no quería tomar pastillas,

Victoria solo quería que le tuviesen paciencia, y que la comprendiesen.

Pero eso era imposible,

Principalmente para una familia tan conservadora como la suya.

Su madre lloro y se culpó,

Obteniendo nuevamente el protagonismo de todo.

También se enojó,

Creyendo que alguien le había hecho algún maleficio a su hija,

Culpándola de alejarse de Dios,

"Porque en el camino de Dios, esas cosas no ocurren."

Y Victoria entendió otra cosa en ese momento.

No podía confiar en su madre.

Y ahí estaba ella,

Preparándose para ir a hablar con un sacerdote que la curaría y le quitaría los pecados,

Pecados que nunca cometió,

Curándola de maleficios que nunca recibió.

A pesar de todo ella aceptó ir,

Por su madre.

No por ella.

Para hacerla sentir bien,

Aunque ella se sentía completamente mal.

Su madre lo valía, supone.

Pero ¿acaso ella no?

Incomprendida e intolerable,

Marchó a esa iglesia,

Vistiendo de alguien que no era ella,

Caminando sin ritmo,

Sonriendo sin felicidad,

Viviendo sin vivir.

Where are you?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora