Capítulo 17|Primer reliquia: poder.

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POV Vesta.

Camille, Ewan, Sophia y Shawn estaban un poco apartados de un círculo que Némesis había hecho en la tierra. Había retirado los objetos que Dalai y yo habíamos puesto en representación de los cuatro elementos.

No captaba del todo lo que intentaba tratar, pero debía admitir que me invadía algo de miedo.

—Me dijeron que Angélica les dijo que las reliquias aparecerían al sentir su deseo de tenerlas, entonces háganlo.

Vaya ayuda.

—Lo hemos intentado ya —puntualicé—. Creí que harías un hechizo o algo.

—Si que lo haré.

Tocó la tierra y mi cabeza comenzó a inundarse de múltiples recuerdos de mi infancia. Incluso de ahora.

—¿Es tu manera de ayudarlos? —contraatacó Ewan queriendo avanzar, pero Sophia extendió una mano parándolo.

—Sé que lo han intentado, llamarlas por su deseo de acabar con Udita. Pero deben sentir el porqué lo hacen —explicó y rechiné mis dientes del dolor. Vi claramente como Habondia le gritaba a Némesis de que escapara, mientras Udita intentaba purificarla, y al final acabó cediendo por ir al infierno. Después vi como Udita cerraba el portal y el gran caos que desató: familiares llorando y gritando, intentando pasar en vano—. Ella ha separado a innumerables familias y amigos. Ustedes hacen esto porque es su deber; pero más que eso; lo hacen por todos ellos. Para que no vivan la separación que ustedes sufrieron.

Mi cabeza dejó de doler y me paré buscando a Dalai, pero no estaba junto a mi. Nadie de hecho, estaba en el bosque y veía la base pero nada más. Como si me hubiera ido en un instante... o todos en realidad.

—Vesta Smith.

Esa voz no la reconocía de nada, y tampoco veía a nadie. Era severa, realmente si lo viera, me sentiría intimidada.

—¿Quién está ahí?

—Tú me has llamado —indicó y supe que o quién era. No sabía que podrían hablar—. He sentido tu deseo auténtico de querer acabar con Udita.

Fruncí el ceño, mirando de nuevo a todos lados. Hasta que vi una luz multicolor rondar en círculos a mi alrededor. Como un espíritu.

—¿Y Dalai? —cuestioné.

—Está hablando conmigo también —musitó y miré hacia el cielo. No sabía muy bien hacia donde ver, era como un eco de voz en la nada.

—¿Por qué nos separas si venimos a hablar por igual? —interrogué.

—Soy la reliquia del poder, y como tal puedo ver en lo más profundo de sus corazones las dudas que tienen.

Torcí el gesto. Dalai nunca dudaría sobre esto.

—Angélica y la estrella; es decir parte de todos nosotros teníamos el deseo de detener a Udita, es algo auténtico. Por eso le otorgamos poder a ella, en cambio en tu amigo Dalai, hay duda en su corazón. Somos un deseo, uno único; pero eso no quiere decir que no sirvamos para algo mayor.

¿Algo mayor? ¿Qué tanto podría estar pensando Dalai?

—Probablemente tengamos el poder para revivir a sus padres.

Agrandé los ojos y toqué mi pecho al sentirlo acelerado. Poder... regresarlos...

—Y al enterarte de esto, tú deseo más profundo ha cambiado —aseguró y tragué saliva.

—No, estoy decidida —insistí firme—. Podrás sentir que dudo pero no me quita la determinación de ver a la gente que sigue aquí bien.

—Tu mente lo está, pero tú corazón no.

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