Capítulo 9|La llegada.

88 18 19
                                    

POV Vesta.

Abrí los ojos estirándome en mi cama. Eran las 7 de la mañana y me tocaba ver las novedades que habían.

Me levanté lo más rápido que pude para peinarme y vestirme. Cuando abrí mi guardarropa pude notar que, en su mayoría, no contaba con ropa elegante, sino más bien cómoda y casual.

No había tenido algún baile ni nada por el estilo hace más de 10 años, y realmente no tenía amigas con quienes pasar el rato. Constantemente me la vivía en entrenamientos y los libros.

Benditos libros.

Salí una vez lista y miré (como de costumbre) hacia arriba. La brecha intimidaba a quienquiera que estuviese aquí. No eran épocas que quisiésemos recordar.

Agudicé mi audición al escuchar algo fuera de lo común. Chisté cuando me di cuenta que, la brecha emitía un sonido, ese mismo de cuando absorbes algo.

Comenzó a aspirar, lo noté porque levantó algunos árboles. Toda la gente cercana había sido evacuada, pero aún así sobrepasó el límite que habíamos marcado. Cuando creí que iba a empeorar, paró en seco y pude respirar en paz.

Vivir con este miedo constante me estaba comenzando a agotar.

Maldije cuando Dalai aterrizó a un lado de mi. Había sentido la enorme energía oscura salir de la brecha.

Miré curiosa a Dalai, apenas parecía que hubiese dormido.

—Estuve pensando casi toda la noche y, si esos cuatro con elementos fueron... creados por así decirlo, si extraemos su poder y lo combinamos con el de nosotros, se intensificaría nuestra potencia y lograríamos erradicar la brecha.

Toqué su frente sintiendo que su temperatura estaba bien. Asentí y él me quitó de un manotazo.

—¿Me estás escuchando?

—¿Y tú te escuchas? No sabemos en primera quiénes son como para querer quitarles por la fuerza su poder.

—Nos atacaron.

—Si, también mi tío a nuestros padres y acabaron siendo grandes amigos —puntualicé y gruñó dándome la razón.

—¿Entonces...?

Ambos percibimos un rastro de energía inusual.

Reaccioné antes que él creando un enorme escudo de fuego que nos cubrió de un ataque de tierra.

Bufé cuando vi al chico Geil encima de nosotros. Había liberado un chorro de agua con el fin de aplastarnos, pero Dalai logró alzar sus brazos para absorber todo el ataque utilizando la misma agua para envolver sus extremidades con ella.

El chico se alejó alcanzando el lugar de sus compañeros.

—Son idiotas si han venido a nuestro propio hogar a pelear contra nosotros.

Aunque era un alivio que haya sido cuando no levantamos.

Varios guardias comenzaron a acercarse ante el repentino ruido. Estaban en espera de cualquier movimiento en falso.

Elevé mi mano para evitar que se acercaran de más, esperaban órdenes.

—Solo venimos a avisarles que la bruja Udita está por enfrentarse cara a cara con ustedes.

Bruja Udita... Si se referían a ella con tanta confianza así, quería decir que eran cercanos y sabían muy bien cómo era.

Ni Sophia sabía su nombre.

—¿El ataque fue gratis entonces? —replicó Dalai y una chica sonrió.

—Caro, ¿lo crees así?

LegadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora