Capítulo 52|Aceptación.

51 12 0
                                    

POV Dalai.

Le di otro golpe al costal y solté una gran bocanada de aire. Había estado practicando por dos horas seguidas que comenzaba a agobiarme.

Chisté y pegué otro golpe, uno del que salió hielo negro como astillas al saco de boxeo. Sacudí mi cabeza y toqué mis mejillas para concentrarme, hasta que alguien carraspeó detrás de mí.

Me giré y vi a Vesta acercarse alzando una manzana que lanzó y atrapé enseguida.

—Dudo mucho que mi alimentación te tenga preocupada —musité dándole una mordida.

Era cierto, y lo decía debido a que eran las cuatro de la madrugada. La creí dormida al igual que al resto, aunque era evidente que tampoco podía conciliarlo.

Me miró fijamente y rodé los ojos negándome a verla.

—Dalai, habla conmigo.

Dejé la manzana sobre una silla y continué dando golpes.

Solté un bufido cuando hizo girar el concreto para verla como ella quería. A veces se me olvidaba que podía hacer eso.

—Desde lo de la última reliquia actúas... diferente.

—Bien, es sólo que parece que me siento frustrado por no poder proteger a quienes me importan —solté y ella suspiró—. Si bien no tengo relación con Ethan pero es familia. Némesis confiaba en nosotros y dejaron caer el cuerpo de su hermana como si no valiera nada. ¿Qué sigue? ¿La gente seguirá perdiendo a su familia?

—Dalai...

—Me frustra no tener familia —mascullé y apreté mis ojos, negando—. Lo siento, sí la tengo. No quiero perderlos. Todos ustedes parecen estar perdiendo algo cada segundo.

Ella se acercó y chisté.

—Ni siquiera pude decirle algo a Némesis por su pérdida. Es que todo... ¡ah! —me revolví el cabello desesperado—. ¿Por qué no te afecta? Parece como si omitieras el hecho de que quizá nosotros escribimos la historia sin querer, o que muy probablemente era nuestra oportunidad de reescribirla y no hicimos nada. Ethan se sacrificó por su familia; por nosotros.

—Sí que lo entendí, pero todo hubiera acabado si lo impedíamos —se acercó más a mi poniendo una mano en mi cabeza y otra en mi pecho—. ¿Puedes relajarte?

—Nada está escrito. La última reliquia ni siquiera dijo nada cuando se materializó —dije alzando el reloj de arena—. Me he estado matando con todo esto —apunté al libro, la daga y al dije— y no pasa nada. ¿Qué tal si nos equivocamos?

Inhalé hondo cuando Vesta sonrió casi a fuerzas sin mostrar sus dientes, comprendiendo como me sentía, entonces ahí comencé a relajarme.

—Lo siento, me agobio —musité y ella le dio dos palmadas a mi pecho antes de apartarse—. Pero no soy el único.

—Es normal no saber que decirle a Némesis. Todo lo que nos decían entraba y salía tan rápido lo escucharas. Está teniendo su duelo y es respetable.

—¿Qué tal si tiene su duelo como Scott? —musité y hubo un silencio que no quise persistiera—. Él estuvo tan obsesionado con regresarlos y le costó su libertad.

—Él perdió a su familia. Perdió a su hermana, a la mujer que siempre amó, a su cuñado y a un hermano para él —explicó ella sacando algo de su bolsillo: una foto—. Entonces comprendí que aunque ya no estén, lo haces por ellos.

Alcé una ceja al ver a sus tíos y madre en una foto, se veían jóvenes y... completamente ajenos a todo el mundo de la magia y agencias. Recordé la foto de navidad que logramos rescatar de todos ellos juntos y sonreí comprendiendo su punto.

—Ethan me aseguró que jamás se arrepentiría de lo que hizo —expresó guardando la foto—. Las decisiones que tomemos ahora no serán para arrepentirse, y así como él, o como mis padres; no voy a mirar atrás.

Caminó hasta las reliquias. Pude ver esa mirada en ella que indicaba que estaba analizando toda la situación, siempre la hacía en la junta de reyes que teníamos, así que supe de inmediato que estaba concentrada.

Nada había pasado con las reliquias, no brillaron al completarse y nosotros teníamos que pedirles parar a Udita; tener nuestro deseo. Ni siquiera sentía su energía para canalizarla, era como si fuesen simples objetos.

—Dominamos el manto plateado porque sabemos que es utilizando nuestras nuevas habilidades. Él mismo nos protege de hechizos y criaturas mágicas, estoy segura que podemos darle lucha a su manto dorado —aseguró y apretó los labios—. Por otro lado...

—Si descubrimos cómo utilizar las reliquias y vuelve a protegerse con su manto como la última vez habrá sido en vano —completé llegando a la misma conclusión—. Udita tiene... el poder de la estrella misma que la hizo aparecer en el mundo físico. Las reliquias fueron creadas para detener los elementos. Lo que quiero decir es que, la estrella le concedió tanto poder que ni siquiera pudo con ella —agregué rascándome la cabeza—. Lo que lleva a nuestra duda número tres.

—Almas —aseguró Vesta—. Tu padre dijo que si no entendíamos eso no sería suficiente sólo con las reliquias.

—"Cuando no abres tu mente y poder ante eso, no eres capaz de ver lo que siempre está ahí" —dije imitando la voz de papá—. Comprendo que el poder ya lo entendimos, sino no habríamos podido utilizar el manto, lo que significa que el problema es nuestra mente.

—¿Veremos a nuestros padres, ah? —sonrió para sí misma—. Tenemos que esforzarnos por saltar este obstáculo.

Giré de nuevo a las reliquias.

—Angélica entendía muy bien eso y por ello pudo usar la energía de las reliquias —aseguré—. ¿Qué crees que nos falte?

—Bueno, la única persona que alguna vez sintió que alguien estaba ahí, fue Allen —comentó Vesta y chasqueé los dedos.

—Él comentó que aunque no la vio, la sintió el día que habló con Angélica —proseguí—. Nosotros lo vimos aquella vez. Es el único.

Nos miramos y asentimos a la vez.

•••

—Solo sentí que estaba ahí —respondió tras toser un poco. Aún estaba adolorido por la batalla.

—¿Entiendes que si tuvieras los elementos, tú la hubieras visto aquella vez? —interrogó Vesta acercando su torso a él.

Estábamos sentados en las sillas de la mesa de una edificio abandonado. Ya me estaba cansando de escondernos cada que podíamos. Las opciones se volvían limitadas.

Allen procesó todo, cuando realizó una mueca, supe de inmediato que algo estaba analizando.

—Puede que... la sentí al hablar con Angélica sobre el porqué April hizo lo que hizo. Tuve una resignación y comprendí su razón de morir.

Vesta se enderezó sobre su asiento y se aclaró la garganta.

Todo lo que había pasado a lo largo de la historia eran debido a los sacrificios que la gente hacía. Angélica sacrificó a su hermana por el bien de la humanidad, incluso se despojó de sus propios poderes por ello. Flavina murió por los elementos y su agencia, para derrotar a su propio padre. Laryna se fue también, deseando proteger a los brujos existentes y esperando que Finn pudiera volver a vivir su vida. April se sacrificó por todo el mundo y... por un demonio... Luego nuestros padres; ellos se fueron por su gente y por nosotros.

¿No comprendíamos todo nuestro poder... porque no asimilábamos o entendíamos la razón por la que nuestros padres se fueron?

—Sufrí mucho en silencio, hasta que recordar ya no dolía —aseguró él.

Toqué mi pecho recordando todo lo qué pasó aquel día. Cada que lo recordaba aún dolía. Lo que significaba que...

No podíamos completar esto porque nos daba miedo volverlos a ver.

LegadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora