Capitulo 3

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OFF se despertó solo, como siempre. Apartó las sábanas y gimió ligeramente mientras se sentaba, poniéndose una mano en la cabeza para evitar que le latiera. Sentía como si hubiera pasado la noche bebiendo, pero no era por eso. Cada vez que caía dormido, el rostro de Gun seguía mostrándose tras sus párpados; y no siempre era sólo su rostro. Durante toda la noche, una y otra vez, su mente seguía pensando en lo que querría hacerle a su joven camarero, y no importaba las veces que se dijera que Gun era demasiado joven para él, su mente y su cuerpo no lo escuchaban.

Saliendo de la cama, se levantó y fue hasta el cuarto de baño descalzo. Abriendo el espejo del baño, agarró el bote de crema de afeitar y se echó un poco un la mano. Manteniéndolo en la mano, se quedó mirando a su reflejo. Cuando cerró los ojos, la cara de Gun apareció frente a él, y la mano con la crema de afeitar bajó. Off siseó cuando la fría espuma envolvió su hombría, y la apretó entre los dedos. Aún con los ojos cerrados, dio rienda suelta a las imágenes que habían rondado su cabeza durante toda la noche. Casi podía sentir su tacto y comenzó a acariciarse lentamente, sus dedos trabajaban sobre su miembro y sus caderas se movieron suavemente. La imagen se agachó frente a él, y de repente su mano estaba en los labios de Gun, su erección desaparecía en su caliente y húmeda garganta, y Off escuchó el eco de un gemido que no pareció ser suyo.

El Gun imaginario hizo un ruidito con su garganta mientras rodeaba su pene, y en su mente, Off bajó la mirada mientras Gun comenzaba a acariciarse a sí mismo. El ruido y la excitación aumentaron. Casi podía escuchar como rebotaba en las paredes mientras aumentaba la velocidad de sus caderas, embistiendo en su mano, que ahora que se había convertido en Gun. El ruidito de su cabeza se volvió más alto, e incrementó la presión. En su mente, Gun lo estaba engullendo fuerte y profundo, y Off creyó que iba a perder el equilibrio. En lugar de eso, casi empezó a flotar, su imaginación y sus endorfinas lo llevaron a un viaje que era demasiado bueno para ser cierto.

Casi podía sentir el pelo de Gun entre los dedos cuando le temblaron las caderas y embistió profundamente en la boca del chico. Su cuerpo reaccionó violentamente, sus testículos se elevaron, le temblaron las rodillas, y le latió la cabeza cuando sintió como su liberación comenzaba desde los dedos de sus pies y salía disparada de su ser, los muros hicieron eco de sus gritos.

El Gun de su mente desapareció, y abrió los ojos lentamente, mirando hacia el suelo. Estaba hecho un auténtico desastre. Tenía espuma de afeitar por toda la ingle, las manos cubiertas de semen y espuma, la alfombra del baño estaba llena de manchas, apenas podía tenerse en pie, y ni que decir sobre ver doble. Retrocediendo, se apoyó contra la pared y dejó caer la mano, respirando pesadamente. Dios, había pensado que se sentiría mejor, pero no era así. Tenía que parar esta obsesión con Gun. De alguna forma, de alguna manera, tenía que acabar. Podía despedirlo, pero le haría sentir más que bajo. ¿Por qué iba a tener Gun que sufrir por no poder mantenerse él mismo bajo control? No, tendría que apañárselas. Alejándose de la pared, alcanzó una toalla pequeña y comenzó a limpiarse. Cuando acabó, la enrolló con la alfombra y las tiró en el bombo de la ropa sucia antes de afeitarse apropiadamente y lavarse los dientes.

Saliendo del baño, se vistió y fue a la cocina, se sirvió una taza de café -dios bendiga al inventor de los temporizadores- y salió hacia los escalones de la puerta principal para recoger el periódico. Se sentó en la mesa de la cocina, sorbiendo su café y leyendo hasta que llegó la hora de ir al trabajo. Por primera vez desde que había contratado a Gun, tenía la mente tranquila e impasible.

Terminando su ritual de cada mañana, dejó la taza en el fregadero y tiró el periódico al cubo para reciclar. Abrió la puerta principal, salió y corrió por el camino de entrada, evitando las gotas de lluvia mientras se introducía en el coche y se alejaba conduciendo.

RECETA DE AMOR [Finalizado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora